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Ala Carga Con La Diabla


Enviado por   •  28 de Mayo de 2014  •  383 Palabras (2 Páginas)  •  207 Visitas

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El gerente de división selló su destino cuando se preguntó

por qué habrían contratado a un indio cuando había

disponibles "tantos hombres blancos honestos”

No era el comentario más inteligente que habría podido

hacer, pero mucho menos delante de mí, una mujer. Pero

jamás se percató de su error. Me habría puesto furiosa de

no haber sido porque el hombre me inspiraba lástima.

Había aprendido que las mentes estrechas viven en un

mundo estrecho.

La primera labor al regresar a mi oficina no fue agradable.

Con una generosa indemnización me despedí de uno de

los dieciocho gerentes de división que había heredado.

Creo que toda persona es capaz de crecer y cambiar, pero

no tenía tiempo suficiente para trabajar con esta persona.

Algunas veces la única forma de cambiar a un gerente es

cambiándolo.

Cuando me reuní con los otros diecisiete les dije dos

cosas:

"Primero, si desean renunciar, háganlo. La alternativa de

renunciar pero quedarse ha dejado de ser válida". La sala

se llenó de miradas de alarma y asombro cuando se dieron

cuenta de que hablaba en serio".

La segunda noticia no fue más tranquilizadora. Saldría

temprano esa tarde para rematar el día persiguiendo el

espíritu de la ardilla.

Los gerentes de división fueron saliendo de mi oficina en

silencio. El impacto de la mañana llegó a niveles

insospechados cuando vi diecisiete rostros aturdidos

mirando por las ventanas en el momento en que abandoné

la planta montada peligrosamente en la parte trasera de la

Harley-Davidson de Andy Longclaw.

Dejé escapar un grito de júbilo cuando Andy exclamó:

"¡Sujétese que allá vamos!"

Si alguien me hubiera dicho la semana anterior que no

tardaría en estar aferrada a la espalda de un nativo

americano volando por la autopista en una motocicleta y

encantada con la experiencia, habría respondido riendo

que tal cosa era totalmente imposible. La noción de que

también pondría mi futuro en manos de las teorías

administrativas de un abuelo indio, basadas

aparentemente en ardillas, castores y gansos, habría sido

tan ridícula como para estar más allá de lo totalmente

imposible. Y no obstante, ahí estaba, haciendo

precisamente eso pero convencida, por alguna razón, de

que era lo correcto. Gung Ho era la única oportunidad de

salvación para mí y para la planta.

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