El oráculo de Delfos fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo
Enviado por marithap • 8 de Septiembre de 2013 • 344 Palabras (2 Páginas) • 430 Visitas
El oráculo de Delfos fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes.
Los que consultaban a la Pitonisa eran todo tipo de personas, desde grandes reyes hasta gente pobre. En primer lugar se ofrecía un sacrificio en el altar que había delante del templo. A continuación se pagaban las tasas correspondientes y por último el consultante se presentaba ante la Pitia y hacia sus consultas oralmente, según se cree.Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. Uno de los enigmas con el que se enfrentan los estudiosos del tema es el gran número de aciertos que tuvo el oráculo de Delfos. La fe en él era total, incluso si se equivocaba porque en ese caso se decía que el fallo era la interpretación de lo dicho y no el oráculo en sí. Los Juegos Píticos tenían lugar al principio cada 8 años. Después lo acortaron a 4 y se alternaban con los Juegos Olímpicos. Consistía en pruebas atléticas, hípicas y concursos líricos. En Delfos se construyó en esta época un teatro y un hipódromo para la celebración de estos juegos que se consideraban muy importantes.
Creso (560-546 a. C.) envió una consulta al oráculo pues se estaba preparando para invadir el territorio persa y quería saber si el momento era propicio. Ante una consulta del mismo rey se le respondió la famosa frase: "Si eres humano, procura pensar en cosas humanas". Esta máxima se basa en la idea que para conseguir la felicidad y la autoestima hay que conocer los propios límites y aceptarlos. Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él. Se le consultaban cuestiones trascendentales, como el éxito de las misiones colonizadoras o el resultado de una guerra, aunque también admitía asuntos triviales.
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