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"Desafíos Mundiales, Soluciones Mundiales" Discurso Pronunciado En La Universidad George Washington


Enviado por   •  28 de Agosto de 2011  •  2.336 Palabras (10 Páginas)  •  2.519 Visitas

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“Desafíos mundiales, soluciones mundiales” Discurso pronunciado en la Universidad George Washington

Por Dominique Strauss-Kahn

Director Gerente del Fondo Monetario Internacional

Washington, 4 de abril de 2011

Texto preparado para la intervención

Buenas tardes, vecinos. Es un gran placer estar aquí hoy. Quiero agradecer al Presidente Knapp por su amable invitación y a Danny Leipziger por organizar este encuentro. Siempre es un gusto para mí hablar ante los estudiantes y lo he hecho en todo el mundo. Después de todo, ustedes son los dirigentes del mañana, la gente que decidirá el futuro.

A fines de la semana que viene, el FMI celebrará sus Reuniones de Primavera. Es la ocasión en que los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales a quienes rendimos cuentas vienen a Washington a deliberar sobre la economía mundial. Este año tendrán mucho de qué hablar.

Estamos viviendo un momento de la historia muy singular, un período de gran conmoción. Como todos ustedes saben, la crisis financiera mundial devastó la economía mundial y causó incalculable penuria y sufrimiento en todo el mundo. Pero eso no fue todo: también devastó los cimientos intelectuales del orden económico mundial del último cuarto de siglo.

Antes de la crisis, pensábamos que sabíamos bastante bien cómo dirigir las economías. El denominado “consenso de Washington” tenía una serie de mantras fundamentales. Una serie de normas simples en materia de política monetaria y fiscal garantizarían la estabilidad. La desregulación y la privatización generarían crecimiento y prosperidad. Los mercados financieros encauzarían los recursos hacia las esferas más productivas y se supervisarían a sí mismos en forma eficaz. Y todo mejoraría gracias a la globalización.

Todo esto se derrumbó con la crisis. El consenso de Washington pertenece al pasado. Tenemos por delante la tarea de reconstruir los cimientos de la estabilidad para que resistan el paso del tiempo y que la próxima etapa de la globalización sea beneficiosa para todos. Esta labor tiene tres esferas centrales: un nuevo enfoque de política económica, un nuevo enfoque de cohesión social y un nuevo enfoque de cooperación y multilateralismo.

Perspectivas

Permítanme empezar por la situación económica. La economía mundial sigue recuperándose, pero la recuperación no es pareja entre los países ni dentro de ellos. El crecimiento de las economías avanzadas ―epicentro de la crisis financiera― aún es demasiado débil y el desempleo aún es demasiado alto. Al mismo tiempo, las economías de mercados emergentes, especialmente de Asia y América Latina, avanzan a todo vapor y se exponen a un sobrecalentamiento. Los países de bajo ingreso demostraron una notable capacidad de resistencia, pero ahora se ven golpeados por los altos precios de los alimentos y los combustibles.

Aún reina una gran incertidumbre. De hecho, son muchos los cisnes negros que hoy nadan en las aguas de la economía mundial.

Tras la gran tragedia de Japón, la prioridad inmediata es aliviar el sufrimiento humano y volver a construir lo que se ha destruido. Nadie puede dejar de impresionarse ante la capacidad de recuperación del pueblo japonés.

En Europa, algunos países están ante una encrucijada: han adoptado medidas difíciles, pero deben esforzarse más. En última instancia, Europa necesita una solución integral, cuya base sea la solidaridad paneuropea, a fin de abordar los problemas persistentes del sector financiero y la deuda soberana. Hasta ahora, los avances han sido parciales y fragmentados, y este es un riesgo clave tanto para los países azotados por la crisis como para la recuperación europea global.

Oriente Medio está viviendo una transformación histórica. Los ciudadanos persiguen mayor libertad y una distribución más equitativa de las oportunidades y los recursos económicos. Para responder a estas aspiraciones se deberán realizar cambios profundos en las instituciones políticas, económicas y sociales. El proceso será dilatado: un cambio institucional de esta magnitud lleva tiempo y esfuerzo. El reto inmediato consiste en preservar la cohesión social sin socavar la estabilidad macroeconómica. En épocas de malestar social, casi todos los gobiernos de la región lógicamente han intentando suavizar el efecto de las alzas de precios de los alimentos y los combustibles absorbiéndolas parcialmente a través del presupuesto público. Naturalmente, este gasto extraordinario comprimirá las finanzas públicas. La inestabilidad política también está mermando el turismo y la inversión extranjera directa, y encareciendo el crédito. Esto podría desbaratar los esfuerzos por aplicar un modelo de crecimiento integrador en el plano social y generar empleo para absorber la mano de obra creciente. La comunidad internacional debe estar preparada para ayudar, hoy y en los próximos años.

Resumiendo, en términos generales, la situación económica sigue siendo frágil y dispar, rodeada de gran incertidumbre.

Un nuevo enfoque de política macroeconómica

En el antiguo paradigma, a la política monetaria solo le incumbía la inflación y el crecimiento. Pero esto era demasiado simple. Antes de la crisis, tras la fachada de una baja inflación y un crecimiento sólido acechaban graves peligros: la escalada de los precios de los activos, el auge del crecimiento del crédito, la inversión excesiva en vivienda, un crisol financiero de activos tóxicos y agudos desequilibrios en cuenta corriente.

El sector financiero solía pasar mayormente inadvertido. La regulación y la supervisión estaban estrechamente enfocadas en instituciones y mercados individuales, sin prestar demasiada atención a las dimensiones más amplias de la estabilidad financiera y macroeconómica. Pero una de las lecciones fundamentales es que los acontecimientos locales pueden tener repercusiones mundiales.

Sin lugar a dudas, la política monetaria debe trascender a la estabilidad de precios y tener en cuenta la estabilidad financiera. Pero eso no significa que el principal instrumento de la política monetaria ―la tasa de política monetaria― deba ampliar su alcance. Afortunadamente, disponemos de otros instrumentos: los de tipo macroprudencial, como los coeficientes de capital, los coeficientes de liquidez y las relaciones préstamo/valor. Debemos aprender cómo diseñar y utilizar estos instrumentos de forma más eficaz.

¿Qué ocurrió con la política fiscal? En el antiguo paradigma, la política fiscal había caído decididamente en desuso. Su función estaba limitada a los estabilizadores automáticos ―que permitían que los déficits presupuestarios crecieran o disminuyeran a tono con el ciclo económico―, y la política discrecional

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