El Narco Corrido

Los corridos han existido desde la época de la revolución. Estos se encargaban de contar las travesías de los forajidos, ladrones y/o héroes de aquellos tiempos. Narraciones de los actos que protagonizaban y que promovían su valentía, la cual gritaban a los cuatro vientos. A través de los años, los corridos se han adaptado a los tiempos modernos, su transformación ha sido mínima, ya que sigue la tradición de narrar la historia de un personaje o personajes al cual se le hace ver como una especie de héroe del pueblo.

Gracias al surgimiento de la popularidad del “Narco” dentro de los medios masivos de comunicación, los corridos han brotado al por mayor. Algunos narrando de una manera superficial las hazañas de estos criminales, hasta otros que llegan a describir con lujo de detalle los delitos que con gran orgullo a mucha honra dicen haber cometido. Es aquí donde debemos reflexionar si el llamado “Narco corrido” es una apología al crimen o un simple medio de libertad de expresión. ¿Dónde está la línea que divide glorificar el delito y el poder expresarse sin ser objeto de persecución?.

Para poder llegar a un punto definitivo, debemos pasar por los diversos temas que abarca esta problemática. Empezando con el origen del género del corrido, su transformación a través de los años, la influencia del narcotráfico en ellos, el mensaje que estos transmiten y lo que el gobierno planea hacer al respecto.

“Desde el siglo XVII se tiene conocimiento de la existencia de coplas de carácter satírico que eran cantadas, por y para el pueblo en plazas públicas. Los corridos han formado parte de la tradición mexicana, sobre todo en el norte del país por más de un siglo. En las piezas, las cuales se basan en valses y polkas, el canto es acompañado por acordeones e instrumentos de viento. La revolución Mexicana, entre 1910 y 1917 produjo cientos de corridos sobre figuras legendarias como Pancho Villa y Emiliano Zapata.”

Pero es en los años 70’s que el corrido toma un giro y se convierte en el Narco corrido. Esto sucede con la ayuda del grupo Los Tigres del Norte. Grupo clave en ese género por los últimos 30 años. Los cuales han escrito un gran número de canciones que no son tan directas en cuanto a las referencias de algún personaje del narcotráfico, pero al leer entre líneas, cuentan la historia que asemeja la vida de un gran capo o de un cartel de la droga. Esto se ve reflejado, ya que el poder o el status de fama al que llegan los criminales es gracias a las peticiones que estos llegan hacer a los grupos norteños para que los inmortalicen con algún corrido a cambio de protección y/o grandes sumas de dinero

Si bien, usamos un modo psicológico para analizar esto, se puede ver como un complejo del pobre que se hizo rico y el cual como forma de retribuir, da hacia los pobres. Podemos ponerlo como un Neo Robin Hood. Por ende, la influencia de los delincuentes en los corridos se da de esta manera, siendo esto un tipo de relación o identificación que muestran con la clase obrera, la gente de pueblo, la gente humilde.

El mensaje que este género transmite es muy simple de percibir. Los capos de los cárteles son enaltecidos. Las letras de los temas los proyectan como hombres con poder, valientes, rudos, bondadosos, astutos y temerarios. Lo que los hace una mezcla de bandido mafioso con héroe de historieta, o tal vez de la talla de Robin Hood y Jesse James. A su vez, en cada testimonio merodea un misticismo de verdad y mentira que es generado por el creador de la canción, ya que muchas veces no se sabe si existen tales personajes.

El protagonista del narcocorrido es dotado con ciertas cualidades que a la comunidad le siguen pareciendo

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