El Reino Empresarial
Enviado por charliehdez • 16 de Noviembre de 2011 • 626 Palabras (3 Páginas) • 482 Visitas
EL REINO EMPRESARIAL
En una empresa llamada: El Reino Empresarial S.A., existió un rey que quiso dar un paseo para relajarse después de una tremenda batalla en la frontera sur de su nación. Caminó hacia su jardín real y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban tristes, sin brillo y sin vida, en verdad estaba muriendo.
Se dirigió aprisa hacia su jardín y el roble fuel al primero en encontrar, el cual le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como su compañero que estaba a 50 metros delante de él: el pino.
Se desplazo los 50 metros exactos a donde estaba ubicado el pino, que también estaba muriendo, lo halló caído porque no podía dar uvas como la vid: “Quiero dar uvas lindas, pequeñas y jugosas como la vid”.
“¿Dónde se encuentra la vid?” - Pregunto el rey.
“Esta a 75 metros hacia su derecha, mi señor.” - Exclamo el pino, con muchas lagrimas.
Guardo las palabras del roble y del pino en su corazon mientras se aproximaba a la vid. Cuando vio de lejos a la vid, se pregunto en su corazón el nombre de esta enfermedad que atacaba a su antiguo pero bello jardín.
Al llegar a la vid, se topo con la misma situación, ya que la vid se moría porque no podía florecer como la rosa.
“Quiero dar a todos flores bellas y muy lindas, llenas de brillo y con rico aroma”.
Mientras todavía escuchaba a la vid, un grito de angustia y llanto rompió mi concentración y me di cuenta que a las espaldas de la vid se encontraba su más grande tormento, que estaba llorando: la rosa.
Corrí deprisa a la rosa y la rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el roble.
Si nos seguimos comparando seguiremos marchando en la dirección incorrecta.
Baje la mirada y comencé a caminar, preguntándome del comportamiento de mi jardín y antes que pudiera dar el paso número 23, una planita me grito con voz chiquita y aguda:
“No me pise, mi Señor”.
Me di cuenta que estaba por pisar a la fresita. Que por cierto, cuando me grito, me desconcentre y caí sentado frente a la plantita porque no pude dar bien mi paso.
“Si me pisa, mi Señor, ya no podre darle el gusto de mi fruto” – exclamo con mucha sinceridad.
Extrañamente me percate que esta fresita, estaba bien verdecita en sus hojas, que dentro de muy poco tiempo comenzara a dar su fruto por esta floreciendo, más fresca que nunca y que todas las otras plantas de mi jardín.
El rey preguntó:
“¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?”
“No lo sé” - exclamo la fresa. “Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresitas. Si hubieras querido un roble o una rosa, los habrías plantado”.
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