“La casa de la fuerza” - Angélica Liddell

“La casa de la fuerza” - Angélica Liddell

En este texto, Angélica Liddell, nos muestra diferentes puntos de vista a la hora de pensar en las mujeres. Es una confesión que nos hace cuestionarnos diferentes valores.

En primer lugar, cuestiona el concepto de soledad, ese sentimiento que, tengamos lo que tengamos, como humanos vamos a experimentar. Por ejemplo, mientras pensaba cómo orientar esta idea en el comentario, estaba en el metro de vuelta a casa y me iba fijando en si las personas entraban solas o acompañadas. Para mi sorpresa, no sé si se debía a que a las tres de la tarde la gente no hace planes, pero la mayoría de las personas iban solas. Además, aquellos que iban solos llevaban auriculares, igual que estaba haciendo yo. Como si al ir solos necesitásemos una música que compusiera la banda sonora que no llenaba un acompañante. En mi caso, el aleatorio había decidido ponerme “Mi reflejo” de la película Mulán cuyo estribillo me decía: “Hoy no reconocí a quién vi frente a mí, mi reflejo no mostró quién soy en verdad” así que fue cuando me vi sola, reflejada en el cristal de los asientos de en frente cuando pensé: “Qué ganas de llegar a casa y ver a mi familia” y sin embargo, cuando llegué y no había nadie, de nuevo sola, sentí un pequeño vacío que posteriormente llené con 'Anatomía de Grey'. Todo esto me llevó a pensar en una de las citas que más me marcó del texto de Angélica: “Amar tanto para morir tan solos”, una cita que en ese momento vi con ojos diferentes al día en el que me leí el texto en la biblioteca al lado de mis mejores amigas. Y es que al final, nacemos y morimos solo, lo demás es ruido de fondo, ruido que Angélica en esta obra convierte en música por completo.

Y con esta reflexión, realmente comprendí, obviamente desde un punto de vista diferente y externo, pues me siento realmente afortunada con mi vida y la gente que tengo en ella, pero comprendí, aunque sea un poquito más, qué debe sentir una mujer maltratada, constantemente en busca de un cariño que nunca llega, con un vacío que les lleva a confesar, como al personaje de Lola en la página 42 del texto: “Voy a la calle a matarme un poquito... son momentos en los que muero de necesidad, de que me abracen, de sentir a alguien al lado, de sentir calor...”. Entonces, una vez comprendí un poco más la intención y el punto de vista que iba a mostrar el texto en muchas mujeres, comencé a fijarme en uno de los elementos fundamentales para ayudar a relatar esta historia: las canciones.  

En primer lugar, la canción de “Rata de dos patas” presenta una letra donde se ve un perfil de mujer, que después de haber sufrido, está dolida y cansada de aguantar a los hombres, y los infravalora por completo, señalando que cualquier bicho rastrero, es mejor que ellos. Creo que la autora ha elegido esta canción para presentar a una mujer luchadora, que no puede más, sin embargo, la letra no muestra un final, es decir, nos deja ver la opinión de la cantante, pero no sabemos si finalmente deja al hombre, o se queja de él pero siguen juntos. Es decir, es como un constante, “Soy consciente de lo perjudicial que eres para mí pero... aquí sigo”.

Además, de este perfil, con otra canción llamada “Ne me quitte pas”, donde el francés nos muestra a una mujer solitaria, que canta suplicando sola un “No me dejes”, acompañado de promesas tan denigrantes como la que se hace al final de la canción, donde ella promete ocultarse para poder verle bailar y sonreír, lo cual es triste, y creo que es la idea que Liddell quiere transmitir, esa idea que tienen muchas mujeres maltratadas de que son ellas las que deben renunciar a lo que quieren para suplir los deseos del hombre, cuando deberían concebir un perfil de mujer totalmente opuesto, que valorara sus deseos al igual, o incluso dándoles prioridad a los del hombre.

Considero que es importante mencionar, que al ser este texto una confesión, sus personajes presentan un proceso de transformación, es decir, se puede ver un desarrollo en ellos durante la narración. Por ejemplo, pienso que hay varias canciones, como la anteriormente mencionada, “Ne me quitte pas” o “Muñeca de trapo” donde se aprecia a la mujer de forma más 'sumisa', y sin embargo, quizás yo hubiese añadido al final de la obra una canción donde se apreciara un perfil de mujer que no solo aparece consciente y cansada de su situación, como la de “Rata de dos patas”, si no que actuara, que cogiera las riendas de su dolor y le pusiera fin a su historia. Aunque bien es cierto que en la página 118, comienza la parte “Pongo mi espíritu” donde sí que se ve esa transformación, ese avance y esa evolución de una mujer vulnerable, a una mujer que llega a tal punto de odio y de rabia, que habla de tener sexo con sus propios hijos, pues considera que así, creará hombres débiles, lo cual es una idea contradictoria, pues quiere acabar con el hombre como bestia, a raíz de asociarlo a la mujer, convirtiéndolo así en débil, por tanto, denigra la figura de la mujer en cierto modo igualmente.

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