La Televisión De Comida: Criminales Con Cucharas

El hombre a mi lado en el gimnasio miraba a Paula Deen en la pantalla de la televisión montada en frente de su bicicleta estacionaria. Mientras ella estaba creando una cazuela con sus ingredientes distintivos, me notó viendo la pantalla.

—Ay, Paula—suspiró, sonriendo.—Mantequilla, torcino, crema . . . esas cosas no son para nosotros, ¿verdad?

Por supuesto que no. Hay que admitir que aunque no siempre como saludablemente, la idea de combinar tantas comidas prohibidas en un plato me parece inconcebible dado todos los mensajes acerca de grasa, sal, y carne rojo. No es que sea tan virtuosa o dedicada, pero no quiero deshacer todo el trabajo que pongo en ejercicio—por no hablar del tiempo que se necesitaría para preparar tal comida. Supongo que la mayoría de mis compañeros del gimnasio estarían de acuerdo, pero desde el comentario de mi prójimo, he notado a muchas otras personas que hacen ejercicio mientras ven programas como “Paula Deen,” “Road Food,” o “Cupcake Wars.”

Me parecía raro al principio, pero ahora tengo una teoría. Si tenemos tantos mensajes acerca de comer saludable que ahora hay “la policía de la comida,” los actos de comer y preparar platos prohibidos con gusto y sin vergüenza es un tipo de crimen. Y nos gusta ver programas acerca de los criminales, nos fascinan las personas que hacen mal y rompen las reglas. Considera, por ejemplo, todos los programas de crímenes reales o televisión de realidad en que los protagonistas hagan tonterías: nunca pensaríamos en seguir su ejemplo, pero por alguna razón nos satisface verlos. Por cierto, Paula Deen y sus homólogos parecen simpáticos y amables, y no queremos que los castigen. De hecho, es muy fácil admirarlos. Como un tipo de antihéroe, desacatan las reglas de las cuales no podemos olvidarnos.

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