La Estética Del Hambre Y Sus Fines

La estética del hambre y sus fines

Todo este movimiento del Cinema Novo y sus intencionalidades políticas, tiene a mi parecer los siguientes fines. Primero, como explica claramente Glauber Rocha, pretende evidenciar la verdadera imagen de la realidad latinoamericana, alejada de ese maquillaje primermundista que aplica el cine latinoamericano o bien el cine extranjero en temáticas latinoamericanas...mostrar desde una perspectiva local el sentir y el vivir social. Segundo, pretende, según mi interpretación, una lucha no sólo a nivel cinematográfico, sino también a nivel comunicacional masivo en general, porque con sus filmes está enviando el mensaje a los medios de que la pobreza no es ni folclórica ni natural de nuestros países, sino, por el contrario, es una cuestión social que merece ser tratada y mostrada de forma diferente, con seriedad, con reflexión, con propuesta.

Respecto a ese maquillaje primermundista, que abusa de la “perfecta forma de vida” de la clase social alta y que presenta a la clase social baja como sumida en una maldición “del más allá”, pero ni modo muchas veces más feliz, ya que muchos creen lo que también dice mi absurda compatriota y psicóloga, Pilar Sordo: “ser feliz es una decisión que hay que tomar todos los días, que no depende de las condiciones de vida que uno tenga, sino de la actitud con la cual enfrentar los problemas (…)”. Así, los y las pobres latinoamericanos, venden la muy comercial imagen de la pobreza folclórica o, bien, la también comercial y más aún conveniente imagen de la pobreza extraterrestre, es decir, no existente en nuestra realidad, no existente en ¡nuestro planeta!

Muy paradójicamente, mientras los llamados países desarrollados, cultivan su humanidad con lágrimas provocadas por el tipo de cine comercial, morboso y sensacionalista; los otros países, llamados subdesarrollados, cultivan su engaño con imágenes prototípicas del paraíso terrenal (casas lujosas, electrodomésticos por doquier, empleados para poder “por fin” mandar, etc.). El mismo engaño que también se alimenta de la negación cultural, de las profesiones netamente lucrativas, de la invisibilización de la propia realidad socio-económica, del entretenimiento hueco y del distanciamiento de la política, si acaso de un absurdo acercamiento a la politiquería, entre otros.

Por todo esto, cualquier forma de visibilización de la realidad social, económica y cultural de nuestro pueblo latinoamericano, por parte del cine, es una lucha política contra la industria del cine norteamericano y/o europeo y contra nuestros propios medios de comunicación que pretenden manipular la realidad con el fin de hegemonizar la verdad y los anhelos de la sociedad, en favorecimiento de “los que también lloran”.

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