Economía salvadoreña análisis comparativo

Economía salvadoreña análisis comparativo

Elías

Economía salvadoreña análisis comparativo

El Salvador está cerca de cumplir dos siglos de haber sido conformado una República libre y soberana, sin embargo, a pesar del tiempo que ha transcurrido no se ha logrado concretar avances significativos en materia económica, cultural o social, sino que pareciera que en lugar de avanzar hemos quedado estancados, mientras los demás países avanzan a un ritmo significativo.

Un importante indicador de la situación nacional es el porcentaje dedicado a áreas como la educación, salud y cultura. Referente a educación, El Salvador no dedica más del 4% de su Producto Interno Bruto a esta área, no es de extrañar entonces que a nivel nacional, los estudiantes egresados de educación media solo conozcan en promedio la mitad de los contenidos impartidos por sus docentes.1 

Además el país invierte la mayor parte de su presupuesto en educación en los niveles de parvularia, educación básica y media, quedando un porcentaje relativamente bajo en educación superior (49.24%).2 No se promueve el estudio a nivel superior como se promueve en los demás niveles de educación, existiendo solamente una institución de educación superior creada por el Estado y con bajos costos de ingreso a los cuales tienen acceso gran parte de los estudiantes egresados de educación media. Sin embargo, los procesos de selección se vuelven bastante excluyentes, dejando a gran parte de los aspirantes estudios superiores sin ninguna oportunidad de ingresar a la única institución al alcance de su capacidad económica.

En contraposición, la mayoría de los países del primer mundo  invierte un adecuado porcentaje de su PIB al área educativa, lo que les permite tener los recursos necesarios para cubrir los gastos que el estudio superior les requiere a sus ciudadanos. Estos países, al invertir más en materia educativa forma mejores profesionales enfocados la investigación de distintas áreas, lo que les permite ser países con un nivel tecnológico elevado, con altos índices de producción y exportación.

El éxito en la educación de estos países no depende solamente del capital con el que cuentan, sino de la buena administración de este. El Salvador no ha sido ejemplar en este aspecto, ya que sus dirigentes no consideran cuáles son las verdaderas raíces de muchos problemas. Le apuestan a contrarrestar la violencia por medio de la represión o, en ocasiones con más violencia, sin reparar en soluciones realmente efectivas como las de prevención. Invertir en educación, en la formación de profesionales a quienes ofrecerles un empleo digno, reduciría

significativamente la violencia, la baja productividad, aumentaría los ingresos nacionales, etc. Significaría un considerable avance para el país, ya que la inversión en educación es la que principalmente dinamiza la economía de los pueblos e incrementa el nivel de cultura de un país.

Sin embargo, la economía salvadoreña, al ser de corte capitalista  y no tratándose de un modelo puro, sino en el cual se han implementado políticas neoliberales desde hace 25 años y con alrededor de 14 años de un esquema dolarizado, ajeno a lo que era nuestra moneda nacional,3 no está principalmente interesado en el desarrollo social y económico de las mayorías sino que quienes poseen el poder político y económico (un grupo elitista) no quieren un desarrollo equitativo de todos los sectores del país.

Durante años, los dirigentes del país no han perseguido fines honestos o buscado lo mejor para el pueblo, por lo general quienes llegan  al poder buscan sacarles provecho al puesto que han logrado, más bien que cumplir con el papel que se les ha asignado, al cual muchas veces llegan por elección popular, pero al desempeñar sus cargos fácilmente olvidan el bienestar popular por centrarse en sus intereses individuales.

La cultura de un país es otro de los indicadores de desarrollo, aspecto en el cual El Salvador tiene muchos elementos reprobables. El tema de la cultura se encuentra limitado a los programas de educación en los cuales se le dedica como máximo dos horas a la semana, en muchos casos como un tema de las materias de Lenguaje o Estudios Sociales, razón por la cual tanto estudiantes jóvenes, como adultos e incluso personas de mayor edad demuestran una pobreza en cuanto a cultura nacional y universal.4 

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