El Absurdo En El Teatro

El teatro del absurdo en el cine: de las tablas al celuloide.

Ana María Bermúdez Londoño

Comunicación Audiovisual y Multimedia

Formación Sociohumanística II

2015

Durante las décadas de 1940, 50 y 60, dramaturgos estadounidenses y europeos encontraron una nueva forma de narrar, y se consolidó un nuevo lenguaje en medio de tramas carentes de significado, diálogos repetitivos y secuencias que parecen sacados de una pesadilla frenética, que aluden a un ambiente onírico en el que la realidad y la imaginación se confunden constantemente.

Según Martín Esslin, la idea de este tipo de teatro era “ofrecer un nuevo lenguaje, con nuevas ideas y una nueva y vital filosofía destinada a transformar a no muy largo plazo, los modos de pensar y sentir del vasto público”

Teatro del Absurdo: contexto histórico.

Las guerras mundiales que tuvieron lugar durante el siglo XX fueron el impulso para que mentes creativas y con una mirada crítica hacia la sociedad que se desmoronaba cada vez a una velocidad más vertiginosa pudieran empezar a mostrar su inconformidad y sus cuestionamientos a través del arte. A mediados de la primera década del siglo y especialmente al finalizar la Primera Guerra Mundial, el surrealismo surge como una respuesta a este primer gran conflicto internacional, y como una crítica a la sociedad burguesa y al consumismo desmedido de los años 20 que era percibida por esta nueva ola de artistas como la causante de la Gran Guerra.

Al estudiar el momento en el que surge el teatro del absurdo, a simple vista podemos vislumbrar que a nivel global imperaba un sentimiento de desolación, de total desesperanza y una decepción inmensa en torno a modelos establecidos. La posguerra tenía asoladas poblaciones anteriormente prósperas, la crisis del 29 también aportó su cuota, y el pesimismo que siguió la segunda guerra mundial fue la cereza del pastel para una sociedad que estaba harta y sin ninguna confianza en el futuro; la gente constantemente se pregunta si en realidad algo tiene sentido. Especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, nada parece tenerlo, y en consonancia con esto, aparece una narrativa que se cuestiona, se plantea un mundo paralelo en el que la coherencia y el lenguaje como medio comunicativo pasan a un segundo plano y carecen de importancia narrativa.

Uno de los grandes ejes narrativos del absurdo, es la pérdida de significancia del lenguaje, pasando a un segundo plano y convirtiéndose en un elemento que más que narrar, confunde, distorsiona los argumentos y desconcierta al espectador. Durante los años 50 los medios de comunicación tuvieron un crecimiento abrumador, y con un objeto primordial de vender un producto (bien sea material o ideológico) el lenguaje se convirtió en un mero elemento promocional, modificado al antojo de quienes lo usaban, convirtiéndose en un arma de venta que manipulaba el pensamiento general.

En la actualidad, estas tendencias que en ese momento eran incipientes, han tenido un desarrollo importante y de manera exponencial creciendo en conjunto con las tecnologías de la información y la comunicación, y especialmente gracias a la internet y a un sistema televisivo masivo con un apogeo especial en las décadas de los 90 y 2000. El lenguaje como tal ha ido perdiendo importancia, siendo una de las características más reconocibles de este tipo de narrativa del absurdo, y como lo expresaba Esslin en su obra “...el locuaz ataque de los massmedia, de la prensa y la publicidad, el hombre se hace cada vez más escéptico hacia el lenguaje. Los ciudadanos de países totalitarios conocen perfectamente el doble sentido de lo que se les dice, que está desprovisto de significación real. Se habitúan a leer entre líneas”

A partir la década del 90 se empieza a vislumbrar en el cine una nueva forma de comedia, y a pesar de que el objeto del absurdo no es hacer reír, este nuevo cine es un guiño a ese teatro

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