Musica Urbana
Enviado por aaustriaa • 30 de Septiembre de 2012 • 336 Palabras (2 Páginas) • 496 Visitas
a lo había visto pasar algunas veces… bueno,
“algunas” es muy vago. Para ser exacta lo
había visto dos veces. La primera vez yo iba
saliendo de la cafetería, él iba entrando.
La puerta giratoria propició nuestro fugaz
y primer encuentro, mis ojos se clavaron
en los suyos por algunos segundos, y cada
uno siguió su camino.
Después de ese momento caminé a casa pensando
en el chico de la sonrisa perfecta y los ojos verde
esmeralda. Los pocos segundos de nuestro encuentro
fueron suficientes para recordar cada detalle de su mirada…
calma, pacífica y profunda.
Mis pensamientos estaban invadidos con la imagen
de él, mi estómago sentía revoloteos de nerviosismo y
20
emoción, mi corazón latía a mil por hora y no encontraba
una explicación de por qué mis labios no dejaban de sonreír…
sabía que era tonto que un encuentro tan fugaz me
pudiera atrapar tanto.
Sentir este tipo de cosas no va conmigo, nunca fue
parte de mi personalidad. Es por eso que me encontraba
sorprendida de mi reacción. No me considero una chica
normal, con aspiraciones comunes y pensamientos convencionales.
Me ha sido muy difícil encajar en la sociedad, la
gente me mira como si fuera de otro planeta… tal vez tengan
razón.
Crecí en una situación económica privilegiada, en una
mansión de color blanco con enredaderas escalando sobre
sus paredes y un frondoso jardín interminable. En un
principio me era difícil comprender lo que esto significaba.
Lo fui entendiendo con el paso del tiempo al darme cuenta
de que la gente me llegó a tratar diferente al momento
de saber cuál era mi “estrato social”.
Fue entonces cuando conocí la hipocresía, y para ser
franca, no me gustaba nada. Encontraba nauseabundo
cómo las personas fingían interés en algo que yo pudiese
hacer, así fuera lo más absurdo y común del mundo.
Aunque sea poco el tiempo que tienen de conocerme
creo que es importante destacar dos factores que odio en
la vida: uno, que me tengan lástima, y dos, que finjan sentir
algo que no es verdad.
Debido a esto, a la corta edad de seis años decidí
cerrarme al mundo y entregarle la llave de acceso a mis
pensamientos sólo a personas que realmente valieran la
pena. Una de las pocas personas que tiene en
...