Competitividad
Enviado por GeovasR • 21 de Enero de 2013 • 2.145 Palabras (9 Páginas) • 300 Visitas
Ante los requerimientos de financiamiento externo para compensar los desequilibrios generados, el trabajo cuestiona la viabilidad de la política económica seguida, y termina presentando algunas posibles opciones que, como propuestas para discusión, pudieran delinear nuevas perspectivas para la conducción económica en México.
Lo observado en los últimos años parece indicar que la relación entre ambos tipos de políticas es más bien conflictiva en algunos momentos, al punto que podría afirmarse que las políticas macroeconómicas que se aplican para corregir los desequilibrios de precios, fiscal y externo pueden acabar esterilizando en ocasiones, buena parte de los efectos positivos que se derivarían de la apertura e integración económica.
Una repercusión directa de la subvaluación fue el desarrollo de las tasas de interés internas. Éstas, medidas en los Certificados de la Tesorería (Cetes) a 28 días, terminaron por subir. Después de la relativa estabilidad del tc el manejo monetario acumuló una depreciación del tc de 361% lo que, a su vez, obligó a incrementar las tasas de interés en un intento por evitar mayor especulación monetaria.
Después del movimiento descendente los Cetes aumentaron casi 80% en el resto del periodo. Ambas tendencias a la alza, del tc y de las tasas de interés internas, influyeron negativamente en otros renglones importantes de la economía.
La aplicación de las medidas de choque que se han adoptado al inicio de todo programa de estabilización en América Latina, elevó el tipo de cambio y la tasa de interés nominales. Una vez controlada la inflación, el costo del dinero se mantiene alto, lo que hace que fluyan hacia los países capitales de corto plazo.
Las tasas de interés en ascenso y la devaluación significativa del tc mostraron la inestabilidad monetaria, afectando al mismo tiempo indicadores como los de la inversión, el producto y la inflación. Durante el periodo la tasa nula de crecimiento del pib se acompañó de un bajo nivel de inversión; mientras que, por su lado, la inflación se realimentó con el tc y con las tasas de interés, alcanzando su nivel histórico de 159.2%.
La mayor inflación y las altas tasas de interés obstaculizaron el ajuste fiscal, que era otro de los objetivos pretendidos. Paralelamente, la reducción de aranceles que acompaña a todo proceso de liberalización y apertura de los mercados contribuye a abaratar el precio relativo de los productos importados y, como consecuencia, el de los bienes nacionales que compiten con ellos.
No ocurre lo mismo con el precio de los productos y servicios no transables, mucho menos afectados por la competencia externa, por lo que se produce un cambio de precios relativos, aumentando los precios al consumidor (muy influidos por los no transables) más que los precios al productor de bienes transables; precios estos últimos que siguen un comportamiento similar al del tipo de cambio.
El resultado que producen estos procesos de estabilización y apertura (rezago del tipo de cambio y modificación de la relación de precios transables - no transables) es que, por una parte, el crecimiento de las importaciones sea mayor que el de las exportaciones, generándose nuevos desequilibrios en las cuentas externas y, por otra, que los retornos en moneda nacional por las exportaciones sean inferiores a los que habrían sido con un tipo de cambio de equilibrio y sin modificaciones de la estructura de precios relativos.
Como el crecimiento de los precios siguió presentándose, la política fiscal restrictiva no permitió alcanzar la estabilización: la inestabilidad cambiaria propició más inflación. En esta perspectiva, la inflación creciente obligó a políticas devaluatorias constantes y a incrementos de las tasas de interés, razón por la cual la inflación impidió retomar el crecimiento. Esto, por lo contrario, provocó acciones especulativas sobre el tc y las tasas de interés.5 En estas circunstancias, la fuerte devaluación del tc, las mayores tasas de interés y el déficit financiero respecto al pib generaron especulación, influyendo en la baja del producto y en mayor inflación y dificultando, por lo tanto, la consecución de la estabilidad en el crecimiento. Sin embargo, junto con lo anterior, también se presentó otro tipo de resultados.
Las únicas posibilidades para un nuevo ajuste las ofrece el mercado de trabajo, ya que no es posible ni una reducción brusca de las tasas de interés (que provocaría la fuga de capitales externos, necesarios para contrarrestar aunque sea parcialmente los déficit en balanza de pagos), ni una devaluación fuerte (que agravaría el problema del endeudamiento de las empresas y las familias).
Sin embargo, en el corto plazo, el aumento del empleo resultante de una expansión de la actividad exportadora podría ser contrarrestado por una reducción del empleo en los sectores que producen bienes que compitan con los importados, ya que la propia necesidad de competir en un mercado interno ahora menos protegido los obliga a aumentos de productividad que, al menos en un primer momento, descansan en gran medida en una reducción del empleo en dichos sectores.
El efecto neto que sobre el empleo trae la apertura económica dependerá entonces de, por una parte, el comportamiento de la demanda de empleo en ambos sectores (exportador y competitivo con importaciones) así como en la construcción y en los servicios y, por otra, de la propia dinámica de la oferta laboral. Esta evolución de la oferta de mano de obra y de la demanda sectorial tendrá sin duda consecuencias sobre el comportamiento del salario medio en cada uno de dichos sectores.
El fomento exportador se basó en el dinamismo de las manufacturas que, como un resultado de la subvaluación, dirigieron el cambio estructural registrado en el periodo y modificaron la estructura de las exportaciones. Así las cosas, el desplazamiento del petróleo por las manufacturas como principal renglón de exportación, se presentó como el pretendido cambio exportador de la política seguida.
No obstante, en este aspecto cabe subrayar que mientras el valor exportado se modificó poco, el de las importaciones registró una fuerte caída. El valor de lo importado bajó de 24 mil millones de dólares, el saldo positivo en balanza comercial coadyuvaría a enfrentar las obligaciones financieras externas, si bien con el costo de la contracción. Ante la especulación generada la caída de la inversión productiva significó, entre otros resultados, agrandar la herencia de las carencias productivas internas. Por su parte, los límites del financiamiento extra-fronteras fueron claros durante el periodo. En consecuencia, la salida neta de recursos provocada sólo por este renglón fue de 57 mil millones de dólares, resultando una salida neta de recursos frescos
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