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El macro economista como científico y como ingeniero


Enviado por   •  10 de Agosto de 2019  •  Reseña  •  11.508 Palabras (47 Páginas)  •  88 Visitas

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Economía: Teoria y práctica ISSN: 0188-8250etyp@xanum.uam.mx

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa

México

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Mankiw, N. Gregory

El macroeconomista corno científico y como ingeniero Economía: Teoria y práctica, núm. 25, 2006, pp. 95-116 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281123447005

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INTRODUCCIÓN

 

los economistas les gusta adop­ tar la pose de científicos, yo lo sé debido a que a menudo lo hago. Cuando enseño a estudiantes de licenciatura muy conscientemen­ te describo el campo de la econo­ mía  como  una  ciencia,  de  tal

modo que ningún estudiante co­

 economía de Estados Unidos estaba tratando de salir de una recesión, he sido recordado que el cam­ po de la macroeconomía nació no como u na cien­ cia sino más bien como un tipo de ingeniería. Dios colocó a los macroeconomistas sobre la Tierra no para que propusieran y probaran teorías elegan­ tes sino para que resolvieran problemas prácticos. Aceptemos además, que los problemas que Él nos asignó no son de dimensiones modestas. La encru­ cijada que dio origen a nuestra profesión -la Gran Depresión de la década de 1930- fue un declive eco­ nómico de una escala sin precedentes, el ingreso se deprimió tanto y el desempleo fue tan extendido que no es exageración decir que la viabilidad del sistema capitalista estuvo puesta en duda.

Este ensayo ofrece una breve historia de la macroeconomía, conju ntamente con una evalua­ ción de lo que hemos aprendido. Mi premisa de partida es que la prof esión ha evolucionado por los esfuerzos de dos tipos de macroeconomistas

-aquellos que entienden este campo como u n tipo de ingeniería y aquellos que preferirían que fuera mucho más un quehacer científico. Los ingenieros

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mience el curso pensando que él o ella se está em­ barcando en algún esfuerzo académico insulso. Nuestros colegas en el Departamento de Física pue­ den encontrar ocurrente que los vemos como pri­ mos cercanos, pero nosotros estamos preparados para recordarle a cualquiera que desee escuchar que los economistas formulan teorías con precisión ma­ temática, recolectan inmensas bases de datos sobre el comportamiento agregado e individual, y utili­ zan las más sofisticadas técnicas estadísticas para llegar a resultados empíricos libres de juicios per­ sonales e ideológicos (o por lo menos nos gusta pen­ sar así).Después  de pasar  dos años  en Washington como asesor económico en un periodo en el cual la

 se dedican, primero y ante todo, a solucionar

problemas. Por el contrario, el objetivo de los cien­ tíficos es entender cómo funciona el mundo. El én­ fasis de la investigación en macroeconomía ha variado a lo largo del tiempo entre estos dos moti­ vos. Mientras que los primeros macroeconomistas eran ingenieros tratando de solucionar problemas prácticos, l os macroeconomistas de las pasadas décadas han esta do más interesados en desarro­ llar herramientas analíticas y en proponer princi­ pios teóricos. Estas herramientas y estos princi­ pios, sin embargo, han tenido serias limitaciones para encontrar aplicaciones prácticas. En la medi­ da que el campo de la macroeconomía ha evol u­ cionado, un tema recurrente es la interacción -al-


gunas veces prod uctiva otras no tanto- entre los

científicos y los ingenieros. El desacuerdo sustan­ tivo entre la ciencia y la ingeniería de la macroe­ conomía debe ser un hecho vergonzoso para todos los que trabajamos en este campo.

Para evitar cualquier confusión, he de decir des­ de el principio que la historia que voy a narrar no es una de chicos malos y chicos buenos. Ni los científicos ni los ingenieros tienen derecho a ma­ yor virtud. La historia tampoco es una de pensa­ dores sofisticados y de plomeros de mente llana. Los profesores que enseñan la ciencia no son típi­ ca mente mejores en resolver problemas de inge­ niería que los profesores de ingeniería lo sean en resolver cuestiones científicas. En ambos campos, los problemas fundamentales son temas compli­ ca dos al igual que intelectualmente retadores. Así como el mundo necesita igualmente científicos que ingenieros, el m undo necesita macroeconomistas con estas dos perspectivas. Pero, pienso que la dis­ ciplina a vanzaría más serena y productivamente si J os mac roeconomistas siempre mantuviéra mos en mente que la profesión tiene esta doble fwKión.

LA  REVOLUCIÓN   KEYNESIANA

La pa labra "macroeconomía" apareció inicialmen­ te en la literatura académica en la década de 1940. Los temas de la macroeconomía -inflación, desem­ pleo, crecimiento económico, el ciclo económico, y las políticas monetarias y fiscal- han interesado a los economistas desde hace mucho tiempo. En el siglo XVIIJ, por ejemplo, David Hume (1752) escri­ bió sobre los efectos de corto y de largo plazo de las inyecciones monetarias; en muchos aspectos, su análisis pa rece notablemente simil ar a lo que uno podría esperar que un economista moneta rio mo-

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