“FISIQUOTIDIANÍA, LA FÍSICA DE LA VIDA COTIDIANA”
Enviado por paulatr98 • 29 de Noviembre de 2013 • 1.822 Palabras (8 Páginas) • 316 Visitas
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“FISIQUOTIDIANÍA, LA FÍSICA DE LA VIDA COTIDIANA”,
UNA ALTERNATIVA PARA LA ENSEÑANZA DE LA FÍSICA
1. INTRODUCCIÓN
1.1 DIAGNÓSTICO SITUACIONAL
No cabe duda que son muchos los factores que inciden en el progresivo descenso de alumnos
en las carreras universitarias de ciencias, así como en la modalidad de Bachillerato científicotecnológica
de los Institutos de Educación Secundaria.
La mayoría de los profesores coincidirá conmigo en que la asignatura de Física y Química es
la que presenta mayor dificultad, porque además de conocer los contenidos específicos de la
disciplina, hay que dominar con soltura abundantes contenidos de matemáticas, lo que dificulta
enormemente su proceso de enseñanza y aprendizaje. Pero además, hay otros factores que
avalan la dificultad de esta materia, tales como: grado de abstracción que requiere su aprendizaje,
terminología y simbología específica, estrategias originales y creativas en la resolución
de los problemas, forma en que se imparte, adecuación de los contenidos al nivel evolutivo
del alumno, distribución adecuada de los contenidos en las distintas niveles educativos, número
de horas semanales, etc. (Gutiérrez Pérez, 2008).
Para no complicar el debate, no introduzco ni la problemática disciplinar en las aulas, ni el
desinterés de los alumnos por aprender, ni la contracultura que nos venden los medios de comunicación,
ni la crisis de valores de la sociedad actual, donde lo importante es tener y no ser.
No digamos, las deficientes relaciones existentes entre padres y profesores, que en nada beneficia
al proceso de enseñanza aprendizaje de sus hijos, así como el desinterés de la mayoría de
los padres por dicho proceso. No cabe duda que la influencia de estos otros factores es significativa,
pero al influir en todas las materias del currículum, no los analizaré (Gutiérrez Pérez,
2008).
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Este progresivo descenso de alumnos puede tener graves consecuencias, en todo los países
desarrollados, porque no sólo nuestro país necesita titulados universitarios de Ciencias y muchos
investigadores para los próximos años, sino también el resto de los países de nuestro
entorno cultural. Además, en España, puede provocar desplazamientos forzosos de algunos
profesores de secundaria, con toda la problemática personal que eso genera.
Pero ante esta grave situación no nos podemos quedar en el lamento, ya que todos somos corresponsables
de la misma, en mayor o menor grado, y debemos reaccionar con una buena
dosis de autocrítica para intentar zanjar esta conflictiva situación, que aún no ha tocado fondo,
y que, como hemos dicho, no sólo afecta a España, sino a Europa y al resto de los países desarrollados.
Esta crisis de la enseñanza de las ciencias en la educación secundaria, curiosamente
es mucho mayor en los países industrializados que en los que están en vías de desarrollo
(Fourez, 2002; Sjoberg, 2003).
Por todo ello, y centrándonos en lo que podemos hacer los profesores desde nuestra aula, como
cuestión previa ruego que se reflexione sobre la siguiente pregunta: ¿Es lógico que enseñemos
la física y química como nos la enseñaron a nosotros, con los mismos medios, contenidos
y metodología? Desde luego, parece un anacronismo, y lo es, pero es la pura y cruda realidad,
ya que la mayoría de nosotros usamos tiza y pizarra y en raras ocasiones algo más, los
contenidos poco han variado de los que nos enseñaron y no digamos la metodología, que es
un fiel reflejo de la que se viene usando desde principios del siglo pasado (Gutiérrez Pérez,
2008).
Parece muy fuerte lo que estoy diciendo y realmente lo es, pero los cambios de actitud en las
personas sólo se producen cuando entramos en contradicción entre lo que pensamos y lo que
vivimos. Por todo ello, siendo consciente de que no hay una forma perfecta de enseñar ciencia,
no pretendo decirle a nadie como debe dar sus clases, ni afirmar que hay una fórmula mágica
para resolver todos los problemas de aprendizaje de las ciencias, en general, y de la física
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y química, en particular. Lo que si intento es que el profesorado de Física y Química se cuestione
si puede hacer otras cosas diferentes de las que está haciendo, para al menos paliar esta
grave situación. Para ello, os invito a practicar la investigación en la acción para ir aplicando a
cada grupo de alumnos las técnicas de aprendizaje que más se ajustan a ellos (Gutiérrez Pérez,
2008).
Por último, resulta bastante decepcionante que las propias Universidades Españolas no hayan
reaccionado ante esta situación, ofertando a sus alumnos, algunos de los cuales serán profesores
en el futuro, la posibilidad de optar por asignaturas de libre configuración relacionadas
con la Física de la vida cotidiana. Sólo la Universidad Politécnica de Madrid, la E.U.I.T. Industrial
ofrece una asignatura de libre configuración que se llama “Física de la vida cotidiana”.
Espero que la nueva revisión de los planes de estudios universitarios solucione esta sorprendente
anomalía.
1.2 ¿QUÉ CIENCIA DEBEMOS ENSEÑAR?
Esta pregunta es clave y para responderla debemos cuestionarnos ¿para qué es relevante la
ciencia escolar? Las respuestas a esta pregunta pueden ser muy variadas: ciencia útil para la
vida cotidiana, para ejercer la ciudadanía, para proseguir estudios posteriores, para conseguir
un empleo, para ser científico o ingeniero, etc. La respuesta que demos a esta pregunta es
también muy importante para establecer los fundamentos y el diseño del currículo escolar de
ciencias y se relaciona con otra pregunta clave: ¿quién decide lo que es relevante en la ciencia
escolar? (Acevedo Díaz, 2004).
Sobre esta cuestión, Fensham (2000) señala que muchos científicos académicos y bastantes
profesores de ciencias de todos los niveles educativos consideran que la ciencia escolar adquiere
su relevancia cuando sirve a la preparación del alumnado para cursos superiores; es
decir, cuando cumple con la finalidad propedéutica. Frente a ello, el propio Fensham subraya
también que una respuesta alternativa sería la de una enseñanza de las ciencias destinada a
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promover una ciencia escolar más válida y útil para personas que, como ciudadanos responsables,
tendrán que tomar
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