Yo soy Sam

Esta película refiere la vida de un hombre con discapacidad, quien debe criar a su hija sólo, al ser la niña abandonada por su madre después de nacer; en cuyo entorno social se les daba a los discapacitados la oportunidad de desarrollar algunas actividades ocupacionales que podían responder, sin embargo eran considerados incapacitados para criar y educar a sus hijos.

La película se centra en los argumentos y acciones legales que presenta el Estado contra Sam para poder justificar la custodia de la menor a una familia ajena a su padre discapacitado. Se subraya la razones que la sociedad tiene y por medio de entidades estatales protectoras expresadas mediante procedimientos sistematizados  y los argumentos del padre basados en su experiencia de vida y el aporte de las emociones al sano desarrollo de la niña. En ambas posiciones tenemos por un lado el modelo deseable en un adulto con  uso de la razón, el cálculo y la lógica.  En contraposición con la otra está  la existencia en el adulto del uso de la sensibilidad y demostraciones de grandes sentimientos.

En la sociedad existen prejuicios y discriminación hacia las personas que padecen alguna discapacidad. La sociedad debería integrarlos, aceptarlos y darles un trato como personas “normales”, brindándoles la oportunidad de desarrollar las habilidades sociales y entregar las herramientas necesarias para un mejor desempeño de las actividades cotidianas; sin embargo en la película se le cuestiona a Sam su discapacidad mental calificándolo como un niño de siete  años y con poco control emocional, argumentos suficientes  para considerarlo como un peligro para su menor hija Lucy a quienes deciden separarlos. Este cuestionamiento que realiza la sociedad y autoridades sobre la capacidad de Sam en la crianza y educación de su pequeña hija Lucy, pese a conocer el gran amor y las comodidades necesarias que recibe la menor de parte de su padre,  afecta a Sam y a Lucy quien en la vida escolar muestra resistencia intencional a aprender para  no  superar a su padre. La institución educativa donde asiste la niña demanda a través del estado la situación de riesgo que presenta ésta, teniendo en cuenta que Sam no cuenta con las habilidades intelectuales que la niña necesita en la orientación de su desarrollo escolar. Por tal motivo, padre e hija son separados temporalmente e inicia  el procedimiento jurídico por la custodia de la menor, no obstante, Sam demostró que a pesar de ser una persona discapacitada por tener una deficiencia mental, es capaz de inculcar valores y de formar lazos familiares más fuertes que cualquier profesional exitoso y más aún lucha para conseguir estar junto a su hija, demostrando cuan fuerte es el amor que siente por ella, y que ese sentimiento traspasa todo procedimiento legal y jurídico.

No es ético al considerar a Sam como un hombre peligroso, como si fuera un  criminal, dado que en una presentación judicial se indica que Sam golpeo a un niño mientras esperaban que su hija llegara a su fiesta sorpresa, cuando la realidad era diferente, éste se convierte en presa fácil de las leyes, situación que permite victimizarlo una y otra vez. Así mismo tomamos en cuenta el peritaje realizado por la psicóloga, quién viola el principio de objetividad al imponer su criterio subjetivo al observar al padre de Lucy en la sesión.

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