Hcer Pelis Es Como Tocar Guitarra

En estos últimos cien años se ha transformado nuestro régimen de visión. No es que veamos mejor, vemos distinto. O sea recordamos distinto, fantaseamos, soñamos distinto.

Primero la pintura, luego la fotografía, después el cine, el cine sonoro, el color, la televisión, la televisión a color, el video, el soporte digital y ahora la alta definición.

Este largo refinamiento tecnológico desplazó el proceso de construcción de la imagen, desde la mano al ojo y desde el ojo al cerebro.

Se desacredita la mano. Aparece la mirada.

El paso de lo analógico a lo digital instaura una ruptura trascendental. El paso desde el soporte químico al soporte digital permite ( ¿ obliga ? ) contar el mundo de una manera menos pretenciosa. Es decir, hace posible que cada vez más personas puedan narrar sus experiencias a otras muchas más personas,

Entendida la experiencia y la narración como una unidad irreductible, es decir entendiendo que no hay acontecimiento si este no se cuenta, que las cosas no son como son sino como se las recuerda, podríamos decir que las nuevas tecnologías audiovisuales abren hoy la posibilidad de que millones de personas alejadas de la actividad artística, que dedican su tiempo a trabajar en múltiples actividades distintas a la actividad artística, puedan, en sus horas libres, en sus tiempos de recreación, registrar y narrar acontecimientos, contar sus propias experiencias, contarse a si mismos, es decir producirse e inventarse desde una perspectiva más humana.

Las prácticas creativas, liberadas de aspiración a la gloria y de temor a la crítica, que realizan estos usuarios audiovisuales que podemos ver en plazas, parques de entretención, centros turísticos, matrimonios, bautizos y fiestas familiares, han logrado crear infinitas nuevas operaciones y sistemas de combinación y representación que están modificando las estructuras formales de los géneros, rompiendo el orden lógico de las cosas, poniendo en duda gustos, estableciendo nuevos modelos de negocios, costumbres y morales ya asentadas.

Estamos viviendo, creo yo, uno de los procesos más determinantes del arte contemporáneo y la transformación mas radical que haya sufrido el cine: la disolución del concepto de autor, la ruptura de la barrera que separa a autores y espectadores y con ello la democratización y la humanización del cine.

El modo como se comportan hoy las artes audiovisuales – atravesadas por nuevas tecnologías, nuevas éticas, nuevos modelos de financiamiento y distribución, nuevos proyectos políticos, nuevos comportamientos de los espectadores – está deteriorando cada vez mas la vieja obsesión del arte industrial de que todos tengan el gusto de unos pocos e impulsando, al mismo tiempo, que el público masivo insista en satisfacer sus propios deseos apropiándose de una actividad que parecía no pertenecerles: producir sus propias películas. El uso cada vez más masivo de cámaras fotográficas digitales, cámaras de video y teléfonos celulares, la persistencia inquietante de youtube y múltiples otras transformaciones en proceso de elaboración permanente, instalan una pregunta molesta:

¿ el arte, es realmente una actividad de especialistas o lo puede

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