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Aunque Tanto En Volumen Como En Valor Se Mantuvo Siempre Por Debajo Del Tráfico Atlántico, El Comercio Con Asia Creció Espectacularmente Y En El último Tercio Del Siglo Desplazaba Ya En La Mente De Muchos Europeos Al Americano Como símbolo De La Riqu


Enviado por   •  7 de Octubre de 2013  •  1.239 Palabras (5 Páginas)  •  504 Visitas

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Aunque tanto en volumen como en valor se mantuvo siempre por debajo del tráfico atlántico, el comercio con Asia creció espectacularmente y en el último tercio del siglo desplazaba ya en la mente de muchos europeos al americano como símbolo de la riqueza. Una ínfima parte de este comercio se hacía por vía terrestre, siguiendo la tradicional ruta de las caravanas a través de Asia central, o bien por las vías ruso-chinas. El grueso de las transacciones, sin embargo, se hacía por vía marítima y con la intervención de las grandes compañías monopolistas. Su desarrollo iría acompañado de la penetración y dominio territorial por parte de los europeos.

Limitadas las posesiones hispanas a las Filipinas y desplazados los portugueses en el transcurso del siglo XVII a un puñado de factorías y enclaves, fueron las Provincias Unidas, Gran Bretaña y Francia -Dinamarca y Suecia participaban minoritariamente- los países que se disputaron la supremacía en esta área. La V.O.C. holandesa estaba instalada en el archipiélago de Insulindia, donde un conglomerado de territorios propios (Java y Ceilán eran las islas principales), sometidos a vasallaje político o controlados mediante leoninos acuerdos comerciales, que aumentó en el transcurso del siglo, compuso, hasta la cuarta guerra anglo-holandesa, el emporio comercial más sólido de Extremo Oriente.

En la India la presencia europea al comenzar el siglo XVIII se limitaba a factorías costeras -muchas de ellas fortificadas sin apenas penetración territorial. La portuguesa Goa, la holandesa Cochin, las británicas Madrás, Bombay y Calcuta y las francesas Masulipatan, Chandernagor y Pondicherry -a las que se añadirá después, entre otras, Calicut- eran las más importantes. La descomposición del Imperio del Gran Mogol a la muerte de Aureng-Zeb (1707), azotado por conflictos sucesorios y discordias entre hindúes y musulmanes, posibilitó la penetración territorial de los europeos, atizando y aprovechando dichas querellas en beneficio propio. Durante la primera mitad del siglo pareció que iba a configurarse una India francesa, por obra de los gobernadores generales de la Compagnie des Indes Beniot Dumas (1735-1741) y Joseph Dupleix (1741-1754), el último de los cuales consiguió, venciendo la oposición inglesa, poner bajo protectorado de su compañía el litoral del Carnatic y gran parte del Dekán. Pero, no bien comprendidos en la metrópoli, donde se primaban los asuntos europeos, no recibieron el apoyo que, en cambio, sí tuvieron de la suya los gobernadores de la East Indian Company. La destitución de Dupleix (1754) fue seguida de un tratado entre las compañías francesa e inglesa por el que se renunciaba a los protectorados. El posterior enfrentamiento con las tropas inglesas al mando de Robert Clive durante la Guerra de los Siete Años sentenció la derrota de Francia, que por el Tratado de París abandonaba prácticamente la India (con la excepción de Pondicherry, Chandernagor y algunas plazas más), mientras que la E.I.C. se convertía de hecho en soberana de Bengala. En los años siguientes, bajo el impulso del propio Clive y, posteriormente de los gobernadores Warren Hastings (1772-1785), Charles Cornwallis (1786-1793) y Richard Wellesley (1798-1805), se amplió tanto la ocupación efectiva inglesa cuanto el sometimiento a vasallaje de príncipes locales. Por otra parte, las condiciones de paz impuestas tras la cuarta guerra anglo-holandesa incluían la abolición del monopolio de la V.O.C. en Insulindia, quedando también los holandeses definitivamente relegados en este ámbito ante el empuje británico.

Las relaciones con China debieron plantearse sobre bases distintas. Aquí, el reforzamiento del poder central impidió la penetración territorial europea y, aunque no se llegó a adoptar la política japonesa de supresión total de relaciones (holandeses, con ciertas condiciones, excluidos), desde los años veinte se confinó a los extranjeros en un ínfimo espacio junto a Cantón, debiendo negociar sin distinción entre ellos -aunque

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