Lo Que Siempre Pasa En Las Fiestas

Lo que siempre pasa en las fiestas

Los mexicanos nos pintamos solos si de fiestas se trata… Gerardo Gómez Cano nos enlistó de una manera divertida y con su simpático tono norteño, las 10 situaciones típicas de una fiesta. ¿Estás de acuerdo con él?

1.- Nadie llega a la hora. Hay veces que uno llega y nada… Lo único que se oyen son los grillitos. “Cri cri, cri, cri”.

2.- Se cuela un gorrón. Típico que siempre te encuentras a alguien que nadie conoce y ni sabes quién lo invitó. Pero eso sí, ¡bien que le entra a la comida y a la bebida!

3.- Alguien tira un refresco. Pareciera una ley universal o un requisito para que una fiesta tenga validez... ¡será el sereno! En el momento menos indicado, un descuidado tira el vaso de refresco y hace un regadero para ganarse luego la burla de sus amigos que “le echan un montón de carrilla”.

4.- Se hace fila para el baño. Claro, después de tanta bebida de “a grapa”, es lógico que a toda la raza le dé ganas de ir a cada ratito, pero para lograrlo hay que apretar bien porque esos momentos parecen eternos…

5.- Hay un borracho “mala copa”. Hace cada numerito que luego provoca “pena ajena” que ante su necedad y falta de vergüenza sus cuates tienen que ingeniárselas para auxiliarlo y por supuesto, al día siguiente recordarle lo que hizo… ¡Resulta que ya ni se acuerda!

6.- El festejado no disfruta la fiesta. Eso sí que es irónico, pues en vez de que sea el que se la pase “a todo dar” se convierte prácticamente en el sirviente de los invitados. Que si no le piden una servilleta, una cuchara o un encendedor o cualquier otra ocurrencia que lo hace trabajar en su día peor que una hormiguita.

7.- La bebida nunca alcanza. Híjole, de veras que los mexicanos parecemos “barrilitos sin fondo”, mucho más cuando nos están dando todo gratis. Ya en la madrugada siempre pasa que “arman sus vaquitas” para salir a comprar más de tomar… Pero claro, nunca puede faltar el que ya no trae lana, ¡ah¡ pero la sed no se le quita y sigue tomando.

8.- Se queja un vecino. ¿Qué sería de esa fiesta sin ese vecinito quejumbroso que muy indignado reclama que “no puede dormir por el ruidero”, “que él sí trabaja al día siguiente”, “que si no nos calmamos va a tener que hablarle a la policía”… Obvio que uno le jura que le va a hacer caso, pero eso sólo se queda en el intento… “Total ya lo sufriremos nosotros cuando él haga su party”.

9.- Se dañan los muebles. Por supuesto que los que rompieron o quemaron el sillón no tienen el valor de decirlo. Se hacen los disimulados, como si nada hubiera pasado y se van bien tranquilos, pero casi le da a uno el “patatus” cuando descubrimos que esos muebles recién comprados están “más agujerados que una coladera”.

10.-

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