Agricultura vs nama.

La Ronda Doha interesa a los Parlamentarios Sudamericanos Taller Regional Entre los días 1 y 3 de abril el BID/INTAL, la OMC y el Gobierno de España, por iniciativa del Grupo Uruguayo de la Unión Interparlamentaria, llevaron a cabo el Taller regional sobre la OMC y las negociaciones de Doha para Parlamentarios de América del Sur en la ciudad de Montevideo. La agenda del Taller se diseñó con el objetivo de repasar los principales temas, objetivos y perspectivas de la Ronda de Doha, sus puntos más controvertidos y los principales obstáculos y desafíos que presentan las negociaciones multilaterales. La audiencia estuvo compuesta por parlamentarios de los países de América del Sur, autoridades que en la mayor parte de los países desempeñan un papel decisivo en la formulación de políticas y la ratificación de acuerdos internacionales. El Taller permitió a los legisladores obtener información de primera mano sobre las últimas novedades registradas en las negociaciones, intercambiar opiniones y experiencias con colegas de otros Parlamentos e interactuar con funcionarios de la OMC, del BID, y con reconocidos expertos en la materia, a fin de hacerse una idea más clara de los retos y las oportunidades que están en juego en la Ronda de Doha. En este espacio, los parlamentarios plantearon abiertamente sus consideraciones sobre el papel de los países en desarrollo en la negociación a la vez que los expositores destacaron la importancia de que la Ronda de Doha como una posibilidad cierta de fortalecer y consolidar el sistema multilateral de comercio. En este sentido hicieron un fuerte énfasis en la necesidad de que las negociaciones prosperen y concluyan en un pronto acuerdo, y en este resultado como factor de vital importancia en aras de la credibilidad institucional del sistema multilateral de comercio y de la OMC. Algunos de los contenidos discutidos en el Tallerse presentan a continuación. La Ronda Doha y su importancia para el mundo en desarrollo Desde mediados de la década de los ochenta comenzó en el mundo un gran esfuerzo de liberalización comercial que tuvo un hito en la conclusión de la Ronda Uruguay en 1994, y que se ha prolongado también mediante una gran cantidad de acuerdos de libre comercio bilaterales y plurilaterales. América Latina ha sido un protagonista importante de este proceso desde los noventa en el cual, sin embargo, el mundo desarrollado ha mantenido condiciones limitantes del comercio internacional. De hecho los resultados de la Ronda Uruguay no satisficieron las expectativas de muchos países en desarrollo en ciertas áreas clave de sus economías. Los países miembros de la OMC, reconociendo esta situación, lanzaron un nuevo proceso de negociación que recién logró iniciarse en 2001 y que pasó a conocerse como la Ronda de Doha. El lanzamiento de esta Ronda estableció una agenda más acorde con los intereses de todos los miembros de la OMC y su importancia específica radica en que representa la oportunidad para los países en desarrollo de obtener condiciones de acceso mucho más amplias a los mercados de los países industrializados y de otros países en desarrollo; también está en juego la posibilidad cierta de consolidación y fortalecimiento del sistema multilateral de comercio. Es claro que uno de los logros de los países en desarrollo es el protagonismo inédito que han adquirido en la Ronda de Doha, conformando un nuevo equilibrio de fuerzas al interior de la OMC. Estos países han tenido la primera oportunidad de tener voz e incidencia en las negociaciones y de contribuir a resolver temas fundamentales que causan distorsiones en el comercio internacional tales como las ayudas internas a la producción agrícola y los subsidios a las exportaciones vigentes en los países desarrollados, temas que deberían ser resueltos en un marco multilateral. Ciertamente, aunque el carácter de “país desarrollado” o “en desarrollo” establece uno de los ejes alrededor de los cuales se dividen los negociadores, los grupos y alianzas de países han sido cambiantes en función de la naturaleza de las cuestiones que se abordan. Esto ha tornado más compleja la negociación y el alcanzar un acuerdo, y se ha reflejado en la cambiante dinámica de alianzas que ha atravesado la Ronda. En todo caso, se puede apreciar lo que está en juego en esta Ronda para los países desarrollados y los países en desarrollo a través de un breve análisis de las principales áreas de la negociación, Agricultura y NAMA, y de un balance de su estado actual. La Negociación para los Productos Agrícolas 6/10/2015 La Ronda Doha interesa a los Parlamentarios Sudamericanos http://www10.iadb.org/intal/cartamensual/Cartas/HTMLPrintArticulo.aspx?Id=5109d46c950a4750b19cd6ea71878b66 2/4 Las negociaciones agrícolas son, sin duda, el punto más conflictivo de la Ronda, y giran en torno a tres pilares fundamentales: subsidios a las exportaciones, ayuda interna y acceso a mercados. 1. Subsidios a las exportaciones: la perspectiva de eliminación de los subsidios a las exportaciones prevista para 2013 es de suma importancia para los países en desarrollo que, históricamente, han sufrido la pérdida de sus mercados y la caída de los precios debido a subsidios concedidos al sector agrícola en las economías desarrolladas. 2. Ayuda interna: Las Modalidades de la negociación propuestas por el Presidente del Grupo de negociación agrícola, establecen una reducción de entre el 50% y el 85% en la ayuda interna. Este escenario haría caer considerablemente los apoyos a la producción agrícola en países como Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, medidas que distorsionan el comercio. 3. Acceso a los mercados: Las múltiples “flexibilidades” que se han introducido en la Ronda Doha hacen del acceso a los mercados un punto de alta complejidad para la negociación agrícola. La gran cantidad de productos considerados “sensibles” o “especiales”, además de aquellos exonerados de reducciones a través de salvaguardias especiales, atenuarían o incluso anularían las posibilidades reales de acceso a los mercados por parte de los productores en los países en desarrollo. Esto los enfrenta al desafío de negociar “espacios de flexibilidad” que les permitan insertarsus productos en el mercado mediante cuotas o contingentes arancelarios. Es interesante considerar también cuáles serían los posibles efectos de la negociación agrícola para los países desarrollados. Es claro que, en el caso de la Unión Europea, los subsidios a las exportaciones agrícolas generan controversias y tensiones. Casi la mitad del presupuesto de la Comisión Europea está destinado a estos subsidios, y hay muchas voces al interior de la Unión que se oponen a continuar con esta situación, en un contexto en el que la agricultura representa sólo un 2% del producto y su población agrícola no supera el 4%. Un acuerdo agrícola multilateral haría que la Unión Europea no hiciera extensivos los apoyos otorgados a los 15 países originarios a los nuevos países de reciente ingreso, a los que se les otorga un porcentaje gradual anual. Los Estados Unidos tienen también razones de orden financiero para conducir esta negociación hacia un acuerdo. Sin embargo, enfrentando una desaceleración de su actividad, con un alto déficit en cuenta corriente, en medio de un año electoral y con una ley agrícola de próxima aplicación, este país tiene fuertes presiones para aumentar los apoyos al sector agrícola. Un acuerdo en el marco multilateral acotaría y condicionarían estos apoyos. Pero, por otra parte, para Estados Unidos como país competitivo en muchos rubros agrícolas, la Ronda Doha ofrece una posibilidad de colocar su producción en países desarrollados mucho menos eficientes como la Unión Europea o Japón. Por último, países como Suiza, Noruega, Japón y otros del G10, cuya agricultura se encuentra altamente subsidiada por el Estado, tendrán ciertamente mayores dificultades en incorporar las reducciones arancelarias. La contracara de la negociación para estos países ha sido el logro de la incorporación del concepto de “producto sensible”, con las consiguientes dificultades ya comentadas que impone a una liberalización más profunda. Las Negociaciones de Mercados No Agrícolas Las negociaciones de NAMA (Acceso a Mercados No Agrícolas, por sus siglas en inglés) abarcan los bienes manufacturados, combustibles, mineros, forestales, y pesqueros, los cuales vienen representando cerca del 90% de las exportaciones mundiales de mercancías. La negociación de NAMA tiene por mandato un cambio en la estructura arancelaria de manufacturas a nivel internacional. Apunta a la reducción y eliminación de los obstáculos arancelarios de los países industrializados  que concentran la protección en pocos productos que son de gran interés exportador para los países en desarrollo y apunta también de la reducción de obstáculos no arancelarios. En la OMC las negociaciones arancelarias se realizan sobre la base de los niveles consolidados, que particularmente en los países en desarrollo, no coinciden con el de los aranceles aplicados. La negociación de NAMA busca definir cómo se reducirán, a través de la fórmula suiza, los aranceles tanto para los países desarrollados como para los países en desarrollo. El punto en torno al cual aún no se ha logrado consenso es la determinación del coeficiente que se utilizará para unos y otros países, de lo cual dependerá el mayor o menor grado de apertura que los países den a sus economías. Los países en desarrollo de mayor competitividad en el sector industrial tienen niveles promedio de aranceles para 6/10/2015 La Ronda Doha interesa a los Parlamentarios Sudamericanos http://www10.iadb.org/intal/cartamensual/Cartas/HTMLPrintArticulo.aspx?Id=5109d46c950a4750b19cd6ea71878b66 3/4 los productos industriales mayores a los de los países desarrollados. Sin embargo, las barreras de acceso a estos productos continúan siendo mayores en los países desarrollados. Este fenómeno se debe a que la estructura arancelaria de los países desarrollados conserva niveles arancelarios elevados concentrados en unos pocos sectores que, justamente, coinciden con los de mayor interés exportador para los países en desarrollo. En el caso específico de la mayoría de los países de América Latina esta negociación llevaría a una reducción de su nivel consolidado que no afectaría demasiado los niveles aplicados, con la excepción de aquellos sectores en los que el arancel se encuentra en el tope máximo, coincidiendo con el consolidado, como es el caso de los sectores automotor, textil y confecciones. Serán los “espacios de flexibilidad” los que darán la posibilidad a los países en desarrollo de negociar los márgenes de maniobra necesarios para poder excluir de las reducciones arancelarias a estos productos considerados sensibles. La relación entre Agricultura y NAMA La Ronda de Doha gira también en torno a otros temas tales como los servicios, las subvenciones y el antidumping, el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, la reforma del Acuerdo sobre solución de diferencias, los Acuerdos regionales de comercio, y los bienes y servicios vinculados al medio ambiente. Sin embargo, el corazón de la negociación está en los dos grandes temas ya mencionados: Agricultura y NAMA. La armonía y el equilibrio que se logre entre estas dos áreas de la negociación será lo que conduzca a integrar los intereses de los 151 países miembros de la OMC. Las negociaciones de Agricultura y NAMA están íntimamente ligadas. Las concesiones que los países en desarrollo estén dispuestos a hacer en el área de productos industriales estarán directamente relacionadas con las ganancias que obtengan en el área de Agricultura. Al ser Agricultura una negociación de gran complejidad técnica y con una gran carga política, los avances que se han ido logrando han sido muy lentos, y eso inevitablemente ha ocasionado el retraso en las negociaciones de NAMA. El delicado equilibrio de esta negociación representa claramente para los países latinoamericanos una puerta hacia nuevas oportunidades y la posibilidad de eliminar sino todas, gran parte de las barreras arancelarias y no arancelarias que impiden o distorsionan la producción o el comercio de productos agrícolas en los que tienen ventajas comparativas. Significa también la posibilidad de lograr el acceso de sus productos industriales a los mercados de los países desarrollados. Factores que determinan las negociaciones y su estado actual En el escenario internacional hay una serie de factores de orden político y económico que de una u otra manera inciden en el logro de un acuerdo en Agricultura y NAMA dentro del cronograma previsto. Por un lado, la prolongación de los plazos para alcanzar un acuerdo y la falta de confianza en la modalidad de negociación de los acuerdos internacionales de Estados Unidos, ha hecho que los países busquen resultados seguros y tangibles en el corto plazo, a través de la negociación de acuerdos bilaterales. Esta es una tendencia generalizada, que se espera que aumente en los próximos años, un proceso que sin duda irá erosionando las normas de la OMC. Este es un factor negativo para la Ronda. Por otra parte, el próximo fin de la administración Bush plantea el interrogante acerca de la disposición del Congreso de los Estados Unidos en dar prioridad a un eventual acuerdo, en caso de lograrse un equilibrio de posiciones en Agricultura y NAMA, y una conclusión exitosa de la Ronda de Doha. Sin duda un acuerdo atractivo para este país, debería contemplar el acceso a los mercados de muchos de los países en desarrollo principalmente emergentes, para productos industriales pero también para los agrícolas, lo que los estimula a profundizar en las negociaciones. Desde el punto de vista de los países en desarrollo, cabe destacar la gran heterogeneidad de posiciones, derivadas de distintas condiciones específicas a sus economías, y que les impide muchas veces actuar en bloque haciendo causa común para defender y negociarsus posiciones. La evolución reciente de la economía mundial se ha convertido en otro importante factor condicionante de las negociaciones de la cual, sin embargo, se desprenden señales contradictorias. Por un lado, la turbulencia financiera y una posible intensificación y difusión de las presiones recesivas por las que atraviesa la economía estadounidense podrían llevar a fortalecer posiciones proteccionistas que dificultarían una conclusión exitosa de la Ronda. Pero, por otro, la sostenida elevación de los precios de los alimentos, que es una característica distintiva de la actual coyuntura, deja sin lugar a muchos de los esquemas de apoyo y protección al sector agrícola en los países desarrollados (enlace), con lo cual el escenario actual debería contribuir a suavizar las dificultades que han complicado la Ronda. 6/10/2015 La Ronda Doha interesa a los Parlamentarios Sudamericanos http://www10.iadb.org/intal/cartamensual/Cartas/HTMLPrintArticulo.aspx?Id=5109d46c950a4750b19cd6ea71878b66 4/4 Es claro que, con la conclusión exitosa de la Ronda de Doha, los países en desarrollo se beneficiarían de un sistema multilateral fortalecido, con reglas transparentes y no discriminatorias, que les aseguren garantías jurídicas, y el cumplimiento de las obligaciones y el respeto de las concesiones que les han sido otorgadas en el marco de la OMC. En las próximas semanas, la Ronda debería entrar en una fase de presentación de un esquema de acuerdo final de las Modalidades en Agricultura y NAMA, con base en las discusiones generadas en los Grupos de Negociación. Una vez obtenidos estos documentos cada delegación tendrá ante sí anteproyecto de protocolo final y entonces el trabajo pasará a un “proceso horizontal” a cargo de funcionarios de nivel superior, a fin de preparar la participación de los Ministros que probablemente será necesaria en una etapa ulterior. Aunque los resultados que se pueden anticipar están lejos de los niveles de ambición y de las expectativas que tuvieron los países en desarrollo en los inicios de la Ronda Doha, los logros obtenidos podrían ser impo

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