El orden de los sucesos que llevan a la conducta

comienzos como rama de la filosofía, la psicología se ha establecido como una ciencia independiente. Como el de todas las ciencias, su objeto es reducir los fenómenos a causa y efecto. Cuando el método experimental llegó a ser la influencia dominante en el pensamiento psicológico, el objeto de la psicología se desplazó en forma gradual de la mente a la conducta. Debido a que se ha comprobado que el método de observar la conducta es más fructífero que el discutir sobre la mente y, al mismo tiempo, que es más útil para la aplicación práctica, trataremos de lo que los hombres hacen y por qué lo hacen, mejor que entrar en prolijas discusiones sobre la estructura de la mente y el concomienzos como rama de la filosofía, la psicología se ha establecido como una ciencia independiente. Como el de todas las ciencias, su objeto es reducir los fenómenos a causa y efecto. Cuando el método experimental llegó a ser la influencia dominante en el pensamiento psicológico, el objeto de la psicología se desplazó en forma gradual de la mente a la conducta. Debido a que se ha comprobado que el método de observar la conducta es más fructífero que el discutir sobre la mente y, al mismo tiempo, que es más útil para la aplicación práctica, trataremos de lo que los hombres hacen y por qué lo hacen, mejor que entrar en prolijas discusiones sobre la estructura de la mente y el conocimiento. La conducta del hombre y su adaptación al mundo será nuestro objeto de estudio general. Cómo se comporte en la escena industrial como obrero, como ser social y como miembro de una comunidad, será nuestro objeto de estudio concreto.

El orden de los sucesos que llevan a la conducta.

La primera suposición que se hace un psicólogo al enfrentarse con su problema es que la conducta es causada. Esto significa que no se puede juzgar ni culpar a una persona por sus acciones, puesto que de hacerlo así habría de suponerse que dicha persona podría haber obrado de forma distinta. La causalidad implica que un individuo dado en una situación dada tiene que procede como lo hace. Al obrar así, sin embargo, la persona puede experimentar desagrado, y esta experiencia puede modificarle de tal forma que no quiera repetir la acción. Si nuestros reproches le impiden la repetición de una acción indeseable, la censura tiene su valor, pero más se adelantaría si comprendiéramos que al censurar a una persona estamos intentando evitar una repetición más que castigar la conducta anterior.

Si aceptamos el principio de la causalidad, resulta que en los hechos antecedentes y no en las realizaciones descansan las razones de una clase determinada de conducta. Los hechos antecedentes son formas de estímulo, que cuando se aplican a la persona conducen a la conducía. Determinan también la forma de reaccionar de la naturaleza del individuo y de su organismo en el momento de recibir el es- tímulo. La acción o la conducta resultantes son la respuesta del organismo a alguna forma de estímulo. Con la conducta, el hombre puede salvar la dificultad, pero esta realización es el resultado de la conducta y no la razón de ella. La fórmula siguiente describe el proceso causal:

Estímulo—»Organismo—» Conducta —»Realización.

De acuerdo con esta fórmula, vemos que el estímulo actúa sobre el organismo, dando lugar a la conducta. Así, un alfiler aplicado a una persona la hace saltar. Saltando se aparta del alfiler, y esta evasión es una realización. Decir que la persona saltó porque quería apartarse del alfiler, es contrario a la realidad. Sabido es que el salto para apartarse del pinchazo es una respuesta a la energía nerviosa puesta en libertad por el alfiler, y que esta energía se transmite a los músculos que se contraen y dan lugar al salto. La energía nerviosa alcanza también al cerebro, dando lugar a la experimentación de dolor. Nosotros creemos, por consiguiente, que el mismo pinchazo es la causa al mismo tiempo del salto y del dolor. En realidad, saltamos

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