ECONOMIAS
Enviado por marianita89 • 13 de Agosto de 2014 • 506 Palabras (3 Páginas) • 151 Visitas
Esperando mí turno el sábado
Estaba listo. Estaba preparado. Incluso mi padre verdadero estaba
enojado con él.
Mi papá pobre me dijo que si no obtenía un aumento, debería
renunciar inmediatamente.
El sábado a Las 8:00 am atravesé la puerta de la casa de Mike.
“Toma asiento y espera tú turno”, dijo el papá de Mike, cuando entré.
Se dio la vuelta y desapareció dentro de su pequeña oficina cercana
a su dormitorio.
Transcurrieron cuarenta y cinco minutos, y yo ya estaba echando
vapor. En un momento, estuve listo para irme, pero por alguna razón,
me quedé.
Finalmente, quince minutos más tarde, a las 9:00 am., padre rico salió
y sin decir nada, me hizo señas con su mano para que entrara a su
oficina.
“Entiendo que quieres un aumento, o renunciarás”, dijo papá rico
mientras giraba en la silla de su escritorio.
“Bueno, usted no está cumpliendo su parte del trato”, dije sin
consideraciones, casi con lagrimas.
“Usted dijo que me enseñaría si yo trabajaba para usted. Bien, lo he
hecho. He trabajado esforzadamente. He dejado de lado mis partidos
de baseball para trabajar para usted. Pero usted no mantuvo su
palabra. No me ha enseñado nada. Me hizo esperar y no me ha
15demostrado respeto. Soy solo un chiquillo, y merezco ser tratado
mejor”
“No está mal”, dijo. “En menos de un mes, ya suenas como la
mayoría de mis empleados”
“¿Cómo?” pregunte. Y continué con mis agravios, sin entender lo que
él me estaba diciendo. “Pensé que usted iba a cumplir su parte del
trato y enseñarme. En lugar de eso, quiere ¡torturarme! Eso es cruel.
Eso es realmente cruel”
“Te estoy enseñando” dijo papá rico calmadamente.
“¿Qué me está enseñando? iNada! agregué enojado. “Ni siquiera me
a hablado una sola vez desde el momento en que accedí a trabajar
con usted por diez centavos la hora.
“¡Guau!” dijo papá rico. “Ahora suenas igual que la mayoría de la
gente que solía trabajar para mí. Gente que, o bien yo despedí, o
renunciaron”
“¿Entonces, ¿qué tiene para decir?” demandé, sintiéndome
demasiado embravecido para ser un niño pequeño. “Usted me mintió.
He trabajado para usted, y no mantuvo su palabra. No me ha
enseñado nada”
“¿Cómo sabes que no te he enseñado nada?”, me preguntó padre
rico con calma.
“Bueno, usted nunca me ha dirigido la palabra. He trabajado por
semanas, y usted no me ha enseñado nada”, dije casi lloriqueando.
“¿Acaso enseñar significa hablar o disertar?” me preguntó padre rico.
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