ESPERANDO LA CARROZA
Enviado por chuchi_1997 • 29 de Octubre de 2014 • 1.453 Palabras (6 Páginas) • 445 Visitas
Esperando la carroza y la cultura popular
Vamos al cine y nos encontramos entre una larga lista de 'tanques' norteamericanos con la versión remasterizada de Esperando la carroza, film clásico de la comedia argentina si los hay. Esto nos lleva a preguntarnos el porqué del reestreno teniendo en cuenta que el antecedente más cercano fue la segunda parte de la película en 2009 y no tuvo éxito alguno, siendo duramente criticada. Cuando nos percatamos que hace más de dos semanas que se estrenó (25 de Octubre de 2012) y que en el último fin de semana estuvo en el puesto nº7 de las más vistas (Fuente Ultracine) , nos damos cuenta que no se trata de un fracaso comercial sino que por el contrario, el público parece haber reaccionado favorablemente. Volvemos a preguntarnos entonces qué tiene este texto de la cultura de masas que atrae a tantos espectadores.
Para contestar a esta pregunta que va a guiar nuestro análisis, debemos primero contextualizar la obra. Esperando la carroza, dirigida por Alejandro Doria, se estrena en 1985 y está basada en la obra de teatro uruguaya de 1962, de Jacobo Langsner y en la adaptación televisiva que fue transmitida en el ciclo Alta Comedia de canal 9 en la década del setenta. Otro antecedente es el film “La nona” de 1979 en donde también se disfraza un hombre de abuela.
La película cuenta la historia de una familia integrada por una anciana (Mamá Cora) interpretada por Antonio Gasalla, madre de tres hijos varones y una mujer. Todo transcurre en un domingo familiar, los tres hermanos junto a sus mujeres, se pelean por quien se lleva a vivir a la abuela a su casa, no queriendo ninguno ceder. En medio de la secuencia Mamá Cora sale y no la encuentran. Hacen la denuncia en la comisaría y tras una equivocación la dan por muerta. Empieza el velorio dejando en evidencia muchas situaciones cotidianas de la relación entre los vecinos y familiares. Finalmente se dan cuenta que están velando a otra mujer (la húngara) y en una situación confusa y cómica, la abuela aparece.
Ahora sí, podemos considerar como primera hipótesis que el éxito de esta película radica en el intento de recrear “la voz popular” como la entiende Pablo Alabarces cuando refiriéndose a Cortázar, dice que el habla es popular y es creatividad, y por lo tanto, recrearla es también creatividad . Y lo hace a partir de mostrar la relación de tensión entre cultura popular y cultura de elite. Decimos esto ya que para autores como Bajtin, Ginzburg, Hall y Martín Barbero no es posible pensar la cultura popular sino es en relación con la cultura dominante. Si la cultura de elite se caracteriza por la delicadeza, el silencio, tranquilidad, el lenguaje apropiado; el film recurre a la exacerbación, al griterío, al tumulto de gente, a las groserías.
Con lo anterior, quedaría implícito que Esperando la carroza es un producto creado desde la cultura dominante, y siguiendo a Hall podemos agregar que es la industria cultural la que organiza y reorganiza la cultura popular .
En este sentido, se vuelve necesario dar cuenta más detalladamente de los mecanismos que usa el film para mostrar la oralidad popular. En primera instancia observamos, y en relación a lo que Bajtín denomina realismo grotesco, un vocabulario grosero y los insultos entre los personajes. Uno de los momentos en donde podemos dar cuenta lo dicho es cuando Matilde, al pasar un llamado a su madre, califica de manera despectiva a quién está del otro lado del teléfono. Como así también, es evidente la utilización de blasfemias, sarcasmo e ironías. Aunque, quizás, lo más enlazado con este realismo grotesco del que habla el autor, puede estar relacionado con el trato al tema de la muerte: los falsos llantos, la hipocresía, la poca importancia al cuerpo muerto. Como por ejemplo cuando piden que saquen por la ventana al cajón donde se encontraba la húngara.
Hay un carácter verbal típico de las groserías en la comunicación familiar carnavalesca del que habla Bajtín, que se retoman en la película y adquieren un valor cómico y ambivalente. Podría decirse, continuando desde este autor, que se retoma el lenguaje familiar y lo convierten, en cierto modo, “en receptáculo donde se acumularon las expresiones verbales prohibidas y eliminadas de la comunicación oficial” .
Continuando con los elementos
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