El acuerdo de libre comercio de Сolombia con los Estados Unidos
Enviado por apontegonzalez • 14 de Marzo de 2012 • Trabajo • 376 Palabras (2 Páginas) • 644 Visitas
INTRODUCCION
No cabe duda que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos constituye un viento fresco de esperanza en tiempos de gran parte marcados por la desilusión y la desconfianza. Por eso, el ciudadano colombiano intuye que se trata de una oportunidad que no podemos dejar pasar para catapultar al país a otra categoría económica. Más allá de los obstáculos enfrentados, y de las voces de pleno derecho discrepantes de diversos grupos de interés, persiste una voz interior que nos dice que tiene sentido lograr el acceso preferencial de nuestros productos al mercado que más compra en el mundo, y que estaremos mejor si participamos en el comercio mundial, en lugar de quedarnos fuera de él. Evidentemente, materializar los objetivos nacionales del TLC no es tarea de un día. Pero, bien negociado, el TLC puede ser el disparador de un proceso de mejora permanente con un significativo efecto benéfico masivo, una enorme oportunidad para estar mejor. Hoy no puede taparse con un dedo un hecho contundente: que en Colombia se están dando todos los rasgos que prefiguran una verdadera revolución exportadora, que nos permita emular los ritmos de crecimiento que caracterizaron al país en sus mejores ciclos económicos y que se requieren para acumular bienestar. Sólo que, esta vez, ya no dependemos de unos pocos productos. Ahora, la expansión exportadora se caracteriza por una diversificación sin precedentes, reflejada en el hecho de que las exportaciones de bienes industriales están alcanzando en importancia a las de materias primas. En ese contexto, estamos negociando un TLC porque la obtención de un acceso permanente y libre de barreras al mercado norteamericano estimulará indefinidamente el crecimiento exportador, el vigor de las pequeñas empresas, el incremento del empleo y, en definitiva, el bienestar de los colombianos. Muchas regiones del país ya están experimentando los beneficios de la actividad exportadora sobre el empleo y tomando conciencia de que, de una u otra forma, todos somos parte de la cadena exportadora. Bien sea porque tengamos una empresa que exporta directamente o una que le brinda servicios e insumos a aquella, porque trabajemos para una o la otra, porque adquiramos productos importados en mejores condiciones o porque el Estado cuente con más recursos para el desarrollo, el comercio exterior nos toca a todos.
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