UNO, DOS, TRES... (1961)- Billy Wilder

UNO, DOS, TRES… (1961)- Billy Wilder

Uno, dos, tres… es una película producida y dirigida por Billy Wilder, e inspirada en la obra teatral de Ferenc Molnár. El guión es sencillo, y al mismo tiempo está lleno de detalles en clave humorística que nos acercan a la inminente realidad del momento histórico en el que está ambientada, el año 1961, en Berlín. MacNamara es el director de la multinacional Coca-cola en Berlín occidental. Tiene intenciones de introducir la marca de refrescos en Berlín Oriental, para conseguir que le asciendan a su deseado puesto en Londres. Pero sus planes se ven truncados cuando su jefe americano le encarga cuidar de su hija Scarlett, una joven de 18 años que no hace más que dar problemas desde el momento en que llega al país. Escapándose por las noches, Scarlett se enamora de Otto Piffl, un comunista que vive, como no podía ser de otra forma, en la Alemania Oriental. A partir de aquí, el guión de la película se centra primero en evitar la relación entre los dos jóvenes, ya que sería inaceptable para la familia de ella, y después en salir del aprieto que supone el matrimonio de los dos, haciendo pasar a Otto por un trabajador ejemplar de la fábrica.

De esta forma se nos presenta en la película los dos mundos enfrentados, el occidental y el oriental, el capitalista y el comunista, el norteamericano y el soviético, resultantes de la Guerra Fría, que tuvo lugar entre los años 1948 y 1962. La situación del momento era tensa en ambas partes. En el año en el que se sitúa la película tuvo lugar la crisis de Berlín de 1961. Este fue el último gran incidente político-militar europeo de la Guerra Fría respecto  a la ocupación militar en la capital alemana. Fue provocado por la Unión Soviética mediante un ultimátum exigiendo la retirada de las fuerzas armadas occidentales de Berlín Occidental. Concluyó con la construcción del Muro de Berlín que dividió la ciudad en dos. Muchos ciudadanos desempleados de Europa del Este vieron las posibilidades que ofrecía Berlín Occidental. La rápida prosperidad alcanzada por Alemania Occidental en función de su reconstrucción, debido al Plan Marshall, hizo que los ciudadanos pobres del bloque Oriental vieran una oportunidad en el bloque Occidental.

Ambas partes, tanto el bloque capitalista como el comunista salen, en mi opinión,  bastante mal paradas al hacer un visionado de la película hoy en día, aunque obviamente el lado comunista se lleva la peor parte, y en el momento histórico en el que se público, la crítica a este sistema y no al capitalista es muy clara. Otto representa orgullosamente al sistema comunista, el cual tiene claramente idealizado, y rehúye de todo lo que tenga que ver con el capitalismo. Se presenta como un personaje totalmente estereotipado que tiene la cabeza comida por las ideas comunistas, y que finalmente termina sucumbiendo al capitalismo. Es un personaje plano, sin ideas propias, que se dedica simplemente a decir y hacer lo que los norteamericanos pensaban que hacían y decían los comunistas. Tiene la cabeza llena de eslóganes comunistas y de frases grandilocuentes que suelta de cualquier manera y en cualquier momento. Es muy manipulable y ciertamente es una representación caricaturizada del comunismo.  Asimismo, Otto vive en un mundo muy lejos de la realidad y no ve más allá de lo que el Partido le deja ver. Por otro lado, se encuentran los tres comerciantes soviéticos que se presentan como bobalicones, sin ninguna mano para los negocios, fácilmente manipulables y más interesados por las mujeres que por ninguna otra cosa. Con estos personajes y en este contexto, Wilder crea un sinfín de situaciones cómicas y críticas: alusiones continuas a la pasión por los desfiles (Otto y Scarlett podrán ver a su hijo una vez cada seis meses... cuando desfile); sarcasmos referidos al culto a la personalidad de los dirigentes (cuando Scarlett enseña a Mac la foto de su nuevo amor oculto tras una pancarta de Kruschev a lo que Mac pregunta si se ha enamorado de éste; o cuando la despampanante secretaria realiza su sensual baile ante los tres camaradas con tal virulencia que hace que uno de los retratos de Kruschev caiga, y tras él aparezca uno de Stalin); referencias a las comunidades, a los planes de trabajo, a los cohetes (“en Rusia tenemos dos botones: uno para explotar el cohete que falla y otro para el ingeniero”), a su relación con Cuba (intercambio de puros y cohetes). Referencias a la Coexistencia pacífica, al bloqueo y al puente aéreo de Berlín...  

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