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CAMBIA TUS PALABRAS


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  2.168 Palabras (9 Páginas)  •  814 Visitas

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CAMBIA TUS PALABRAS, CAMBIA TU VIDA: LA HERRAMIENTA MÁS SIMPLE QUE CONOZCO PARA TRANSFORMAR INMEDIATAMENTE LA CALIDAD DE TU VIDA

Anthony (Tony) Robbins, Presidente de Anthony Robbins Holdings, Inc. 26 de Octubre de 2012.

"El lenguaje da forma a nuestro comportamiento y cada palabra que usamos está impregnada de una multitud de significado personal. Las palabras correctas habladas en la manera correcta pueden traernos amor, dinero y respeto, mientras que las palabras incorrectas -incluso las palabras correctas dichas en un tono agresivo- pueden llevar a un país a la guerra. Debemos orquestar cuidadosamente nuestro discurso si queremos lograr nuestros objetivos y hacer realidad nuestros sueños”.

-Dr. Andrew Newberg, las palabras pueden cambiar el cerebro

A lo largo de la historia humana, los grandes líderes han utilizado el poder de las palabras para transformar nuestras emociones, enlistarnos en sus causas, y para dar forma al curso del destino. Desde Winston Churchill enfocado en la "hora más delicada" a la descripción de Martin Luther King, Jr. de "Tengo un sueño" somos muy conscientes de que las creencias están formadas por palabras, y pueden ser cambiados por las palabras. Pero ¿qué pasa con la capacidad que cada uno de nosotros tenemos dentro de usar palabras para encender el cambio, para movernos a la acción, y para mejorar nuestra calidad de vida?

Todos sabemos que las palabras nos proporcionan un medio para expresar y compartir nuestra experiencia con otros. Pero, ¿te das cuenta de que las palabras que habitualmente elegimos también afectan como nos sentimos con nosotros mismos y por lo tanto lo que experimentamos?

Durante los últimos 35 años he tenido el privilegio de trabajar con más de 50 millones de personas y he observado de primera mano el poder de cambiar una sola palabra clave en la comunicación con alguien y he visto cómo esto modifica instantáneamente su modo de sentir, de reaccionar y comportarse. Y puedo afirmar que simplemente cambiando de mi vocabulario las palabras que habitual utilizo para describir emociones, puedo obtener al instante una mejoría en como pienso, siento y existo, transmitiendo esta mejoría a los demás. Este es el poder que yo llamo Transformacional-Vocabulario-consciente, que logra que el uso de ciertos términos mejore la calidad de tu vida hoy y para el resto de tu vida.

(Recuerda, este es un artículo en ingles que yo traduje) De acuerdo a la Enciclopedia de Compton, el idioma Inglés contiene más de 500.000 palabras. Sin embargo, el vocabulario de trabajo de una persona promedio se compone de 2,000 palabras eso es solo el 5% de todo el lenguaje. Y el número de palabras que usamos con más frecuencia las palabras que componen nuestro vocabulario habitual? Para la mayoría de personas, el promedio es de 200-300 palabras. ¿No es increíble? (Por el contrario, los escritos de John Milton utilizan cerca de 17.000 palabras y William Shakespeare utilizó 24.000 palabras, 5.000 de los cuales sólo se utiliza una vez.) De las 500.000 palabras totales, tanto como 3.000 se utilizan para describir las emociones-2/3 de las cuales son se utiliza para describir las emociones negativas.

Con estos increíbles recursos con los que expresar nuestros sentimientos e ideas, ¿por qué la gente acepta este tipo de vocabulario empobrecido? La mayoría de las personas no han sido impugnadas por el tamaño del vocabulario que entienden, sino más bien por las palabras que elijen para su uso. Nuestro cerebro trabaja a altas velocidades, tratando de ayudarnos a procesar lo que significan las cosas y lo que debemos hacer lo más rápido que podamos. Como resultado, tendemos a utilizar las mismas palabras una y otra vez. Muchas veces usamos atajos, pero estos atajos a menudo nos coartan emocionalmente.

Durante más de dos décadas, he estado probando los siguiente con público en vivo en todo el mundo: Les pido que realicen una tarea muy simple, que hagan una lista de las emociones que se sienten al menos una vez a la semana. Durante este ejercicio note que las personas se toman de cinco a diez minutos para escribir no todas las emociones que se sienten ocasionalmente (es decir, una vez al mes o al año), sino las que se sienten constantemente. Irónicamente, aunque la audiencia sea de 2.000 o 30.000 personas, el 90% de las personas escriben un promedio de una docena de palabras, de las cuales más de la mitad representan sentimientos negativos. Eso significa que, literalmente, de las 3.000 palabras que tenemos para las emociones, la mayoría de la gente siente alrededor de cinco o seis buenos sentimientos y los demás que encuentra son malos sentimientos, una y otra vez. Tendemos a ser felices y emocionales, pero por muy poco tiempo, en cambio es más fácil sentirnos enojados, frustrados, tristes o incluso deprimidos. Como un ejemplo. ¿Alguna vez se ha tomado el tiempo para llegar a estar realmente consciente de las palabras habituales que utiliza para describir las emociones que siente? ¿Cree posible que cuando sentimos sensaciones negativas, dichas sensaciones se puedan transformar emocionalmente por las palabras con que las etiquetemos?

El problema es que la mayoría de las veces no elegimos conscientemente nuestras palabras para describir nuestras emociones. ¿Cuales emociones? Aquellas que experimentamos como angustiantes, tenemos palabras habituales que inconscientemente se adhieren a ellas, y por supuesto, el reto es cambiar ese concepto de las palabras que se unen a nuestra experiencia para que modificando la palabra asociada a la circunstancia, el resultado de dicha experiencia sea más positivo. Las palabras tienen un efecto bioquímico en el cuerpo. En lugar de usar un "Estoy devastado" el efecto bioquímico será muy diferente al cambiarlo por "Estoy un poco decepcionado."

No es difícil ver el impacto de esto cuando otras personas nos hablan. Por ejemplo, si alguien te dijo: "Creo que estás equivocado", frente a: "Creo que te equivocas," Versus: "Estás mintiendo", todas estas afirmaciones tendrán una respuesta bioquímica diferente por el simple hecho de haber escogido decirlas. El proceso exacto mismo sucede con las palabras que usamos en nuestro interior, pero, por desgracia, somos menos conscientes de su impacto.

La primera vez que me concientice del poder de las palabras que usamos para etiquetar la experiencia de nuestras emociones, fue durante una intensa negociación comercial, más de una década y media atrás. Compartí cierta información de mi empresa con directivos de una empresa a quien queríamos como clientes, porque pensé que me ayudaría a mis dos socios y a mí a abreviar nuestro posicionamiento y a mostrar buena fe. Por desgracia, en lugar de apreciar este gesto de buena fe y ser recíprocos, ellos terminaron

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