La película "La vida escolar" y Paulo Freire
Enviado por guillaume61 • 22 de Octubre de 2022 • Trabajo • 3.597 Palabras (15 Páginas) • 168 Visitas
Trabajo práctico nro. 1: La vida escolar (2019)
Fecha de entrega: 6 de octubre de 2022
Requisitos para la entrega: el trabajo es grupal (máximo 5 alumnos); debe presentarse en un folio, con una carátula, escrito en computadora, en formato Word (tamaño del papel A4, fuente Times New Roman, tamaño 12, interlineado 1,5, páginas numeradas, márgenes justificados).
1. Completar los siguientes datos de la ficha técnica de la película
Título original del film: La vie scolaire
Lugar y año de filmación: Francia, 2019
Director/es: Mehdi Idir / Grand Corps Malade (alias de Fabien Marsaud)
Género: Comedia dramática
Actores principales : Zita Hanrot, Soufiane Guerrab, Alban Ivanov, Moussa Mansaly, Liam Pierron
2. ¿Es posible señalar algún tipo de vínculo entre los análisis de Paulo Freire (en Pedagogía del oprimido, capítulo 2) y la película? Identifique en qué personajes, escenas o diálogos del film se ilustran los supuestos de la educación bancaria y los de la educación problematizadora.
- Si, hay un vínculo directo entre el texto de Freire y la película analizada, y es que ambas obras tienen como núcleo el rol de la escuela, los docentes y el sistema educativo en general, inmersos en un contexto de profunda desigualdad social e injusticia.
En ambas subyace el planteo crítico hacia el rol meramente de “contención” estática y de “domesticación” de los alumnos (educandos) de la escuela tradicional frente al rol transformador y de liberación que debe tener un sistema educativo humanístico. Es la diferencia que plantea Freire entre el modelo de educación “bancario” (donde el docente “deposita” y ·transfiere” contenidos a un alumno ignorante, dócil y pasivo) y el “problematizante” (donde el educador aprende “junto” con el educando apostando a un proceso creativo, de acción y reflexión).
En la película podemos ver ejemplos de ambos modelos: la concepción “bancaria” tiene su máxima expresión en las escenas de las clases de historia, cuando el profesor “narra” su visión de la historia y ante la falta de interés de los alumnos, los obliga a escribir en base a lo que él les va dictando. Se da la relación que Freire describe como un “sujeto” (el educador) y unos “objetos” pasivos (los educandos), con el fin de que “memoricen” fechas y nombres que para los alumnos tiene un significado absolutamente vacío e incomprensible.
La concepción “problematizadora” aparece, entras otras escenas, en el desarrollo de las clases de música. Allí las dificultades del aprendizaje son enfrentadas por el profesor mediante un proceso creativo, de diálogo entre educador y educandos, que confía en la capacidad y en la libertad de los alumnos. En particular de uno de ellos que a partir del interés por el rap y el hip-hop (géneros que no estaban en el programa escolar) termina armonizando al conjunto y contagiándoles su interés por la clase. Como señala Freire, en casos así, el educador y los educandos “aprenden” juntos, se enriquecen.
3. Describan y evalúen el modo de relacionarse con las normas (y sostener la autoridad) que tienen los siguientes personajes: Samia Zibra; Messaoud Boufarra; el profesor de música; el preceptor (monitor) Dylan.
- La consejera Samia Zibra intenta aplicar y hacer respetar las normas de la escuela. Frecuentemente tiene que sancionar, pero siempre trata que esas sanciones no sean extremas ni excesivamente duras, sino que funcionen como advertencias al alumno para que este no reitere la inconducta. Peca de cierto idealismo o desconocimiento de la situación social ya que es una recién llegada a la región. Pero sostiene su autoridad en base al diálogo y a la comprensión. Y a la escucha de los problemas. Es, en ese sentido, el personaje que mejor expresa la idea de Freire de un educador que mientras educa también es educado, aprende. Es muy ilustrativa la escena en la que sanciona a un alumno por “robar” unos bollos de pan en el comedor mientras sirve su plato. Es sancionado por indisciplina, cree la consejera que es la típica competencia entre alumnos a ver quién es el más pícaro en transgredir reglas. Una compañera de ese alumno le revela luego que su sospecha es equivocada: el alumno lleva pan a su casa donde hay otros cinco hijos de un padre ausente, que no alcanzan a completar las comidas necesarias de cada dia.
El profesor Messaoud Boufarra tiene una concepción similar a la de la consejera, pero su conocimiento del ámbito social de sus alumnos es más profundo. Y. por lo tanto, tiene más conciencia de los límites de su tarea, aunque no se resigna. En términos comunes, diríamos que tiene “más calle” que la consejera. Y por eso mismo puede entablar otro tipo de dialogo con sus alumnos, a veces, más enérgico, más picante, con bromas o con ironías tan filosas como las que recibe, pero sin atravesar nuca el límite del respeto. Es como que les habla de igual a igual sin dejar de ser el profesor. En ello, y en sus explicaciones claras, y su intención de que los alumnos utilicen la educación como herramienta para sus propios futuros, sostiene su autoridad.
En el profesor de música, las normas aparecen más difusas, no están visibles, parece todo más caótico, pero solo en apariencia. Tampoco apela demasiado al diálogo o a la explicación. Es pura acción, así logra que los alumnos que al principio no pueden coordinar dos notas juntas terminen armonizando colectivamente al ritmo de un hip-hop. Su autoridad se funda en la confianza en sus alumnos, en la creatividad que estimula y en la libertad con la que guía todo ese proceso, durante el cual él también aprende. En este caso, sobre ritmos que están fuera de su gustos o preferencias.
El Preceptor Dylan es la contracara de los personajes descriptos anteriormente. En teoría representa la autoridad tradicional: (esto se hace; esto no) y la aplicación de castigos, correctivos. Pero su autoridad se basa solo en su cargo, está vacía de contenido y creatividad. Y la ejerce, simulando ser “compinche” del alumnado, con prácticas negativas como la de aplicar castigos humillantes (escribir una misma frase ridículas 100 veces en un pizarrón o cuaderno), hacer chistes discriminatorios que los alumnos deben soportar sin gracia, o directamente violando las propias normas al eximir a un alumno de sanciones a cambio de dinero o drogas.
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