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AUTONOMIA DEL BANCO DE MEXICO


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  2.649 Palabras (11 Páginas)  •  1.019 Visitas

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11. AUTONOMIA DEL BANCO DE MEXICO

La autonomía del Banxico y desempeño económico

En los años ochenta la banca estatizada no emprendió una reforma financiera institucional que implicara un proyecto más próximo a las necesidades de la sociedad y la economía mexicana, y en los años noventa el discurso y la realidad económica privilegió la hegemonía del capital financiero; el mismo combate a la inflación y el contexto en que se realizó, fue uno de los síntomas de esa hegemonía. Objetivo que desalentó la inversión y el ahorro en el ámbito productivo, generando una fuerte concentración de recursos económicos en las áreas de influencia del capital financiero internacional (Correa, 2005) y el agudizamiento de la competencia en un contexto de innovaciones tecnológicas de alta funcionalidad al capital financiero.

El Informe del Banxico de 1993 presenta los cambios y adecuaciones. Empezando con la iniciativa de ley que reforma el Artículo 28 de la Constitución, que plantea “ El estado tendrá un Banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al estado.” (Informe Anual 1993, 1994:280). Con ello se pretende inhibir y subordinar la presencia del estado y de sus instituciones, en particular del Banxico, mediante el combate contra la inflación. “Por ello hemos perseverado en nuestro gobierno (88-04, SC): procurar la estabilización del nivel general de los precios… fortalecer el pacto, eficaz instrumento para romper la inercia inflacionaria”. (Ibid:296). El pacto se refiere a los Pactos Económicos, cuyo objetivo fue, más que controlar la inflación, imponer topes salariales, que se tradujeron en pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y salarios, y ampliación de la brecha en la distribución del ingreso. Política gubernamental que promovió el Banxico, por lo que la supuesta autonomía se encontraba en entredicho, además de que la designación del gobernador del Banxico dependía de la Presidente de la República, con la aprobación del Senado, cámara controlada por el partido en el poder, lo que sin duda hacía más ficticia la autonomía.

Así pues, entre las funciones de la autonomía se destacan (Informe del Banxico 1993:33), salvaguarda de la estabilidad de precios; Salvaguarda del poder adquisitivo de la moneda; Buen funcionamiento del sistema de pagos; Mantener el crecimiento de los agregados macroeconómicos y compatibles con el desarrollo económico. Las últimas tres funciones, aunque importantes, quedan subordinada a la primera. Por ejemplo el Banco de Inglaterra su horizonte autonómico se concreta en favorecer el bien público y la prosperidad del pueblo, o bien en el caso del Bundesbank de Alemania, que persigue el pleno empleo, con las dificultades que la misma perspectiva que supone los bancos centrales.

De la exposición de motivos de la autonomía del Banxico se vislumbra que en realidad no se trataba de subsanar los errores anteriores y construir una sólida institución para neutralizar el deterioro de la década de los ochenta y estimular el crecimiento y el bienestar de la sociedad de México, sino promover un marco regulatorio capaz de trasmitir e instrumentar los requerimientos del objetivo central: la reorientación del papel del estado en la economía, teniendo como coartada la lucha contra la inflación, es decir, cumplir con las necesidades que los mercados financieros exigían en el contexto de la globalización bajo la hegemonía neoliberal. Así la llamada reforma financiera impulsada por el gobierno de C. Salinas de Gortari, en los primeros años de los noventa con la envestidura autonómica del Banxico, se da como una adecuación institucional al nuevo contexto económico mundial, tanto del discurso como de la realidad económica. En este sentido, también la exposición de motivos de la Ley del Banxico semeja más una técnica de simulación, mientras que el espíritu que la permea es la eliminación de la orientación keynesiana del estado en la economía.

Además del enorme equivoco que significó la reorientación de la política económica y con ello de la función del estado, los errores fueron varios. En el caso particular del Banxico sucedió, lo que Francois X. Guerra (1988) señala en general con el desencuentro entre la legislación y la realidad. Guerra afirma que en el intento de hacer moderna a la sociedad mexicana mediante la Constitución Política propia de la modernidad resulta incompatible con la realidad política y social, por lo que se genera una ficción que perméa el conjunto de la socialidad. Con la autonomía del Banxico ocurre algo semejante. Se impone legalmente pero en realidad se inibe la efectividad. Aunque resulta sancionada constitucionalmente la autonomía, en realidad los mecanismos y funcionamiento resultan incompatibles. Así pues se puede afirmar que dicha autonomía resulta una ficción.

Los errores de conducción propiamente dicho se perciben desde el Informe anual de 1995, los cuales profundizaron las dificultades presentes, accionando el alarma para el sistema financiero internacional. En dicho Informe se lee, “La solución de una crisis financiera no es el fin último de las autoridades. Este debe ser siempre propiciar el buen funcionamiento de la economía real. Sin embargo, para lograr la consecución de este objetivo, es indispensable salvaguardar y fortalecer el sistema financiero cuya parte medular lo constituye la banca.”

(Informe Anual, 1995:95-6). Así, sobre los objetivos señalados constitucionalmente prevalecerían los del sector financiero, es decir el interés de los particulares ante el interés social. Esa argumentación del Banxico delinea cuáles son los objetivos fundamentales y cuáles los accesorios.

En ese mismo Informe se señalan errores tanto de diseño como de operatividad, y que se repetirán de manera reiterada, se puede decir, hasta nuestros días; orientación que contribuyó, en 1995, a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en 6.9%, mientras que la demanda agregada se contrajo en -10.2%, a la vez que se incremento de manera dramática la deuda externa del gobierno y los particulares. El único sector que mantenía cierto dinamismo fue el exportador, y en especial la maquila, pero con las limitaciones propias de una economía de enclave. Estos errores impusieron de manera férrea, “... dos objetivos básicos: disminuir los efectos de la crisis sobre el nivel de vida de los sectores más desprotegidos de la sociedad y crear las condiciones para que la actividad económica estuviera en la posibilidad de recuperarse en el plazo más pronto posible” Informe anual, 1995:1). Objetivos que aún se encuentran pendientes

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