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La Censura En "Fresa Y Chocolate"


Enviado por   •  6 de Marzo de 2015  •  2.418 Palabras (10 Páginas)  •  600 Visitas

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LA CENSURA EN FRESA Y CHOCOLATE

El director cubano Tomás Gutiérrez Alea que revolucionó su país con Fresa y chocolate, una película que no solo critica los prejuicios, tabúes e incomprensiones contra a los homosexuales, sino frente a todo aquel que es diferente. Durante la película, se muestra una relación de amistad que se desarrolla a partir de un rechazo y una paulatina superación de la intolerancia y de la incomprensión.

Se convirtió en la primera película cubana nominada a los Oscars de la academia para la mejor película extranjera. Nunca antes una película cubana había tenido tanto éxito como Fresa y chocolate, los cines se abarrotaron y las funciones fueron interrumpidas en numerosas ocasiones por las ovaciones de la gente.

Se estrena en 1994, década en la que el mundo experimentó una serie de acontecimientos drásticos: la caída del Muro de Berlín, la reunificación de las dos Alemanias y el estallido interno de la Unión Soviética. Tras la caída de la Unión Soviética, los partidos comunistas sufrieron transformaciones y divisiones en todo el mundo; Cuba permaneció como un solitario baluarte del comunismo en América, aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en su débil economía. La revolución del 1959 fue conducida por jóvenes revolucionarios que no pertenecían al Partido Comunista, pero éste se convirtió en fuerza hegemónica en la medida en que la economía del país se hacía cada vez más dependiente de la Unión Soviética, en gran parte debido al bloqueo económico que estableció Estados Unidos.

Con el triunfo de la Revolución, Alea tiene 31 años, ya con experiencia como cineasta aunque aún no había realizado ningún largometraje, va a ser uno de los fundadores del cine cubano. En un principio el Gobierno crea instituciones públicas, estables, entre ellas el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica. El cine va a ser muy combativo, politizado, pero con el paso del tiempo las situaciones cambian.

Y tras esta introducción de la película, daré comienzo al tema a tratar; la censura.

Fresa y Chocolate recorrió las salas de toda la isla, obtuvo los mayores premios nacionales y la simpatía del público, a pesar de lo cual la televisión cubana la mantuvo censurada durante 2 décadas. Es una película crítica, pero que fue tolerada a regañadientes, y la muestra de ello es que no recibió gran cobertura de prensa, casi no apareció ni en los periódicos ni en la radio.

Para defender a la Revolución, se censuraba en los medios, por cualquier motivo y en cualquier circunstancia, películas, documentales o noticiarios nacionales, en los que se expresaran opiniones y criterios diferentes quedaban supervisados bajo un único punto de vista oficial.

La cinta se conecta con el actual debate, el cual empezó rechazando la represión homofóbica de los 70. Luego la polémica tocó, entre otros puntos, la censura en la televisión de películas cubanas que han tratado con sentido crítico la situación del país en los últimos 20 años.

Comienzo ya a analizar como se manifiesta en la película, la censura cubana. He seleccionando una serie escenas en las que encuentro una mayor aparición de las numerosas desaprobaciones que existen en Cuba, por parte del régimen castrista.

Y ya en los primeros cuatro minutos de la película, se da a conocer, cuando David mira por la ventana, uno de los sistemas controladores que el régimen tiene para tener controlada a la población. El cártel que se encuentra es del CDR, el Comité de Defensa de la Revolución, estructura controlada por el estado, que además de su labor social, ejerce la principal misión de vigilar y controlar la vida tanto pública como privada de todos los vecinos. Algunos consideran que los comités actúan como una “policía secreta” o “espías del gobierno, que garantizan la subsistencia del sistema comunista”.

Comités divididos por barrios, y como se observa en la imagen, es el número 20, y en cada uno existe un libro llamado “Registro de Dirección”, donde deben ser anotadas todas las personas que residan en ese distrito, y ante cualquier cambio deben avisar, y si a un ciudadano le parece fuera de lo común, debe denunciarlo. Aunque nuestro protagonista no tiene nada que temer, pero la sensación de observación no siempre es agradable, y más en un momento de intimidad en el que ambos personajes se encuentran.

Detención cabe el primer encuentro de los dos protagonistas en la heladería Coppelia, lugar donde se conocen Diego y David. Este último está marcado por los esquemas y la ortodoxia de los principios, lleno de prejuicios contra los homosexuales y con un cierto interés por la literatura. Un día, sentado en la heladería, comiéndose un helado de chocolate, conoce a Diego un homosexual que ama el arte y le ofrece libros prohibidos de Mario Vargas Llosa, Severo Sarduy y Goytisolo. Todos apoyaron en un principio la revolución, pero tras El Caso Padilla tomaron cierta distancia. Para más inri, Sarduy y Goytisolo comparten las mismas tendencias sexuales, y esto no esta aceptado por el régimen cubano, tema torno al que gira toda la película; la política de represión contra los homosexuales, postura que muchos defendieron en una época no tan lejana.

Aprovecha niño ¿dónde vas a encontrar esos libros?, con esta pregunta Diego revela la verdadera cara del gobierno, la constitución cubana reconoce la libertad de expresión pero solo si esta va conforme a “los fines de la sociedad comunista”, los propios medios estatales se encuentran bajo supervisión ideológica, no cualquier libro, revista o periódico están aprobados por el gobierno. Y finaliza con; Capté, solo puedes leer los libros que te autorizan en la juventud, claramente se evidencia la postura de la política castrista, la que apoya David incondicionalmente ya que se rige con el máximo cuidado por este sistema que censura cualquier obra de cualquier autor considerado “antirrevolucionario”, como ocurre en el caso de los autores mencionados. Además, posteriormente, tenemos una escena en la que David aparece con un amigo suyo de las juventudes; Miguel, al que le cuenta su encuentro con Diego y persiste en la idea de censura literaria; primero me enseñó unos libros extranjeros imposibles de conseguir en la calle.

La escena en la que David llega por primera vez a la guarida, casa de Diego a la que le da este nombre particular, vemos la reacción de sorpresa y de curiosidad de este personaje al encontrarse con un espacio tan saturado de imágenes, en el que no solo aparecen símbolos de la Revolución, también elementos afrocubanos. Es una especie de homenaje a todo lo cubano, y entre estos objetos encontramos

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