LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL A LO LARGO DEL TIEMPO, DESDE LA ÓPTICA DEL PRODUCTOR BANANERO.
Enviado por alyson.salazar • 11 de Enero de 2022 • Ensayo • 4.474 Palabras (18 Páginas) • 119 Visitas
[pic 1]Elaborado por:
Esthefanía Ochoa Rojas.
Alyson Salazar Ortiz.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL A LO LARGO DEL TIEMPO, DESDE LA ÓPTICA DEL PRODUCTOR BANANERO.
A lo largo del tiempo, la sociedad ha experimentado una serie de procesos que sensibilizan la presencia de problemáticas en el contexto empresarial, implicando constantes inconsistencias en el comportamiento organizacional y avivando la incertidumbre respecto a la imagen corporativa. Es así que autores como García & Madero (2016), mencionan que la idea de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), tiene su origen desde la época de la revolución industrial, donde las prácticas derivadas del capitalismo se pretendía generar beneficios para garantizar el bienestar social del trabajador y de los agentes externos, clientes, proveedores, entre otros.
Así mismo, Bazán et al. (2018), señalan que la conceptualización de la RSE posee una extensa historia a través de los años, infiriendo que los investigadores no han logrado estandarizar una noción sobre este término que adapte de manera consensada todos los paradigmas que abarca. Mientras tanto, las concepciones sobre la RSE concentran cinco dimensiones: social, económica, ambiental, stakeholders o grupos de interés y voluntariedad (Madueño et al., 2015; García & Madero, 2016).
Por otra parte, Milian (2015), sostiene que la Responsabilidad Social empresarial es un concepto naciente en Estados Unidos en las décadas de 1950-1960, el cual tuvo un auge considerable a mitad de los años 1990 como consecuencia de la globalización. Afirma además, que estos hechos se han ido adaptando a las nuevas corrientes de la gestión empresarial, añadiendo elementos como la sostenibilidad y la tecnología en el marco de lo socialmente responsable.
Igualmente, se aclara que muchos autores poseen su interpretación sobre la RSE, no obstante, varios elementos están presentes en la dialéctica que engloba la definición de este término. Así, se determina que la responsabilidad social empresarial implica la obligatoriedad de las organizaciones a efectuar sus actividades bajo un marco conductual de respeto que abogue por la legalidad, transparencia, ética y medio ambiente.
Puntualmente, Molero (2016), señala que la RSE debe apreciarse como el desarrollo de una nueva visión empresarial, adaptable a otras necesidades y expectativas diversas en razón de los clientes externos e internos, necesitando además de un equilibrio entre todos los agentes involucrados en el rendimiento organizacional para mantener la cohesión socialmente responsable. En contraparte, Playán et al. (2017), establece que la RSE no es un concepto estático, sino que varía y se adapta al contexto y desarrollo social; comprendiendo este término como el requerimiento para aquellas organizaciones que pretenden edificar una ventaja competitiva bajo un enfoque sustentable, generando altas expectativas para sus grupos de interés.
Otra definición por parte de Benvenuto et al. (2015), explica que la RSE promueve políticas en torno a la conservación del medio ambiente bajo un comportamiento socialmente responsable hacia los diversos grupos y agentes inmersos en la organización. Aclarando además, que posee un enfoque voluntario, es decir, cada empresa deberá adaptar este término según convenga y de acuerdo al contexto en el cual se encuentra operando.
Asimismo, Pérez et al. (2016), afirman que la RSE implica el compromiso constante de contribuir con el desarrollo de una economía sostenible, que propicie el entorno para mejorar la calidad de vida de los elementos que rodean a las empresas, obteniendo así beneficiarios directos e indirectos que se nutren de las bondades de lo socialmente responsable. Además, establecen que la RSE no pretende que los colaboradores de una compañía actúen bajo la ética y la moral, sino que sea la propia organización la que dinamice este valor y lo complemente a través de su filosofía corporativa.
Complementario a ello, Dacasa (2017), señala que las concepciones de la RSE tienden a mencionar la ética como un valor clave para la consecución de políticas de este ámbito, sin embargo, estos elementos no se podrían considerar iguales sino se los debe tomar en cuenta como atributos complementarios, ya que la ética empresarial orienta a las personas a identificar motivaciones que promuevan una mejor conducta, mientras que la RSE es la forma de organizar todos estos elementos e integrarlos hacia la consecución de objetivos y metas.
Como bien se ha mencionado, la evolución y las características de la RSE impulsan a un concepto que varía y se adapta a las tonalidades de cada época, añadiendo cada vez nuevas características que anteceden a mejores prácticas organizacionales, beneficiando cada vez a más personas e incentivando cambios que impacten de manera positiva en la productividad y el rendimiento administrativo, y formando parte de una gestión empresarial que abogue por la inclusión económica y socialmente responsable.
En síntesis, Madueño et al. (2015), señalan que la visión sobre la RSE se ha erigido como un elemento clave hacia el incremento de la productividad, adoptando estrategias que funcionan como medida de desarrollo hacia las ventajas competitivas, funcionando a su vez como agentes de diferenciación comercial y potenciando gradualmente no solo a grandes empresas sino a pymes, quienes ponen en práctica este tipo de acciones para beneficio colectivo a nivel estructural.
Que es la producción bananera convencional y orgánica
En el marco local, resulta importante conocer la perspectiva de los sectores frente a la Responsabilidad Social Empresarial, para el presente caso, se analizará el sector bananero para establecer desde su óptica la integración de la RSE y su complementariedad con el entorno.
En primera instancia, se menciona que existen dos vertientes para la producción bananera, la agricultura tradicional y la orgánica; autores como Therond et al. (2017), mencionan que la producción convencional es la que emplea insumos y recursos químicos para el desarrollo a corto plazo del producto, no obstante, esto perjudica la salud tanto del consumidor como del trabajador, además de afectar la fertilidad de los suelos alterando sus condiciones físicas y químicas, disminuye la calidad del agua y se evidencia la pérdida de microorganismos que son fundamentales para el crecimiento natural de las plantas.
Por otra parte, Lori et al. (2017), sostiene que la agricultura orgánica tiene como fin la sensibilización de la producción, disminuyendo el uso de fertilizantes con agentes químicos que perjudiquen la calidad del producto al cosecharse; esto evita que se pierdan los nutrientes necesarios que las plantas necesitan para absolver y prologan su estado a largo plazo para el consumo, salvaguardando la integridad del trabajador y del consumidor.
Igualmente, para Jiménez & Vargas (2016), la producción orgánica está basada en cumplir con los lineamientos de instituciones como la Agencia de regulación fito y zoosanitario o Agrocalidad, ya que ahí se detallan los insumos necesarios para el desarrollo de las plantas de manera sostenible, dentro de un marco que sostenga la salud y el bienestar.
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