Cacao Ecuatoriano. Cultura local

La cultura local: un verdadero producto para internacionalizar.

Perspectivas para la internacionalización exitosa de una cultura

        Ante un mundo totalmente globalizado donde la apertura de mercados es un factor común del comercio exterior en la mayor cantidad de países, la internacionalización de productos locales llega a ser una oportunidad atractiva para empresarios, inversionistas, sociedad y en sí, el país en general. Muchos países cuentan con su propio distintivo de productos lo que les permite diferenciarse del resto e ir posicionando una especie de marca país alrededor del mundo y traspasar límites fronterizos para dar a conocer su cultura e historia mediante la exportación de productos o servicios de identidad nacional (BUITRAGO, 2010).

        Hablar del cacao y del chocolate es hablar del Ecuador y del origen de este fruto amazónico. El cacao nacional fino de aroma es relacionado directamente con la cultura, el desarrollo, la identidad, el patrimonio y la historia; es relacionar ríos, bosques, parcelas, geografía, agricultor y familias que caracterizan a Ecuador como un país cacaotero a nivel mundial por más de 5000 años. De hecho, investigaciones arqueológicas lideradas por un grupo de franceses comprobaron consumos de bebidas a base de cacao en la Amazonía ecuatoriana corroborando a Palanda, en la provincia de Zamora Chinchipe, como la cuna originaria de cacao (MINISTERIO DE CULTURA Y PATRIMONIO, 2019).

        Es importante complementar la historia del cacao con el impacto que tiene pre covid, como lo indica Lourdes Páez, directora de la Academia de Chocolate en Ecuador y autora del libro “Ecuador Tierra de Cacao”, menciona que esta fruta tiene un impacto relevante en la economía del país y de la región sudamericana desde tiempos inmemorables. Ecuador es actor relevante en la producción y exportación de cacao a nivel mundial; y, en la actualidad, es el productor y exportador principal del cacao “Nacional Fino de Aroma” con más del 60% de la producción mundial, convirtiéndolo en un ícono internacional en esta apetecida y codiciada industria (EL COMERCIO, 2017).

        En la perspectiva económica, según el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) la industria cacaotera ecuatoriana contribuye con la generación de empleo del 5% de la población económicamente activa (PAE) del país; y con más del 15% de la PAE a nivel rural. Por otra parte, según el Banco Central del Ecuador, el aporte del cacao en la economía ecuatoriana supera los 700 millones de dólares con un porcentaje superior al 1,8% del PIB total (OCHOA, 2019).

        Francisco Miranda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao del Ecuador (ANECACAO), menciona que el cacao ecuatoriano es único, respetado y distinguido a nivel nacional y según sus estadísticas, el 60% de la producción nacional es adquirida en los mercados de Estados Unidos de América, México y Holanda; convirtiéndose así en mercados referentes para un producto tradicional y cultural ecuatoriano (GUERRERO, 2015).

        Así, el cacao aporta con más de USD 700 millones a su economía y gran parte de esto se debe al ingreso de divisas provenientes de las exportaciones de este producto tangible; pues este sigue manteniendo su prestigio a través del valor agregado; es así que ya son varias las marcas de chocolate fino que se exportan, y que entran con pie firme en los mercados más exigentes de Europa, Asia y América del Norte, revalorizando los actores de la cadena desde el agricultor, productor y exportador, convirtiéndolo así en un negocio sostenible a nivel macro (MINISTERIO DE CULTURA Y PATRIMONIO, 2019).

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