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Las industrias culturales y la maza


Enviado por   •  14 de Junio de 2016  •  Ensayo  •  2.444 Palabras (10 Páginas)  •  364 Visitas

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La maza contra las industrias culturales: canción de Silvio Rodríguez analizada por la teoría crítica de la escuela de Frankfurt

Introducción

En tiempos donde la industria musical se comienza a expandir (o ya lo hizo) de manera abrumadora: los mercados musicales no se limitan ya a territorios en concreto sino que tienen un alcance mundial en menos de un día y la tecnología, entre ella el internet, ha ayudado solemnemente a consolidar las industrias musicales volviéndolas cada vez más y más máquinas productoras de consumo para oyentes o consumidores; no permiten promover el arte desde el otro punto de vista o razón de ser, la espontaneidad y capacidad crítica. No deja apreciar el arte desde su acción simbólica, su crítica a la sociedad, a la ayuda en la memoria colectiva, el arte político, etc.

De esta manera el presente trabajo se concentrará en mostrar brevemente la escuela de Frankfurt y la crítica que hace hacia el capitalismo y las industrias musicales (culturales) y como objetivo principal analizar “La Maza” de Silvio Rodríguez bajo la teoría crítica de esta escuela.

Escuela de Frankfurt y la teoría crítica

La escuela de Frankfurt permite reconfigurar el desarrollo de la antropología en su modo de actuar. Antes de esta, la antropología solía tener funciones descriptivas y de traducción con intenciones que no pasaban de comparaciones y clasificaciones, además era una agencia más del Estado para expandir el colonialismo; durante y a partir de esta la antropología se comienza a ver inmersa en una reflexión mayor acerca de su trabajo, comienza la labor crítica hacia ideas y concepciones del mundo, sus relaciones y de las personas. Se encuentra con una propuesta política donde la cultura también abarca un campo político, el cual era de cierta manera invisibilizado, y entender críticamente a un mundo en constante cambio.

La escuela de Frankfurt surgió y se definió como una crítica a la “teoría tradicional”: al positivismo y al empirismo; dudaba y criticaba las ideas de que el mundo podría conocerse a través de la experiencia, la acumulación de conocimiento, tener una mirada de las personas como objetos en un sentido mecánico, determinista.

La propuesta de esta escuela es la teoría crítica, la cual nos va a permitir una reflexión filosófica y así comprender la esencia de las cosas. Tiene una influencia marxista en la idea de que el capitalismo es un sistema explotador, represor y moldeador que convierte a las personas en consumidores; sin embargo difiere de este con la idea de que el proletariado es el ente salvador, dice que este no puede cumplir este rol por la alienación a través de la realidad y las contradicciones que hay en ella y la subordinación que tienen hacia sus partidos (y estos tienen intereses), por lo que no es el sujeto redentor que el marxismo esperaba según este escuela.

Dos personas importantes en esta escuela e importantes para el análisis en este trabajo son Adorno y Horkheimer. Para ellos el proletariado está conscientemente tan errado como la burguesía debido al sistema de dominación racionalizado que propone el capitalismo, el cual reprime la espontaneidad. Ante esta represión, el arte (en la misma línea que Brecht) surge como ‘herramienta de liberación humana’ por el elemento negativo existente en ella. El elemento negativo del arte es la capacidad crítica que tiene para criticar, valga la redundancia, los sistemas y formas; y por la espontaneidad con la que se produce.

Sin embargo, la tecnología y el capitalismo han producido industrias culturales donde las artes pierden el elemento negativo y los artistas entran a la lógica del mercado. “El mundo entero es conducido a través del filtro de la industria cultural. La vieja experiencia del espectador de cine, que percibe el exterior, la calle, como continuación del espectáculo que acaba de dejar, porque este último quiere precisamente reproducir fielmente el mundo perceptivo de la vida cotidiana, se ha convertido en el hilo conductor de la producción.” (Adorno y Horkheimer 1998: 171).

Así las industrias culturales de la mano del capitalismo han alienado hacia el consumismo, clasificado y constituido a estos consumidores; impidiendo el “arte negativo”, el poder crítico subyacente a ella.

En esta escuela también tenemos a Marcuse que habla de la teoría de la represión donde el humano tiene impulsos e instintos que la sociedad no puede permitir porque no son fines en sí mismos y tiene la necesidad social de reprimirlos. Así la represión va a ser una constante en la construcción de la civilización, sociedades y Estado; donde estos reprimen conductas, sentimientos, etc. para brindar seguridad y para continuar-mejorar la productividad (motivos económicos).

En “el hombre unidimensional”, Marcuse habla del ‘establishment’ donde a través de la represión los ricos y pobres están en el mismo lugar: la asimilación de su posición. Esta posición no se rompe porque las clases trabajadores no requieren romper el sistema que les brinda una serie de satisfacciones materiales. El sistema, entonces, llama a una pasividad inminente en las personas, interfiriendo con sus reflexiones y alienándolos.

El arte negativo y La Maza

Desde finales los sesenta e inicios de los setenta la música Latinoamericana pasó por un proceso de fortalecimiento “con sus cantos de arraigo folklórico y dedicados a la reivindicación de las manifestaciones carentes de espacios de difusión” (López y Malaver en Pérez 2014). A este movimiento de la música se le llamó la Nueva Canción Latinoamericana la cual se caracteriza por “entender la canción como canción revolucionaria, comprometida, política, protesta y arma” (Pérez, 2012).

Dentro de este movimiento latinoamericano aparece la nueva trova cubana comprometida, luchadora y solidaria con los distintos contextos latinoamericanos (comienzo de dictaduras en países del sur,etc.). Dos de los grandes representantes de la trova cubana y de la nueva canción latinoamericana son Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Silvio es “[…] un hombre, un cantor, pero en gira es sobre todo la imagen internacional de la revolución cubana. Por supuesto, todo lo que diga, puede ser usado en contra de Cuba, en cada país al que llega hay buitres esperando algún desliz de disidencia, leyendo entre líneas, interpretando a su amaño sus canciones. Silvio ya no se representa sólo a sí mismo, como cuando empieza a componer; ahora tiene renombre internacional y, quiéralo o no, está hablando por su país” (Godoy, s/f), un cantautor comprometido con la lucha social.

La maza (Anexo 1) fue escrita por Silvio en 1979 y publicada en el disco

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