Branding Corporativo
Enviado por jdl1392 • 18 de Noviembre de 2014 • 1.530 Palabras (7 Páginas) • 178 Visitas
4. Las Concepciones o Enfoques sobre el Posicionamiento
Posicionamiento (Positioning) es un término acuñado por Ries y Trout en la
década de 1970, y es hoy un concepto ampliamente manejado en el ámbito de
la comunicación, el marketing y la investigación de mercados, siendo una de las
referencias conceptuales más ampliamente manejadas (Blankson y Kalafatis, 2004)
y uno de los elementos claves en la gestión del marketing moderno, tanto por los
académicos (Aaker y Shansby, 1982; Arnott, 1993; Arnott y Easingwood, 1994;
Myers, 1996; Porter, 1996; Kotler, 1997; Hooley et al., 1998; Hooley et al., 2001)
como por profesionales (Reynolds, 1986; Mckenna, 1986; Bainsfair, 1990; Dovel,
1990; Trout, 1996). Algunos autores llegan a asegurar que probablemente la única
especialidad original y exclusiva del marketing sea el posicionamiento. Todas las
demás actividades (investigaciones de mercado, comunicación, distribución, etc.)
llegan desde otras disciplinas.
En los últimos años, las implicaciones del término posicionamiento han superado
su vinculación con el reconocimiento de productos o servicios de una entidad,
hasta poder aplicarse a la valoración de organizaciones e incluso personas. Así
lo entienden Hatch y Schultz (2000), para quienes la diferenciación requiere un
posicionamiento no de los productos, sino de la organización global. Los valores
y emociones simbolizados por la organización se transforman en aspectos claves
de las estrategias de diferenciación. De la misma forma se expresan Mercado y
Martín (1998) cuando aseguran que el posicionamiento puede ser de marcas e
incluso de compañías, en tanto se pueden considerar entes susceptibles de ser
percibidos como diferenciados con respecto a ciertas características. De este
modo, el concepto de posicionamiento ha ampliado sus fronteras y ha conseguido
deslizarse, con mayor o menor éxito, al terreno de lo corporativo, siendo utilizado
como concepto sinónimo de otros como el de imagen o incluso el de reputación.
Esta “ampliación semántica” del concepto ha llegado a alcanzar tal grado de
complicación que, de hecho, es posible observar usos sospechosamente redundantes
o construcciones, al menos, difusas, que van desde “posicionamiento reputacional”
a “posicionamiento de imagen” o “posicionamiento de imagen de marca”. A pesar
de ello, lo cierto es que el concepto no ha perdido todavía la parte esencial de su
sentido original, tal y como fue definido por sus autores, por lo que permanece de
alguna forma en los mismos términos desde hace más de veinte años.
a) El Posicionamiento como Constructo de Emisión
Para los autores defensores de este enfoque, y utilizando las palabras de Kotler
(2003: 116), el posicionamiento “es la influencia sobre la mente del consumidor”, lo que el mismo autor (Kotler, 1999: 345) concreta en la estrategia de “decidir lo
que una empresa o una marca quiere que su público objetivo le conceda, de tal
forma que ocupe un lugar especial en la mente del mismo”.
Para estos autores, el posicionamiento estaría referido a estrategias orientadas
a crear y mantener en la mente de los clientes un determinado concepto del producto
o servicio de la organización en relación con la competencia. En esa línea
se expresa claramente Aaker (1996), para quien la imagen es percepción real, y
posicionamiento es la percepción deseada. Como él, se manifiestan en sentido
parecido un conjunto de autores, tales como Dougglas (2001), Mooij (2003), Hooley
et al. (1998b), Alden, Steenkamp y Batra (1999) y Pham y Muthukrishnan (2002).
De esta forma, se entiende que la propia organización puede intervenir con eficacia
en la modificación de ese posicionamiento deseado, con lo que se le atribuye un
papel esencial en la configuración definitiva de ese mapa mental, lo que deja a la
organización el papel activo y a los públicos con un rol decisivamente pasivo.
Para estos autores, se trata de ocupar y modificar la “posición” de un determinado
producto/marca hacia un nicho de rentabilidad para la organización, algo que
vendrá marcado, principalmente, por la diferenciación respecto a la competencia
dentro del mismo mercado. Esto debe lograrse, fundamentalmente a partir de la
potenciación de los rasgos diferenciadores de cada organización, como asegura
Cerviño (2002), para quien el término posicionamiento se aplica al proceso de
enfatizar los atributos distintivos y motivadores de la marca en relación a los competidores.
De forma similar se expresa Fontrodona (1999), quien afirma que en
el posicionamiento, la empresa define la personalidad de su producto en relación
a las necesidades de los segmentos del mercado elegidos y de la naturaleza de
las ofertas competitivas. Birgné y Vila (2002) afirman a este respecto que decidir
sobre un posicionamiento específico es elegir dónde ubicar a la empresa/producto
en la mente de los consumidores. También Aaker (1996) asegura, en la misma
línea, que el posicionamiento de marca es la parte de la identidad de la marca y
proposición de valor que se comunicará a la audiencia objetivo y que demuestra
una ventaja competitiva sobre las marcas competidoras, incidiendo en la relación
íntima y directa entre posicionamiento y comunicación.
No son los únicos autores que defienden esta postura. En términos parecidos
se expresan Ordozgoiti y Pérez (2003) cuando
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