El agro brasileño: de la modernización conservadora a la hegemonía del agronegocio

El agro brasileño: de la modernización conservadora a la hegemonía del agronegocio

En Brasil, el objetivo de la reforma era “promover una mejor distribución de la tierra". Así como de dar justicia social y de que haya una mayor productividad de la tierra”. mediante una extinción gradual de los minifundios y latifundios que eran considerados sistemas injustos de posesión de la tierra y como un problema social.  

De esta manera, la profundización del capitalismo dependiente en el medio rural, basado en la expansión del agronegocio, tiene impactos negativos en la vida de los pueblos del campo, de los bosques y de las aguas, impidiendo el cumplimiento de la función socioambiental de la tierra y la realización de la reforma agraria, promoviendo la exclusión y la violencia, impactando negativamente también en las ciudades, agravando la dependencia del exterior y la degradación de los recursos naturales.

Brasil vive un proceso de reprimarización de su economía, esta está sustentada en la producción y exportación de commodities agrícolas y no agrícolas, que, en la realidad, se evidencia que no puede financiar y promover un desarrollo sostenible y solidario, y de satisfacer la necesidad del pueblo brasileño.

El agronegocio representa un pacto de poder de las clases sociales hegemónicas, con fuerte apoyo del Estado brasileño, basado en la financiación y en la acumulación de capital, en la mercantilización de los bienes de la naturaleza, generando concentración y extranjerización de la tierra, contaminando los alimentos con agrotóxicos, destrucción ambiental, exclusión y violencia en el campo y la criminalización de los movimientos, sus direcciones y de las luchas sociales. (p.27)

Así, también se observa una a crisis actual es endémica y planetaria y, en situaciones de crisis, el capital busca salidas clásicas que afectan aún más a los trabajadores mediante el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, superexplotación y concentración de los bienes y recursos naturales (reprimarización), flexibilización de los derechos e inversión en tecnología excluyente y depredadora.  Además, Mendes (2014) menciona que, en la actual situación de crisis, Brasil, como país rico en tierra, agua, bienes naturales y biodiversidad, atrae el capital especulativo y agroexportador, acentuando los impactos negativos sobre los territorios y las poblaciones indígenas, quilombolas y comunidades tradicionales y campesinas. p.27) Entonces, de manera externa, Brasil puede llegar a transformarse en una palanca del proyecto neocolonizador, expandiendo ese modelo a otros países, especialmente en América Latina y África. Por último, el pensamiento neodesarrollista está enfocado en la producción de beneficios, defendido tanto por derecha como por izquierda. Asimismo, se observa que los pueblos indígenas y campesinos son vistos como una barrera para el desarrollo empresarial. Entonces Mendes (2014) declara: “La opción del gobierno brasileño por un proyecto neodesarrollista centrado en grandes proyectos y en la exportación de commodities, agrava la situación de exclusión y de violencia. Por consiguiente, no atiende a las exigencias estructurales y no coloca la reforma agraria en el centro de” (p.127)

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