Orquesta Juvenil Jesus Castillo

Orquesta Juvenil Jesus Castillo

La Sinfónica Jesús Castillo fue fundada en enero de 1997. Forma parte de la Fundación Música y Juventud.

>Su nombre es en honor al compositor quetzalteco Jesús Castillo, autor de obras como Fiesta de Pájaros.

Cuando se ve a los adolescentes y jóvenes que integran la Orquesta Sinfónica Jesús Castillo, es esperanzador pensar que allí se están formando nuevas generaciones de músicos.

En 1994, Isabel Ciudad-Real viajó a Venezuela para recibir un curso de dirección de orquesta. Allí conoció el movimiento de orquestas de jóvenes en Venezuela y los resultados que había tenido. Se empeñó en establecer uno similar en Guatemala. Habló con José Antonio Abreu, fundador y director del proyecto, quien le ofreció apoyo y asesoría.

El primer paso fue invitar a nueve maestros de ese país que vinieron, con el apoyo de la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, Unesco, el Ministerio de Cultura y Deportes y otras organizaciones, a impartir talleres a cien niños. A raíz del primer seminario, en enero de 1997, se formó la orquesta. Algunos de esos primeros integrantes aún permanecen en la agrupación. Álvaro Reyes, quien tenía entonces 12 años, era de los más pequeños y su silla era de las últimas en la sección de violines segundos. Hoy ocupa el lugar de violín concertino.

Poco después, el maestro Igor Sarmientos asumió el puesto de director. Acababa de regresar de Brasil.

El 4 de abril de 1998 se estableció legalmente la Fundación Música y Juventud para Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles de Guatemala, que es el ente rector de la Jesús Castillo y de otras organizaciones como el Núcleo y Banda Sinfónica de San Raymundo, Guatemala; Orquesta Sinfónica Juvenil de los Altos, Quetzaltenango; Proyecto Corodemia, Coro Nacional de Niños, Coro Nacional de Jóvenes y Orquesta Metropolitana, de la Ciudad de Guatemala.

Fruto de la perseverancia

Los inicios no fueron fáciles. Si bien había entusiasmo, no tenían un lugar dónde reunirse a trabajar. Primero fue en el Conservatorio Nacional de Música, pero por inconvenientes debieron trasladarse al Centro Cultural Universitario. “Siempre andábamos con la orquesta buscando dónde ensayar; nos sacaron del Conservatorio porque algunos maestros se opusieron”, cuenta Reyes, quien asistía con su hermano Sergio, en la actualidad solista al clarinete (en la foto).

Sarmientos recuerda también esta difícil etapa. “En su historia, la orquesta ha pasado por altibajos. A pesar de complicaciones de todo tipo, desde económico, circunstancial, político y sectorial, se continuó con el trabajo”, comenta.

Tal fue su impulso que la agrupación no sólo se mantuvo vigente sino que sus integrantes comenzaron a enseñar teoría de la música y técnica instrumental a más de 150 niños en áreas

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