Karen llora en un bus Feminismo y política

Valentina Hernández Díaz

Análisis de la película

Karen llora en un bus

Feminismo y política

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“El patriarcado no hace sino reforzar las divisiones binarias entre hombres y mujeres, donde se parte del supuesto de que los primeros tienen poder y son quienes explotan y las segundas, sin poder, son explotadas, “ignorando las relaciones complejas y móviles entre su materialidad histórica en el nivel de las opresiones específicas y las oposiciones políticas”.

Mohanty (1997, 38)

Lo que se muestra en la película Karen llora en un bus, es la fiel muestra de lo que viven miles de mujeres en Latinoamérica. Sin embargo, sería muy sencillo culpar al hombre por lo que suelen hacer con las mujeres desde tiempos muy lejanos, pero esto no es más que un rezago del patriarcado por el que hemos vivido en occidente desde que tenemos memoria. Tal y como afirma Gutmann han sido cuatro las entradas y los usos de la masculinidad que conduce a su propia construcción, la primera de ellas es la identidad masculina, la segunda es la hombría, la tercera es la virilidad y por último los roles masculinos. De esta manera es que Núñez, en la lectura de Nuevas Masculinidades, se atreve a afirmar que el problema no son precisamente los hombres, sino que dada una estructura profunda de masculinidad subyacente transcultural y transhistórica se han venido repitiendo los patrones por evitar ser mujer o ser femenino ratificando de esta manera los roles que se presentan en las sociedades occidentales hoy por hoy; e incluso, esto ha dado camino a que algunos intérpretes del feminismo hayan caído en un punto de querer repetir la identidad masculina para tener poder, ya que el hombre siempre ha estado asociado a él, y de esta manera “igualarse” a todo lo que hace y piensa el hombre.

Tal y como se muestra en la película, el hombre es el que ha logrado tener conocimiento científico valorado, ha logrado obtener un trabajo bien remunerado que le brinda poder y prestigio, es el que permanentemente se ha convertido en el sostén del hogar con una esposa ama de casa para ratificar su rol de masculinidad, es el que ha logrado “llegar lejos”. Esto no es más que una muestra de lo que el patriarcado ha dejado en la sociedad actual, e incluso se puede notar cómo ha influido la crianza en hacer que este tome fuerza y se repita hasta estos tiempos. La madre de Karen es una mujer que ratifica el rol femenino y masculino del hogar, dejando claro que la mujer es básicamente un amuleto que debe acompañar siempre al hombre por cuestiones del “destino”. Como bien afirma Kimmel, “la masculinidad se aprende en el proceso de socialización con sus agentes (familia, escuela, pares, medios de comunicación, el estado, el trabajo, entre otros)”, y esto ya es un proceso natural y muy arraigado en sociedades como las Latinoamericanas. Y dado esto en la lectura de Nuevas Masculinidades, afirman que el rol masculino no es sino existe el rol femenino, y viceversa. Por lo tanto, el papel de la mamá de Karen es esencial para seguir repitiendo el patrón del patriarcado, pero esto no es culpa de ella, sino que esto viene desde hace muchos años.

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