EL IPC Y SU SESGO ESTRUCTURAL

EL IPC Y SU SESGO ESTRUCTURAL

La discusión y el debate que se ha suscitado a partir de las aprehensiones y dudas planteadas por Jorge Selaide, se ha centrado en el cuestionamiento a las metodologías empleadas por INE relativas al levantamiento de precios y su adecuada selección y tratamiento de los mismos para los efectos de mejorar las estimaciones de la inflación en nuestro país. Ese ha sido el centro de gravedad de la discusión. Sin embargo independiente de dichos cuestionamientos, no del todo desprovistos de desinformación respecto de los procesos técnicos y de los algoritmos utilizados por el INE, el IPC muestra sesgos evidentes que se remontan al año 2009, como bien señala Eduardo Engel. Es ilustrativo recordar que el actual IPC debutó a comienzos del año 2009 con un manifiesto y burdo error aritmético consistente en un Índice General de Precios completamente desalineado con el promedio, que le corresponde ser, entre el índice de Bienes Transables y No Transables.

La discusión se ha centrado en la supuesta ausencia de ajustes por calidad en la División de Recreación y Cultura que contiene equipamiento electrónico del hogar de alta tecnología sujeto a rápida obsolescencia y el no reemplazo en la muestra de equipos; en las estacionalidades de las Divisiones Vestuario y Calzado y en los productos “Arriendo” y “Servicio Doméstico”.

A este respecto creo necesario refutar que la supuesta ausencia de los ajustes de calidad en productos de alta tecnología obsoletos, lejos de subestimar la inflación la sobreestima debido a que los nuevos productos de reemplazo tienen precios más altos, pero con una calidad, capacidad y atributos de sus principales componentes que los transforman en un equivalente a dos o más unidades de las antiguas versiones, por lo que corresponde consignar una disminución en el precio y no un alza. Afirmar lo contrario es al menos desconocer principios básicos aplicados internacionalmente.

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