La Fuerza Discursiva De Laura Esquivel En La Película Como Agua Para Chocolate.

La fuerza discursiva de Laura Esquivel

Por José Palacios y Román

Toda mi vida he sabido quien es Alfonso Arau, vivió siendo joven en el mismo edificio que mi familia en la colonia Roma, lo recuerdo haciendo pareja cómica con Sergio Corona en los primeros programas de la televisión mexicana. Actor que se convierte en un director con búsqueda: Caltzonzin Inspector, por ejemplo, película rodada en Michoacán y teniendo como personajes a los famosos de RIUS. Por lo anterior no me es ajeno.

Considero que la realización de Agua para chocolate, ha sido un acontecimiento en la vasta producción mexicana. El acierto se despliega en varios planos. Que la autora de la novela; Laura Esquivel, haya construido el guión. Que la cuidadosa fotografía traslade al espectador a un momento de nuestra historia y que las ambientaciones sean respetadas para crear un espacio intemporal donde la emoción hace eco. La dirección actoral a partir de un magnífico elenco permite penetrar en ese mundo mágico y reforzar la trama de manera convincente. En definitiva esta película es un hito en la cinematografía nacional.

Pero la cualidad de Agua para chocolate, serían irrelevante, si no tomamos en cuenta sus características discursivas al plantear desafíos a las convenciones de una sociedad que se arraiga a sus tradiciones para reprimir y en el trasfondo está la Revolución Mexicana.

Como las buenas realizaciones los detalles están cuidados y nada es gratuito, pongo por ejemplo la escena del pésame a la viuda madre, con el cuerpo presente del padre, donde se puede observar a un grupo de masones que se acercan al féretro para la despedida, como los ritos de esa sociedad. Pero el simbolismo está presente en el juego con los cerillos y el fuego de la pasión y a la vez con la purificación y en muchos momentos.

La trama se va hilvanando a través de una historia bien contada donde el nudo del drama como cuando el amado hace concesiones, pero la razón es porque encuentra en la fórmula de casarse con la hermana la forma para estar cerca de la amada, algo que encontramos en la literatura anterior como es el caso de Standhal, que para conquistar a la amada hay que seducir a la hermana.

De manera que la madre frustrada, con amores prohibidos; las hijas convertidas en objetos manejables y la anulación de la voz femenina, permite que el desenlace tome una ruta inesperada donde el dominio y despotismo debe ceder a los nuevos retos y por ende los personajes femeninos toman cartas de naturalización con sus propias necesidades: Gertrudis se hace revolucionaria; Tita logra realizar su acto de libertad; Rosaura finalmente se revela ante la imposición; Y todo el contexto sucede en ese reducto tan acogedor que es la cocina donde está el fuego, el “fogar”

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