Coaching exitencial
Enviado por kandhiiezz • 21 de Junio de 2019 • Informe • 6.108 Palabras (25 Páginas) • 202 Visitas
Coaching Existencial
Ernesto Spinelli
INTRODUCCIÓN
Todos los seres humanos compartimos varias cualidades existenciales o “existenciarios”: experimentamos nuestra existencia a través de nuestros cuerpos y dentro un tiempo y espacio; luchamos y estamos sostenidos por las posibilidades y limitaciones de los significados que construimos de todas y cada una de las facetas de nuestras vidas; y mantenemos esperanzas, planes y expectativas dentro de la incertidumbre y la inseguridad de vidas cuyo movimiento inevitable es hacia la muerte. Al mismo tiempo, la manera como cada uno de nosotros expresa estos “existenciarios” es única (Cohn, 1997; Jabcobsen, 2007).
El coaching existencial explora los intereses principales del coaching -es decir, aquellos asuntos relacionados con lo profesional, gerencial/directivo, y el desarrollo y ejecución del liderazgo- desde la perspectiva de los existenciarios, tal y como la expresan y la viven individualmente los clientes, sean personas u organizaciones. En general, se interesa por los dilemas de la vida que emergen como consecuencia de los cambios y circunstancias dentro de un contexto generalmente organizacional, que tiene un impacto personal y en nuestras relaciones interpersonales, tanto dentro como fuera de dicho contexto.
El coaching existencial se entiende y practica como un trabajo de investigación en el que predomina un enfoque descriptivo. En vez de que su preocupación principal sea alterar, reducir, remover o resolver los problemas presentados, la teoría existencial propone que la tarea principal del coach sea ayudar a los clientes a ver el motivo de consulta de una manera que lo contextualice más adecuadamente, dentro de su worldview o cosmovisión (es decir, todo el rango de creencias, valores, actitudes, suposiciones, afectos y conductas que forman, mantienen e identifican su “forma de ser”). Además, el coaching existencial propone las preocupaciones o problemas del cliente no sean vistas como obstáculos para el mantenimiento de su worldview actual, sino como expresiones consecuentes de él. Por lo tanto, desde esta perspectiva los asuntos que el cliente trae al coaching no son tratados como si estuvieran separados de la persona completa que los presenta.
En general, el coaching existencial adopta una postura que Peter Bluckert, teórico del coaching, resume bien: “Muchos… coaches empiezan con una fuerte tendencia a buscar la solución al problema del cliente en la realidad externa- el juego exterior. Se apresuran hacia una serie de acciones prácticas antes de haber entendido por completo la complejidad del problema” (Bluckert, 2006: 48). Tal como este capítulo busca clarificar, el coaching existencial contribuye al desarrollo de la profesión iluminando muchas de estas complejidades, proporcionando a los coaches varios recursos con los cuales trabajar, en formas que puedan beneficiar mejor a sus clientes.
SUPUESTOS CLAVE DE LA TEORÍA EXISTENCIAL
La teoría existencial no tiene un fundador o fuente autorizada única (Yalom, 1980: Cooper, 2003). Sin embargo, sus múltiples manifestaciones concuerdan en cierto número de principios clave fundacionales. Como se ha argumentado en otro escrito (Spinelli, 2007), estos tres principios son esenciales para delimitar la postura de la teoría existencial hacia la condición humana, y además son particularmente pertinentes para la práctica del coaching existencial.
a. Relacionalidad
En su forma más simple, el principio de relacionalidad plantea que todo intento por entender cualquier ser (incluyéndonos a nosotros), por su propia cuenta o aislado es demasiado limitante e inapropiado. Más bien, todos los seres se expresan a sí mismos, y son formados por un marco interrelacional[1] o contexto. Todos los seres son siempre seres-en-relación.
La postura de la teoría existencial en torno al principio de relacionalidad desafía una suposición persistente en la cultura occidental: que una persona es una unidad contenida en sí misma, entendible dentro de su propio conjunto de significados y conductas derivados subjetivamente. Desde un punto de vista relacional, los problemas y preocupaciones que presentan los clientes no pueden ser vistos como exclusivamente de ese cliente, en un sentido exclusivamente individualista. Nuestras formas particulares de relacionarnos influyen en todas las demás formas de relación y viceversa.
En resumen, desde una perspectiva existencial, la existencia humana revela “la total e indisoluble unidad o interrelación del individuo y su mundo… en el más verdadero sentido, la persona es vista como si no tuviera una existencia separada del mundo, y el mundo como si no tuviera una existencia separada de las personas” (Valle y King, 1978:7).
b. Incertidumbre
El segundo principio adoptado por la teoría existencial plantea que si toda la experiencia reflectiva y conocimiento de uno mismo, los otros y el mundo en general surge a través y dentro de la relacionalidad, entonces se nos revela una incertidumbre o incompletud inevitable e inescapable en todas nuestras reflexiones[2].
Esta incertidumbre no se trata sólo de darnos cuenta de que pueden pasar y pasan cosas inesperadas en nuestras vidas. Más bien, la incertidumbre también permea en aquellos aspectos de nuestras vidas que nos parecen predecibles o habituales. Nunca podemos saber con absoluta certeza qué y cómo serán el mundo, los otros, o incluso yo, en cualquier conjunto dado de circunstancias. En cualquier momento, todos y cada uno de los aspectos o cualidades disposicionales que conforman el worldview[3]/cosmovisión de un ser pueden abrirse a un desafío, reconsideración o disolución. Frases comunes como “yo nunca pensé que actuaría de esa manera” o “me pareció que se convirtió en una persona que no conozco/ no la reconocí cuando hiso eso”, o “ya nada de lo que pasa en el mundo me hace sentido/ ya no sé qué le pasa al mundo”, nos ponen en posiciones que nos permiten, al menos temporalmente, reconocer la incertidumbre inevitable de ser.
c. Ansiedad existencial
La teoría existencial plantea que los humanos son seres “creadores-de-sentido[4]”. Interpretamos el mundo a través del proceso humano de construir significado/significar de aquellas “cosas” o eventos que inciden en nuestra experiencia y con los cuales estamos en relación. Sin embargo, si todo nuestro “haciendo-sentido” es derivado de la relacionalidad e incierto, se hace evidente que ningún significado que construyamos puede llegar a ser definitivo, estar completo o cerrado a posibilidades distintas. En vez de eso, debido a que siempre permanecen abiertas a la posibilidad de nuevas definiciones, todos nuestros intentos de hacer-sentido acaban confrontando su apertura definicional o sinsentido.
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