Meta-análisis Sobre La Posible Misión De Un Creador Artístico
Enviado por mecenas1 • 28 de Enero de 2012 • 980 Palabras (4 Páginas) • 839 Visitas
Cuando me preguntaron cuál había sido mi mejor recuerdo musical, directamente pensé en algo que rotaba alrededor de mi formación académica; en este caso, mi experiencia más cercana a lo que uno podría interpretar como felicidad fue cuando canté como bajo en el coro para interpretar las Vísperas Solemnes de W.A. Mozart. Fue mi primera experiencia en un coro y cabe notar que fue a los principios de mi educación, donde tenía al alumnado en lo más alto de la cima estudiantil; personas dedicadas, sin vicios, que darían su todo por el amor y fomento de la buena música. Eran momentos en donde muchísimas puertas del conocimiento se me abrían en el maravilloso ámbito de la educación musical formal; todo tenía esa capa de “nuevo y atractivo” (recuerdo que meses después pasó por mi mente dedicarme a cantar en los coros de vez en cuando [tal fue mi apantallamiento al participar en dicha obra]) y me sentía orgulloso de haber luchado todo lo que se necesitó para haber podido estudiar música. Decepciones y decaimientos administrativos así como sociales me alejaron del medio unos años más tarde pero la experiencia aún la atesoro.
Pasan los años y retomé el proceso creativo artístico en la composición musical, hasta el punto donde tuve mi debut en un festival internacional de música (sobre la calidad de la interpretación se hablará en otra ocasión); ciertamente alguien que me conociera pensaría que sin duda este sería el momento cúspide hasta ahora de mi vida musical, pero sorpresivamente yo no me siento así. Hubo felicidad el día del debut? más o menos (interpretación influyó mucho). Al final tuve pensamientos antagónicos a lo ortodoxo y dejé el evento en mi mente como una simple experiencia y no un logro o un avance, cosa que afectó inconscientemente en el acto de crear, no en el proceso ni estilo creativo, muy probablemente influenciado por un comentario de un escucha al que le preguntaron qué le había parecido mi pieza, “No le entendí. . .”; por primera vez consideré esas indirectas palabras como algo despectivo. Había algo mal y no sabía qué era ni cómo abordarlo. Si quería ser un compositor, pensaba, había que hacer algo que fuera entendible para el escucha. Afortunadamente para algunos, pausé mi proceso creativo hasta que fui a estudiar a Morelia, “más vale esperar a tener los conocimientos y herramientas antes de crear algo.”, fue mi línea de pensamiento por varios meses.
Sin embargo, ya en Morelia (y habiendo capacitándome auditivamente) hasta hace unos días, mi maestro me recordó abrir los ojos a lo que en verdad implica el auténtico proceso creativo. El profesor abriome un cajón mental que estaba cerrado bajo llave desde algunos años atrás. Sus palabras circulaban en torno a las siguientes ideas:
“Uno se debe preguntar por qué, para qué y para quién compone”
“En esta época las reglas musicales son elementos de historia de la música; que existan no dice que el
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