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Pablo Buitrón

Negociación internacional III

El Arte de Convencer – Philippe Breton

La importancia de convencer a alguien radica en que la persona siempre quiere tener la razón, esto raras veces va a suceder ya que cada persona tiene un punto de vista diferente. Por lo cual buscamos obtener un cambio en las personas a través del convencimiento, pero no es una tarea sencilla pero este convencimiento se lo hace a través de argumentación, argumentar para convencer.

Pero de que intentamos convencer es sobre una opinión, pero debemos tener en cuenta que una opinión no es ni un hecho ni un sentimiento, ya que el hecho tiene que ver con la evidencia y por otra parte el sentimiento se comunica podemos pedir a la otra persona que lo escuche, que lo comprenda, pero no forzosamente que lo comparta.

Del otro lado tenemos a la persona que va a ser manipulada por lo tanto el autor nos explica como rechazar la manipulación ya que muchas personas utilizan esta artimaña para convencer, si una persona intenta dominar a una persona por encima de todo hasta incluso recurriendo a la violencia disfrazada, no obtendrá los resultados deseados.

Una verdadera técnica eficaz es ser más precisos si el objetivo es convencer en profundidad, debemos hacer que la persona haga suya libremente la opinión que se le propone, en este caso la manipulación no funciona.

Por lo cual hay tres buenas razones para renunciar la primera es de índole ética, la segunda está relacionado con la eficacia real cuando emprendemos y la tercera tiene que ver con nuestra necesidad innata de defendernos de la degradación personal que conlleva el uso de las técnicas de manipulación.

La mejor forma de convencer es a través de la argumentación, argumentar es algo que se aprende y antes de eso debemos asimilar el arte de elaborar una argumentación, el protocolo de elaboración de la argumentación se basa en una distinción muy importante  esta entre la opinión y por otra parte la argumentación esto utilizaremos para convencer de dicha opinión.

En la actualidad vivimos en una sociedad moderna llena de indistintas opiniones lo cual constituye el motor del acto de argumentar para convencer, he aquí donde debemos tener clara la diferencia entre convencer y argumentar. Convencer a alguien implica tratar de obtener un cambio en él y por otro lado argumentar implica adoptar una postura en vistas de lograr que la otra persona cambie poco y a veces mucho sus convicciones.

Argumentar propone un razonamiento y no una demostración de un acto habilidoso de seducción, artimaña o seducción, lo que conlleva a que la audiencia pueda elegir libremente el punto correcto de acuerdo a su propia opinión.

En el proceso de convencimiento debemos tener claro que lo más importante está en lo que decimos lejos de que la apariencia, los gestos, lo no verbal faciliten la expresión de nuestra opinión, ya que no es la persona quien convence sino sus palabras.

Expresar e informar no es lo mismo que argumentar si esa información no procede del marco de la descripción objetiva para convertirse en argumento. Es así que al momento de argumentar debemos insistir en aquello que nos interesa apartando la mirada a todo cuanto no sea de nuestro agrado.

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