Muerte premeditada. Historia y características de los personajes:
Enviado por Charlie Moore • 14 de Octubre de 2015 • Documentos de Investigación • 1.705 Palabras (7 Páginas) • 316 Visitas
Título de la obra: Muerte premeditada.
Historia y características de los personajes:
Juan Carlos: Es un adulto adinerado, que, con el paso del tiempo se percató de que no existía un cariño verdadero por parte de sus familiares, y que el dinero que poseía era la única motivación que éstos encontraban para ir a visitarle de vez en cuando, por lo que ideó un plan para poner a prueba a sus dos sobrinos.
Rosa María: Una adulta que estudió para ser enfermera que dedicó su vida completa al cuidado de Juan Carlos, entregándole además lealtad y compañía, entre otros valores. Totalmente desinteresada por el dinero y siempre preocupada porque todo estuviese en armonía.
Marco Antonio: Un joven que le quitó de las manos a su Tío la empresa, haciendo uso de ella a su antojo, financiando sus gastos personales con el lucro de la misma. Siempre se mantuvo frío y distante, solamente hablaba con él cuando era estrictamente necesario.
Flor María: Una joven que se aprovechaba de su Tío, y que frecuentemente robaba dinero de la cuenta personal de él para saldar sus deudas y sus caprichos. Fingía ser muy cariñosa y atenta con él únicamente cuando necesitaba su ayuda.
Se abre el telón
Primera escena
Se encuentran dos personas en una habitación, una es la enfermera Rosa María que está a cargo de cuidar del enfermo Juan Carlos mientras se encuentra sentada a los pies de la cama del mismo, mientras lo mira cautelosamente para asegurarse de que todo esté en orden, el otro es Juan Carlos quién está acostado a lo largo de la cama y conectado a unos instrumentos médicos porque está en su fase final, a punto de morir.
—Rosa María: ¿Cómo se siente hoy? [Comentó con preocupación que se reflejó en su rostro].
—Juan Carlos: Me siento muy ansioso de empezar el día [Dijo con una sonrisa y con sus ojos brillantes de emoción].
—Rosa María: ¿Va a seguir con su plan…? [Se inclinó levemente hacia él con algo de intriga].
—Juan Carlos: ¡Por supuesto! Estoy decidido [Movió su cabeza en señal de aprobación sin borrar la sonrisa de su rostro].
—Rosa María: ¿Sabe el dolor que va a causar? [Preguntó con seriedad mirándolo fijamente].
—Juan Carlos: Creo que la verdad es mejor que el engaño, ¿no? [Dijo sin inmutarse, con indiferencia].
—Rosa María: No creo poder ayudarle… [Arrugó su frente y negó con su cabeza un par de veces].
—Juan Carlos: Después de estar más de 10 años cuidándome, creo que puedo pedirle un último favor, ¿verdad? [Intentó usar un tono de voz lo más convincentemente posible].
—Rosa María: No creo que sea correcto [Se mantuvo firme y elevó su mentón].
—Juan Carlos: Es la petición de un moribundo… [Dijo alargando la última palabra, al tiempo que se victimizaba frente a Rosa María, tratando de enfatizar rasgos de su rostro lo más vulnerable posible].
—Rosa María: ¡Está bien, avisaré a su familia! [Dio un largo suspiro mientras se encogía de hombros].
—Juan Carlos: ¡Gracielas una vez más!
—Rosa María: [Cogió el teléfono que estaba en el velador de Juan Carlos y marcó el número de los familiares, diciendo en voz alta] ¿Aló?, aló, ¡por favor, vengan! ¡¡El señor está en estado crítico y los quiere ver!
—Familia: ¡Vamos enseguida! Estamos en una reunión pero cuando terminemos iremos.
—Rosa María: Está bien, los esperamos… [Ellos cortaron la llamada, y Rosa María comenzó a arreglar los aparatos médicos, para dirigirse a Juan Carlos y comunicarle lo sucedido] Ya le he avisado a su familia, vienen en camino.
—Juan Carlos: Seguro que primero terminarán de divertirse y luego vendrán [Dijo de forma despectiva y en un tono bastante molesto].
—Rosa María: No sea así. Si quiere, en cambio pues… podría leerle algún libro mientras esperamos a que lleguen, ¿le parece?
—Juan Carlos: Que sea “Crónica de una muerta anunciada”, por favor [Dijo de una manera dramática y burlona, mientras llevaba una de sus manos a su pecho enfatizando lo dicho].
—Rosa María: ¿Se tomará algo en serio alguna vez? [Ladea su cabeza con incomprensión con ambas manos en su cintura para después negar con la cabeza repetidas veces haciendo una mueca en señal de desaprobación].
—Juan Carlos: La vida es muy corta como para tomársela en serio, ¿no cree? [Sonríe de manera sardónica].
—Rosa María: ¡Y se ríe, pues! Usted no tiene remedio [Toma un libro cualquiera de la estantería personal de Juan Carlos y se lo pone a leer haciendo que el enfermo se relaje, y se duerma].
Segunda Escena
Rosa María y Juan Carlos siguen del mismo que antes, a pesar de que él se ha dormido, ella no detiene su lectura debido a que se ha introducido demasiado en la trama del libro. De un momento a otro y después de haberlos hecho esperar bastante, los familiares de Juan Carlos tocan la puerta.
—Rosa María: Despierte, señor, despierte, sus familiares han llegado [Comienza a sacudirlo con delicadeza para despertarlo].
— Juan Carlos: ¿Uhm? [Abre lentamente sus ojos, mirando a todos lados para luego dar un largo bostezo].
Mientras tanto, Rosa María les explica el estado y toda la situación en la que se encuentra el enfermo. Posteriormente se retira de la habitación para que ellos puedan hablar calmadamente y de forma más íntima con su familiar.
—Flor María: Tío querido, lamento tanto que estés hasta el keke… [Dice con una voz apenada, y se acerca más a la cabecera de su Tío, poniendo ambas manos en el borde de la cama].
—Juan Carlos: ¿Por qué no me has venido a ver, eh? [Junta el entrecejo con rencor].
—Flor María: Tío, sabes que dentro de tantas obligaciones, mi carrera, mis viajes, mi vida personal, no me queda tiempo para visitarte siquiera… pero sabes que te quiero mucho [Se encoge de hombros, y mira para abajo].
—Juan Carlos: Pero cuando necesitas algo de mí, siempre vienes. No me vengas con excusas en este momento, menos cuando es una despedida definitiva [Dejó de prestarle atención a Flor María y miró por sobre el hombro de ella, diciendo] ¿Dónde está mi sobrino?
—Marco Antonio: Aquí estoy, Tío, he salido de una importante reunión porque querías hablar conmigo [Se acerca a la cama, pero mantiene una distancia prudente].
—Juan Carlos: ¡Perdona que te haya hecho venir! [Dice con sarcasmo abriendo sus manos, exagerando el gesto y luego suaviza poco a poco su voz diciendo] solamente deseaba despedirme…
—Marco Antonio: Lo sé, Tío, pero tú no tienes la menor idea del trabajo que me da mantener una empresa de forma exitosa [Se cruza de brazos, poco abierto al diálogo].
—Juan Carlos: Claro que lo sé, dediqué toda mi vida a ello, por eso no tuve hijos.
—Marco Antonio: Está bien, Tío, no empieces con tus lamentaciones, ¿eh?
—Juan Carlos: ¡¿Qué?! ¿Lamentaciones? [Dice totalmente indignado por la falta de respeto de su sobrino] Mira, solamente quería verlos y poderles decir adiós, ¡ya estoy por estirar la pata! [Dijo casi sin aliento por haber dicho todo esto con demasiada rapidez].
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