El arte de la guerra. “LO MÁS CONVENIENTE ES VENCER EVITANDO LA BATALLA, VALIÉNDOSE DE LA ESTRATEGIA”

“LO MÁS CONVENIENTE ES VENCER EVITANDO LA BATALLA,

VALIÉNDOSE DE LA ESTRATEGIA”

Para ganar, primero se debe ir con la certeza de que se va a ganar, es decir, se debe ir preparado, conociendo hasta el más mínimo detalle de todas las variables que puedan existir en el camino (ventajas y desventajas de los competidores, fortalezas y debilidades propias, entre otros), para luego si luchar, de lo contrario, si no hay una preparación previa, si se va a la guerra improvisando, lo más probable es que se pierda, también se debe saber en qué momento y como atacar, ya que si se hace cuando el oponente sea muy fuerte, probablemente se pierda, pero si se hace cuando su organización esta débil, y aun mejor ,si se logra desestabilizar más, si se siembra la disensión entre sus filas, la victoria será inminente, para eso también se debe ser capaz de despistar al enemigo, mostrar señales contrarias que no permitan saber cuál será el siguiente paso a seguir.

Cuando se inicia la guerra, se debe procurar llegar a la victoria en un tiempo rápido, ya que si está se prolonga por mucho tiempo, el ejército propio se debilitará, por lo que se debe tomar la iniciativa, y procurar que los seguidores también la tengan, para ello se debe recompensar, no a todos, sino que a los que más se esfuercen, esto con el fin de animar a los demás.

La guerra no se gana por medio de la lucha, no es el más victorioso aquel que gana todas las batallas, sino aquel que logra debilitar al enemigo sin tener que pelear, y esto se logra por medio de la estrategia, deshaciendo los planes del enemigo, estropeando sus alianzas, bloqueando sus caminos y suministros, sin tener la necesidad de tener al ejercito enemigo asediado. Además, se debe tener claras las responsabilidades de cada "soldado", o si no se podrían incurrir en procesos tardíos que afecten el desarrollo de la estrategia.

"Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas         correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla." [1]

En el campo de batalla se debe tener claro la estrategia de defensa y ataque a utilizar, es decir, mientras no se encuentren las debilidades del enemigo, hay que defender, por lo que se debe ocultar la formación de ataque e irse fortaleciendo, pero si el adversario es vulnerable, es hora de atacar.  Por ello, hay que llevar al enemigo a donde nuestras fortalezas se incrementen, donde él tenga la desventaja.

Como se mencionó anteriormente, mandar señales contrarias al enemigo puede traernos beneficios, ya que, si se muestra cobardía, se podrá conocer las estrategias del adversario, si se muestra debilidad, se podrá inducir a la arrogancia al enemigo, pero para ello se debe, en primera instancia, generar orden, valentía, entre otros, con el fin de poder organizar el “desorden y debilidad artificial” que logren confundirlo.

“El desorden llega del orden, la cobardía surge del valor, la debilidad brota de la fuerza.” [1]

En el campo de batalla, el que primero llega estará cómodo, mientras que el que ocupa el campo después estará fatigado ya que tendrá que apresurarse para batallar, además, un estratega inteligente atraerá a sus enemigos hacia sus fortalezas, sabrá imponer su voluntad en el campo, pero no debe permitir que la voluntad del enemigo le sea impuesta. Se debe ser sutil, discreto, misterioso y confidencial con tal de parecer no tener forma y ser silencioso, con el fin de poder manejar el destino del adversario.

Para generar alianzas precisas se deben conocer los planes del enemigo, para poder maniobrar y guerrear se debe conocer detalladamente el campo de batalla, hay que confundir al enemigo por medio de falsas persecuciones, haciendo creer que nuestras fuerzas están lejos para luego atacar sorpresivamente, el ejército debe estar compuesto por hombres competentes ya que solo la combinación de estos llevará a la victoria.

Para un buen desempeño en el campo de batalla, lo generales tienen la responsabilidad de tomar decisiones, pero estas no deben estar sujetas a las emociones, ya que, si toman decisiones con imprudencia, llevarán a su destrucción, con cobardía, a la captura, podrán ser provocados por medio de insultos si son de un temperamento fuerte, provocando que se marche por rutas que no deben ser recorridas, atacando ciudades que no deben ser atacadas, entre otros.

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