Ensayo sobre Patoaventuras
Enviado por Alvaro Marrocco • 12 de Octubre de 2018 • Ensayo • 701 Palabras (3 Páginas) • 188 Visitas
Para leer a Rico McPato y sus aventuras
Por Alvaro Marrocco
En la década del ’70, dos teóricos de la comunicación, escribieron un libro llamado Para leer al Pato Donald (1972), Ariel Dorfman, (argentino-chileno) exiliado de la dictadura pinochetista y Armand Mattelart (Belga), quienes se propusieron analizar las historietas publicadas por Walt Disney para el mercado latinoamericano desde una mirada anticapitalista. El ensayo sirve como pieza de estudio para que todo periodista curioso empiece a preguntarse ¿Qué hay detrás de las producciones culturales de la factoría Disney?
Uno de los dibujos animados que trabajan estos investigadores es Rico McPato y sus aventuras, todo un clásico para los niños. El dibujito cuenta como a través de expediciones por todo el globo terráqueo buscando tesoros ocultos, va mostrando habitantes de regiones inexploradas, ocultas y oscuras. Si bien, los fines por los cuales Tío Rico, emprendía esos viajes son para llenar su bóveda de dinero, lo interesante radica en ver como caracterizan a las tribus y nativos que allí habitan.
Oscuros sujetos, adornados de huesos en sus cabezas y collares de dientes sobre sus cuellos. Siempre se los mostraba hambrientos revolviendo con grandes cucharas de madera un caldero presto al hervor, o bien atizando brazas sobre gigantes parrillas a la espera de algún explorador perdido. El desenlace siempre era el mismo, de alguna u otra forma, Rico McPato y sus sobrinos, lograban escapar, ya sea, desamarrándose las cuerdas, rompiendo la jaula de bambú en la que yacían o bien, gracias a la ayuda de Joe Mc Quack, quien acudía en su rescate a segundos de ser devorados por estos salvajes.
Ahora, Disney no fue el único que hizo caracterizaciones estereotipadas de nativos de indias y habitantes de tribus salvajes. En otras épocas, dos ensayistas como Voltaire (1964 -1778) y Michel de Montagine (1533–1592), en sus expediciones de viajes también se ocuparon de construir estereotipos negativos de las tribus de otras latitudes.
Voltaire en el Siglo XVII, en su texto Candido o el optimista (1759), en uno de sus capítulos llamado, Que fue de los dos viajeros con dos muchachas, dos monos y los salvajes llamados orejones, elabora un retrato bastante capcioso sobre estos salvajes habitantes de tierras extrañas, quienes entre sus costumbres, tenían la rara afición de comer carne humana, más aún -dice el propio autor- si eran jesuitas. Contra estos servidores de la iglesia había una especial delectación.
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