MUSICA CONCIERTO MOVIE
Enviado por asalas7 • 21 de Noviembre de 2013 • 378 Palabras (2 Páginas) • 180 Visitas
Más adelante este divertimento de ínfulas reivindicativas, procura anexarse un buen pellizco de elementos casuales que configuran una dimensión, si bien dramática, de infame verosimilitud. De pronto, lo verdaderamente relevante es la recuperación de un maltrecho honor perdido y la rehabilitación de un lazo familiar que encierra un pasado oculto. Menos mal que consiguen satisfacer con creces esas pinceladas de comedia costumbrista que pergeña la peculiar orquesta en su traslado a París, por momentos dignas de la más chistosa de las road movies: desde el camino a pie hacia el aeropuerto por el arcén de la autovía, hasta la avalancha a la llegada al lujoso hotel parisino, pasando por la confección de los pasaportes a manos de esa impagable familia gitana, minutos antes de embarcar.
Es lo que tienen las películas corales -"pseudocorales", sería más correcto-; por muy heterogéneo, descabalado y disperso que se encuentre el grupo, siempre termina conectándose con una remota carambola que desafía la ley de Murphy, poniendo las cosas en su sitio en el último suspiro. En este caso, el elemento de unión serán esos móviles de contrabando (topicazo sobre "el arte" del negocio judío) que se postulan como el único símbolo de progreso en una sociedad que manifiesta una caducidad insólita y deliberada.
El concierto, películaLos amantes de la música clásica, sobre todo los fervorosos de Chaikovsky y su Concierto de violín y orquesta en Re mayor Op. 35, asignatura pendiente de Filipov, disfrutarán de una redentora secuencia conclusiva que se debe exclusivamente a él. Mientras me dejo deleitar por cada acorde vuelve a rondar por mi cabeza esa idea original que ya terminó de exponer sus ahora confusos argumentos: sí, los judíos fueron masacrados en tiempos pero, la reivindicación de sus derechos en el presente -muy cansina cuando quiere-, tal y como está el patio, no la entiendo muy de recibo. Porque, más que a autocrítica, me huele a autodefensa esa parábola de los músicos como símbolo de un pueblo moribundo, que un buen día se levanta y utiliza el embauque como herramienta para obtener un poder que considera suficiente para legitimar sus desproporcionadas acciones. Me cuesta creer que fuera la precisa identificación que Mihaileanu buscaba con su trabajo; llámenme paranoico o malpensado, pero por más que lo intento no le encuentro otro sentido...
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