ETICA Y DELITO

Por supuesto que no tendremos el atrevimiento de conceptualizar en “tres columnas” dos aspectos con tantas aristas y ciencias a aplicar para racionalizarlos, como información hay en la web para explicarlos, nada más y nada menos que 53.400.000 de documentos a consultar.

Y en este mundo globalizado de hoy día, hasta en esto el delito supera a la ética, ya que en 0,12 segundos se generan 26.900.000 resultados a consultar, mientras que para la ética se obtienen 26.500.000 resultados en 0,14 segundos, menos documentos y más tiempo.

Por qué relacionarlos en estas “tres columnas”, aquí viene nuestro atrevimiento, porque consideramos que son variables inversamente proporcionales: En la medida que la ética sea menor, mayor será la probabilidad de cometer delito. Por esta razón, dichas variables deben ser consideradas por quienes tienen responsabilidad social: padres, maestros, patronos, quienes tienen la oportunidad de influenciar en el ser humano, niño, joven o trabajador que al final es quien debe decidir entre ser ético o cometer delito.

Si no enseñamos a nuestros hijos que mentir es incorrecto, si en el salón de clases el maestro no le advierte la importancia de ser honesto con los compañeros, si las empresas no promueven una conducta transparente en sus transacciones comerciales y financieras, si esto es cada día menor, mayor será la probabilidad de tener sicarios de 12 años, traquetos antes de los 18 años, y ciudadanos corruptos, todos estos delitos tipificados en las leyes.

Delitos que en oportunidades, cuando involucra tres o más personas, son calificados como delincuencia organizada, y aquí es preciso recordar que entre los delitos de delincuencia organizada están el tráfico de drogas, órganos y armas; pero también el contrabando, la piratería y la corrupción, siendo que estos tres últimos son a la luz de algunos seres humanos, menos graves que los primeros, o éticamente menos juzgados que aquellos.

Es decir, muchas personas sancionan la venta de drogas u órganos, pero pocas condenan pagar coima, la cual anima la corrupción, o comprar una cartera que ha sido producto del contrabando, o comprar una película pirata. Siendo que todas son igualmente delitos.

Y en el caso de los Sujetos Obligados que tienen la responsabilidad de prevenir, controlar y administrar los riesgos asociados a los delitos de legitimación de capitales y financiamientos al terrorismo, esta relación, en nuestra opinión, debería ser revisada, ya que la ética de sus clientes, empleados y accionistas, estará íntimamente relacionada con sus actividades económicas, recursos y operaciones, donde además la omisión de los empleados puede ser calificada como un delito o un facilitador de éste.

La Ética no puede ser según el cristal con que se mire, y el delito según quien lo cometa.

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