La selva de los suicidas
Enviado por jonan • 30 de Octubre de 2012 • 539 Palabras (3 Páginas) • 438 Visitas
La selva de los suicidas - versos 1-30
La escena del canto XIII, immginada por William Blake.
Dante y Virgilio, pasado el Flegetonte gracias a la ayuda del centauro Neso, se encuentran en un bosque tenebroso. No hay camino (veremos después que eso se debe al nacimiento casual de las plantas y al hecho de que tener que hacerse camino entre los árboles sea parte de la condena de los derrochadores) y Dante evoca el siniestro lugar con una famosa tercina:
No verdes frondas, mas de color oscuro,
no rectas ramas, sino nudosas y enredadas,
no había frutas, sino espinas venenosas.
vv. 4-6
Dante da mayor precisión a la descripción con una similitud: las casas entre Cecina y Corneto (es decir Maremma) de aquellas bestias que odian los terrenos cultivados no son en comparación así de espesas y con vegetación tan áspera. Aqui, dice el poeta, las Harpías (las "tétricas" Harpías, que echaron con funestos presagios a los troyanos de Estrofadas, en un episodio del III libro de la Eneida) hacen sus nidos: ellas, describe el poeta, tienen cuerpo de pájaro y cabeza humana, y emiten extraños lamentos. La descripción de las Harpías es más bien estática y ellas no cumplen ninguna acción directa en el canto: Dante las escucha y las ve, pero habla como si las estuviese describiendo sin verlas.
Virgilio, antes de entrar en el bosque, recuerda a Dante que están en el segundo giro del VII círculo, aquel de los violentos contra sí mismos, al cual seguirá el de los violentos contra Dios y contra la naturaleza. Además, el guía dice a Dante de ver bien, que verá cosas que no creeria si le fuesen contadas.
De hecho, Dante nota como se escuchan lamentos sin ver a nadie, lo que le hace pensar que son almas escondidas entre el bosque. Virgilio le lee el pensamiento y lo invita a truncar una rama de una planta para que su idea sea refutada ("la idea que tienes verás que es errada", v. 30). Inicia en el verso 25 el estilo enrevesado de figuras retóricas típico de este canto, inspirado en el estilo oficial de las cartas de los funcionarios de Estado como Pier della Vigna que se encontrará dentro de poco.
Este bosque es monstruosamente intricado y el poeta se detiene a describir los detalles más angustiosos para que el lector no imagine el lugar como un bosque agradable: nada de hojas, frutas y flores, y en lugar del canto de los pájaros se sienten solo los gritos de las harpías y los lamentos. No tenemos que imaginar majestuosos árboles de alto tallo, sino árboles secos, nudosos, como hay en Maremma, tan altos que pueden colgar humanos (como será dicho en los versos 106-108).
Es la selva de los violentos contra sí mismos, suicidas y derrochadores, como preanunciado en el esquema del Infierno en el canto XI. Para Dante la violencia contra uno mismo
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