"Perdidos en Tokio" y el concepto del No Lugar

Perdidos en Tokio

Lugar y No-Lugar

Parte I: Introducción

Perdidos en Tokio se centra en dos personajes provenientes de norte américa, Charlotte y Bob, que por ciertas circunstancias se ven inmersos en la exótica y moderna ciudad de Tokio. Sin embargo, las barreras culturales que experimentan, así como la distinta lengua, la diferencia de ideología y cultura, además de la intimidante imponencia de la ciudad misma, con cerca de 14 millones de habitantes, y con los exuberantes y masivos rascacielos; generan una sensación de desarraigo en los protagonistas, pues al ser un espacio desconocido y difícil de comprender para ellos, no hay vínculos de ningún tipo con este entorno.

Dado lo anterior, se puede decir que estos personajes se encuentran sumidos en un no-lugar, para argumentar esto se describirán ciertos aspectos de la película que se irán relacionando con las características fundamentales del no-lugar

Parte II: Análisis

Movimiento: Se refiere a la atemporalidad de este no-lugar, a esta aceleración del tiempo que tiene que ver de cierta manera con la contracción del espacio, relacionada con la globalización. Esto se presenta muchas veces en la película, cuando los protagonistas caminan por las calles de Tokio, infestada de ciudadanos, sin embargo, pese a recorrerla todo los días, no existe ninguna conexión con ella. Cabe destacar, que en un punto de la película se puede percibir en uno de los protagonistas una cierta pérdida de sentido, pues, mientras camina entre medio del mar de gente, mira los enormes y tecnológicos edificios, siendo aquí donde experimenta de cierto modo una disolución entre realidad y ficción.

No-Identidad: Al encontrarse en esta situación de extrañeza ante este mundo incomprensible, el espacio no se podría considerar como un espacio de identidad para los protagonistas, puesto que se sienten ajenos a él; ni como un espacio relacional, pues las barreras culturales existentes entre ellos (occidentales) y los orientales no se lo permiten, además de tener distinto idioma (el ejemplo más claro), esto se puede ejemplificar en la escena donde Charlotte entra a un templo, donde es evidente la sensibilidad y respeto que presentan los monjes y los japoneses asistentes hacia lo venerado por medio del ritual, sin embargo, más adelante la protagonista nos deja saber que no sintió nada, no tuvo ningún tipo de conexión a la situación - lo que la afecta de sobremanera - al contrario de los orientales que experimentan cierto vínculo cultural, ideológico. Hay un peso histórico que la protagonista no percibe. Así, al no poder tomar nada como referencia o contexto, no puede acontecer un habitar, porque no habrá un lugar.

Cabe destacar que si bien, es muy común que las grandes ciudades se manifiestan como sitios multiculturales, en donde se presentan diferentes ideologías y diferentes etnias; se podría considerar de cierta forma esta falta de identidad como una identidad propia de las capitales modernas.

Ausencia: Al no poder conectarse con el espacio, les es imposible poder habitarlos, de esta forma el ser humano pierde su condición de “ser en el mundo”. Los protagonistas son extranjeros, se sienten fuera de lugar, al estar en esta tierra desconocida para ellos, se encuentran desprovistos de sentimientos que los conecten con ese espacio, esto genera un encuentro entre el ser y no-ser, pues si bien los personajes se encuentran presentes físicamente, de cierta manera no lo están (se podría definir como una “ausencia de espíritu”), pues esta desvinculación, esta ausencia de identidad con el medio no les permite habitar, y por ende no les permite existir. Al darse en el ser está perdida de consciencia sobre su existencia, los roles cambian: el enfoque del lugar ya no es el ser humano sino el consumo. Esta cultura consumista es muy comunes en grandes y modernas ciudades (como Tokio), así también, están plagadas de lugares sin identidad, sin alma, donde su mayor característica es la presencia abrumadora de la ausencia (Gallardo Frías, 2012).

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