La televisión-complemento
Enviado por hacheypunto • 22 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 273 Visitas
Introducción
Muchas personas han tenido una peculiar relación con la televisión. Algunos han vivido pegados a la pantalla con mil historias que contar, otros han acabado incluso saliendo en ella. En mi caso, mi trato con aquel aparato fue de lo más cambiante y paradójico. Una montaña rusa en la que la televisión ha ocupado tanto lugares tan bajos como un mero accesorio o complemento de mi formación, como los lugares más altos situándose en uno de los grandes ejes de mi vida, hasta convertirse en mi vocación.
Intentando alejarme de una mera enumeración de la dieta televisiva que he tenido a lo largo de mi vida, me gustaría hablar de la relación que he tenido con el medio, lo que me ha aportado y en lo que se ha ido convirtiendo tras una serie de decisiones y momentos clave de mi historia.
La televisión-complemento
El primer recuerdo televisivo que tengo es de la serie mexicana El chavo del ocho. Aunque tengo incluso la imagen mental de cómo la veía tumbado en el suelo con mi hermana, qué hacíamos mientras y demás situaciones, no consigo acertar a qué edad corresponde este recuerdo. Aun así, el propio contenido no creo que explique o ilustre de alguna manera mi relación con el medio, más bien es lo que mi mente relaciona con estos momentos lo que me gustaría tratar.
Como ya he dicho, El chavo del ocho trae consigo una serie de imágenes mentales y recuerdos a mi mente. De entre ellos, el más importante es sin duda el momento concreto en el que acudía a verlo: justo antes de asistir a mis clases de taekwondo.
Resulta curioso que el primer recuerdo televisivo de mi infancia esté relacionado, aunque indirectamente, con el deporte. Desde donde mi memoria alcanza a recordar, la charla que todos mis compañeros- los chicos, aunque resulte un mal tópico- tenían justo antes de entrar a clase era sobre el partido del día anterior, el último fichaje de tal equipo, el golazo del pichichi de turno; del fútbol. Yo nunca participaba en esas conversaciones, ni siquiera era asiduo a estar presente en ellas. Yo no entendía la “obsesión” de mis amigos con aquel deporte. Y es que puedo confesar que en mi casa nunca se veía ni se vio un partido de fútbol. Ello no quiere decir que el deporte no estuviera presente en ella, pero bien es cierto que de escasa manera. Sin embargo, el único contenido deportivo era el que mi padre o yo- aprehendiendo de él- sintonizaba en nuestro televisor. Baloncesto, tenis, balonmano… Todos ellos practicados por mí en algún momento. Pero el deporte rey en nuestro televisor era el taekwondo.
Nadie me obligaba a ver aquellos combates en los que dos taekwondistas peleaban con diferentes petos. Sin embargo, allí estaba yo, plantado frente al televisor observando y reconociendo cada movimiento, cada técnica. Es curioso que acabara acudiendo a ver aquellas emisiones justo en el mismo momento en el que dedicaba gran parte de mi tiempo a practicar ese deporte. Es por eso que me aventuro a determinar que había una especie de relación entre los contenidos que veía y las actividades que desempeñaba en mi día a día: una televisión complemento.
Llegar a esa conclusión simplemente por aquella coincidencia parece un poco precipitado. Sin embargo, no es el único caso en el que haya una correspondencia entre mis actividades y la televisión por la que mostraba interés. Pocos años después de entrar en el grupo de competidores de taekwondo de mi ciudad natal, recuerdo otro contenido que marcó mucho otro cambio en mi vida: El conciertazo de Tve2. Como cada domingo, en mi familia era costumbre desayunar todos
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