Apología Del Economista

Lectura y comentario de Texto: “Apología del economista”.

I. INTRODUCCIÓN.

El autor del texto, Arthur Cecil Pigou (1877-1959) escribió el articulo en su libro “Teoría y Realidad Económica”. Fondo de Cultura Económica, México, 1942. Fue un gran economista. Destaca como uno de los fundadores de la “Economía del Bienestar”, así como propulsor de la corriente que defendía la intervención del Estado en la actividad económica a fin de subsanar y/o corregir fallos del mercado, tales como las externalidades, a través de la aplicación de los subsidios e impuestos. Estos planteamientos supusieron un cambio en la forma de entender el papel del Estado, pasando de ser meramente abstencionista a proteccionista. Se rompe así en gran medida con los postulados liberalistas. Esto cabe explicarse en parte por el contexto histórico de la época. Entre la 1ª y 2ª guerra mundial, el sistema económico de la mayoría de los países industrializados sufrió una enorme crisis y las estructuras productivas se desorganizaron. La situación continuó agudizándose en las décadas siguientes: desajustes del crédito, quiebra de bancos y empresas, caída de precios y de la producción, desempleo, pobreza, etc. Es en ese entorno adverso en el que surgen ideas como las de Arthur Cecil Pigou, quien postula que el Estado regule el mercado para garantizar la estabilidad económica, el mantenimiento del pleno empleo y las condiciones óptimas para asegurar la igualdad de los ciudadanos.

II. DESARROLLO.

En el texto “Apología del economista” Arthur Cecil Pigou se pregunta por la razón de ser de la Economía y el rol que el economista ha de desempeñar. Concluye que uno de los objetivos ha de ser “la búsqueda del saber”, el conocimiento y la investigación. Sin embargo, el autor entiende que esto ha de hacerse de una manera que no provoque una ruptura entre dicho saber científico y la utilidad práctica que ha de tener toda teoría/acción. Para ello propone a los propios economistas que no se queden alejados de la realidad, enjaulados en sus laboratorios.

El autor desarrolla en el artículo algunas de las características que dificultan la labor de los economistas. Comienza señalando que la primera de éstas es la clasificación del tipo de asuntos a estudiar, públicos o privados, según la maquinaria mental utilizada en ellos. Se evidencia aquí como el autor pone de relieve que el economista es, en comparación con otras ciencias, objeto de crítica por parte del “hombre de la calle”, al no comprender este último el lenguaje expresado y sentirse incapaz de acercarse a lo presentado por los economistas.

La segunda de las características hace referencia al papel, cada vez más importante, que desempeñan los argumentos económicos en los discursos políticos; haciendo hincapié en la posibilidad de “abuso” por parte de los políticos de éstos. Ello se da como consecuencia de priorizar el uso de dichos argumentos económicos para hacer daño al adversario político, en lugar de ponerlos al servicio de la verdad, de la utilidad comunitaria. Este

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