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El Extranjero


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  2.283 Palabras (10 Páginas)  •  220 Visitas

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1. Introducción

En su novela “El Extranjero” Albert Camus describe en forma muy detallada la carencia de valores del mundo contemporáneo como consecuencia de la frustración y la desesperanza en la que Europa quedó sumergida después de la guerra. Meursault, el protagonista refleja la filosofía del absurdo, la sensación de alienación, de desencanto frente a la vida. El aburrimiento, la cotidianidad lo van haciendo insensible, indiferente y hasta casi despiadado. Parecería que da lo mismo ser de una forma que de otra. Sin embargo, también en la novela se afirman las cualidades positivas de la divinidad y la fraternidad humana.

Considero que la obra debe llevarnos a una profunda reflexión acerca de la importancia de encontrarle un sentido a la vida. La costumbre no debe vencer al hombre, ninguna fuerza extraña debe dominarnos. Fuimos creados libres y con esa libertad debemos superar la cotidianidad, el absurdo, el sin sentido.

Luego de basarme en la biografía de Albert Camus pasare al análisis del libro en el que trataré de demostrar como la ausencia de una meta, de un sentido en la vida, llevó a Meursault a tanta indiferencia, a ni siquiera luchar por su vida, a entregarse en el más absurdo y absoluto silencio.

2. Primera Parte

Capitulo I

Los hechos se suceden en Argel. El protagonista, Meursault recibe un telegrama en el que se le informa que su madre ha fallecido. Debe partir hacia Marengo, donde se encuentra el asilo de ancianos, lugar en el que se hallaba su madre. Pide permiso a su patrón y emprende el viaje.

Una vez en el asilo, él esta abstraído en sus preocupaciones, se niega a ver el cuerpo de su madre y realiza reflexiones que demuestran su indiferencia ante un hecho de tanta importancia. En lugar de llorar a su madre, de expresarle su dolor, conversa con el conserje, de Paris. Fuma, se mantiene distante con los amigos de su madre que vienen a participar del velorio, le molesta el llanto de una de las mujeres… Se duerme. El entierro le resulta pesado, tortuoso por el calor de la jornada. Una vez concluido regresa a Argel con alegría pensando solamente en dormir. Nada hubo en él que expresara aflicción, pesar. Había muerto su madre, sin embargo, todo fue un trámite.

Capitulo II

Al despertar y darse cuenta que es sábado, siente el gozo de saber que tiene aun dos días de “vacaciones” y decide ir a bañarse al mar. Se encuentra con María Cardona, antigua mecanógrafa de su oficina, por la que había sentido deseos en el pasado. La invita al cine y luego pasa la noche con ella. Habían transcurrido pocas horas del entierro de su madre. Sin embargo, no pareció importante. En cambio, a María le impresionó, aunque no hizo ningún comentario. El, entendía que no era su culpa; ya se había disculpado con su patrón. Con ella no se disculparía.

Llega el domingo, describe la gente que pasa por la calle, reflexiona acerca de lo que harán y donde irán y también expresa el aburrimiento que le provoca ese día. Pensó que ya era un domingo menos, que su madre estaba ahora enterrada, que volvería a su trabajo. Nada había cambiado. El vacío que vive es extremo. No hay ninguna expresión de sensibilidad en sus reflexiones. Todo en él acontece como en forma autómata.

Capitulo III

Vuelve a su trabajo. Su patrón lo saluda por el luto y le pregunta por la edad de su madre. No la recuerda. Da una edad aproximada. Demuestra aquí un gran desamor por ella… ¡No saber su edad! Algo extraño, sus afectos no significan mucho, pero si el hacho de que la toalla que utiliza para secar sus manos, esté húmeda por la tarde. Sale a almorzar con un amigo, duerme un poco y luego regresa a la oficina. Al regresar a su casa, se encuentra con Salamano, un vecino viejo que tiene un perro sarnoso. Describe la relación entre ambos. A continuación se encuentra con Raymond Sintes, un segundo vecino que lo invita a comer algo en su habitación. Acepta para no tener que cocinar. Raymond le cuenta una historia que ha vivido con una amante. Lo escucha pero casi sin interesarse por el relato. Por eso, cuando Raymond le pide consejo, le responde con oraciones breves y ante la propuesta de escribir la carta, responde afirmativamente de la misma forma que hubiera rechazado. Le era indiferente hacerlo o no. No le molestaba. Una vez terminada, vuelve a su departamento y escucha gemir al perro del viejo Salamano.

A Meursault le daba lo mismo ser su camarada que no serlo. Total imparcialidad.

Capitulo IV

Trabajó mucho toda la semana. Fue dos veces al cine con Emmanuel. El sábado va nuevamente a la playa y pasan la noche juntos. El domingo almuerzan juntos. Sienten una discusión en la habitación de Raymond. Allí le cuenta a María la historia del amante del vecino. Termina interviniendo la policía. Él, debe salir de testigo, afirma que le “da lo mismo” aunque no sabia que debía decir. Cuando regresan se encuentran con Salamano que había extraviado su viejo perro. Su consuelo hacia el vecino es muy técnico, solo hace mención a la actitud de la perrera. No es capaz de captar la soledad y el dolor de Salamano.

Capitulo V

Un día en el que recibió varias propuestas: Raymond lo invita a pasar el domingo en una cabaña en la paya de un amigo, cerca de Argel. El patrón le propone enviarlo a una oficina que instalará en Paris. Meursault expresa que le da igual. Ante la pregunta de su jefe si no le interesa un cambio de vida, responde que nunca se cambia de vida, que todas valían lo mismo… He aquí la absoluta indiferencia. Su jefe observa que jamás responde directamente que no tiene ambiciones…

Por la tarde María le pregunta si quería casarse con ella. Nuevamente la respuesta es: “me da igual”. No hay en él “si” o “no”. Pareciera que nada tiene sentido, nada le importa lo suficiente como para jugarse en una decisión personal única y responsable. María lo ama y se lo dice; él ciertamente no la quiere y lo dice. Para él, el matrimonio no es cosa seria. Pero si ella desea casarse él lo haría cuando ella lo disponga.

Cena en lo de Celeste, una extraña mujercita se sentó a su mesa, pidió la cena y extrajo una revista radiofónica en la que marco las emisiones. Esto le llamo la atención a Meursault. Por ello al salir ella, él como no tenía nada que hacer, salió también y la siguió. Termino por perderla entonces, volvió a su casa, encuentra a Salamano desolado por la perdida de su perro. Habla con él, lo escucha, se aburre pero como no tiene nada que hacer, ni sentía sueño, se queda con su vecino. No es el afecto ni la preocupación del otro lo que lo hacen quedar con Salamano.

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